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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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Ficha de Personaje Alias: Deveron el Sangromante Nombre real: Aureole Beauregard Charmian Deveron Universo: DC Universe
Tema: La ventana del sexto piso (Elysia, Aureole) 3rd Junio 2015, 17:53
14 de Abril de 2018
-Ah, siempre que observo desde una ventana cualquiera de las ciudades que nos rodean, no puedo dejar de maravillarme. Es increíble, y mágico, a su rara manera. Incluso habiendo vivido todos esos cambios, si uno vuelve la vista atrás es imposible no sorprenderse de lo lejos que es capaz de llegar la gente, a veces incluso sin proponérselo. ¿No opinas así, viejo amigo?
El gólem asintió. Realmente no estaba de acuerdo, ni en desacuerdo. No tenía opinión, igual que no tenía voluntad. Sólo veía y oía aquello relacionado con sus obligaciones. Aquel simple gesto de asentimiento no era más que una respuesta que, en algún momento, había sido añadida a su repertorio de actitudes y comportamientos. Mientras seguía observando la ciudad de Gotham desde la ventana de la suite 609 del hotel Braton, Aureole se preguntaba cuándo había implantado ese tipo de lenguaje corporal en su creación. Nunca, que él recordara. Pero la magia es algo tan o más extraño y maravilloso que la evolución de una ciudad o de la arquitectura. Quién decía que no lo había hecho de manera inconsciente. Tanto viajar solo había podido inducir en él esa necesidad de una respuesta, de cuando en cuando, por parte del único compañero que solía permitirse.
El mago se giró, posando la copa de licor que había estado degustando. Atrás quedaban sus días de borrachera, junto con su adolescencia, tan lejana ya. Aureole posó la mirada en Stanley, siempre de pie, siempre ahí como una estatua guardiana. Una gárgola, tal vez, protegiendo un bastión unipersonal. Iba con su traje de siempre, hecho a medida para un cuerpo tan enorme como aquel. Las gafas de sol, que no se quitaba nunca, descansaban sobre una nariz que muchos habían intentado romper a puñetazos, con la única consecuencia de romperse el puño. Aureole se acercó y las levantó ligeramente, dejando al descubierto dos oquedades oscuras en cuyo fondo brillaba un punto luminoso. Con una mueca, las dejó caer de nuevo y se apartó dándole unos golpecitos en el pecho.
-Stanley, Stanley... Cualquiera de estos días me sorprenderás con una sonrisa. O tal vez con una lágrima... No, prefiero la sonrisa. Seguro que es tan radiante como inquietante.
Igual de radiante o inquietante que el poder latente de cierta nueva hechicera que había conocido anteriormente, en un museo. Aureole se preguntaba qué decidiría. Se lo había estado preguntando desde su precipitada salida del mencionado museo. Ahora, en la comodidad de su habitación reservada, tenía tiempo para darle vueltas, pero realmente ¿qué sabía de la joven? Nada. Y en base a nada, era poco probable hacer apuestas sobre su elección. Y a él se le presentaba otra: ¿de qué manera podía presentarse? Ella conocía su yo de veintitantos, no su actual aspecto de maduro aficionado a la buena mesa. Claro, podría seguir aparentando juventud, pero ¿hasta qué punto era eso buena idea? Ojalá la magia tuviera ese tipo de respuestas. Pero no, sólo da medios y la solución a los enigmas más oscuros. Decidir qué hacer con ellos, el verdadero reto, era algo que nunca podía o quería responder.
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Tema: Re: La ventana del sexto piso (Elysia, Aureole) 8th Junio 2015, 14:11
Al final, había conseguido tomar una decisión.
La colisión de los mundo había cambiado mi vida por completo. Ya me pasaban cosas raras al principio, cuando fui consciente de mis poderes, pero desde que Lissa formaba parte de mi vida se habían multiplicado por dos. En su día, tuve la oportunidad de dejarlo todo. De cambiarme de profesión, enterar el lápiz y el papel en un profundo cajón y huir de todo lo que me hacía desgraciada. Pero me doy cuenta de lo que soy ahora y ya no quiero una vida monótona y tranquila, el universo ya me ha dejado bastante claro que no sirvo para ser alguien “normal”. He nacido con un don y ya no quiero que se desvanezca, quiero usarlo para hacer algo mejor. Y el destino había puesto a Brad Cunningham delante de mis narices que me diera cuenta de lo que realmente quiero hacer con mi vida.
Saqué la tarjeta del bolsillo y repasé dos veces la información que había escrita. Las letras coincidían con la puerta que tenía delante de mí. Habitación 609 del hotel Braton, Gotham city. Piqué a la puerta con dos golpes claros, y esperé a que alguien la abriera. Me sentía nerviosa e inquieta, así que sujeté la tarjeta con fuerza para descargar mi tensión.
¿Estaría Brad esperándome en aquella habitación?
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Aureole Deveron DC Universe
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Tema: Re: La ventana del sexto piso (Elysia, Aureole) 25th Junio 2015, 10:56
Alguien llamó a la puerta. El hechicero se giró hacia ella. Conociendo como conocía los horarios de la limpieza y que no había pedido nada al servicio de habitaciones, podía estar seguro de que la llamada no procedía del personal del hotel. Una visita. Aureole se alisó un poco la ropa, algo arrugada de haber estado revisando un texto en sánscrito sin haberse movido del sillón durante demasiado tiempo, y se dirigió hacia la puerta. No había mirilla, de modo que no la vio hasta que giró el pomo y abrió.
Era precisamente ella. Si bien antes había tenido problemas intentando decidir cómo había de presentarse, ahora ya carecía de importancia. Se le pasó tarde por la cabeza que podía haber preguntado sin abrir, dando cualquier excusa como que tenía que adecentarse o recoger algo el lugar mientras el cambio se producía. Pero hete aquí que el sonido de los nudillos en la puerta le habían dejado la mente en blanco. De haber sido capaz y de entender la situación, tal vez Stanley sí que habría reído ante el desliz de su maestro. Con su habitual flema, Aureole posó la mirada en la muchacha y esbozó una sonrisa tranquila.
-Buenas tardes, señorita. ¿Puedo ayudarla en algo? - preguntó como haría un perfecto desconocido.
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Tema: Re: La ventana del sexto piso (Elysia, Aureole) 10th Julio 2015, 12:43
Los nervios me comían por dentro cuando el pomo se giró lentamente. Sentí mi corazón palpitar muy rápidamente, esperando ver tras la puerta una cara conocida, pero me quedé en blanco tras observar que me había abierto un hombre elegante de mediana edad.
-Disculpe, creo...creo que me he equivocado... - dije nerviosa mientras mis ojos volvían a revisar la información de la tarjeta. No podía ser, juraría que era aquel hotel, aquel piso y aquella puerta. Quizás la información de la tarjeta no fuera la indicada, o quizás...
- Perdone, pero...¿por casualidad no conocerá al señor Brad Cunningham? - pregunté no muy decidida mientras me mordía con inseguridad el labio inferior de la boca.
Estaba tan nerviosa que temía hacer el ridículo en cualquier momento.
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Tema: Re: La ventana del sexto piso (Elysia, Aureole) 27th Agosto 2015, 19:47
FDI: perdón pero el retraso supremo. Muchas cosas, ya sabes.
Finalmente lo hizo. Había abierto tal cual estaba. Elysia estaba obviamente confundida, claro. Era de esperar, cuando pensaba encontrarse con un joven y era un hombre de edad avanzada quien abría la puerta. Aureole mantuvo la calma, como siempre, pero no abrió la boca durante un instante, quizá más largo de lo que deseaba.
-Ah, es usted. Pase, por favor - dijo invitándola a entrar.
Más allá de la puerta, la muchacha no tendría problema en reconocer a Stanley, de pie con su traje a medida y sus gafas oscuras, que no se quitaba ni bajo techo. La habitación era espaciosa y un tanto anodina, como correspondía a la típica habitación de hotel. Pero tenía una particularidad que no tardaría en revelarse. Aureole aguardó a que entrara y cerró la puerta casi de inmediato pero sin brusquedad. Era obvio que estaba nerviosa y no era algo que deseara.
-Ante todo debo disculparme por el desorden - empezó el hechicero, aunque lo más fuera de lugar que uno podía encontrar era el libro que había estado leyendo, abierto en la mesa junto a la copa a medias -. Claro que no es lo único, pero creo que será mejor que vayamos por partes. Efectivamente, conozco al señor Cunningham. Podríamos hasta decir que lo conozco a la perfección. ¿Quiere tomar algo? Hay refrescos y bebidas de sobra en el mueble-bar. Un detalle del dueño.
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Tema: Re: La ventana del sexto piso (Elysia, Aureole) 14th Septiembre 2015, 18:20
FDI: No, no te perdono el retraso D: (?) xDDDD
El hombre entrado en canas me dejó pasar con mucha caballerosidad. Al parecer me estaba esperando, así que sí. No me había equivocado cuando le piqué a la puerta del hotel.
- Gracias- dije avanzando dos pasos al frente.
La habitación en la que se hospedaba era de un lujo exquisito, se notaba que era una suite del hotel. Las alfombras del suelo tenían unas grabados rojos preciosos, y distinguí una copa de vino tinto en la mesa, ya medio vacía, junto a un libro abierto. De pie no muy lejos se encontraba el hombre que ayudó a Brad con lo del museo, lo reconocí al instante así que pude sentirme más segura al ver que esta situación me era algo más familiar. ¿Pero porqué llevaría gafas de sol en el interior de una habitación? ¿Sería algún tipo de guardaespaldas?, era un hombre corpulento y muy callado...
- No, gracias. Estoy bien - rechacé educadamente su oferta de bebida. Estaba ya bastante nerviosa, y se me notaría más aún si bebía algo.
- Imagino entonces que sabrá porqué estoy aquí...
No supe muy bien como abordar el tema, así que esperaba que el señor Cunningham le hubiera explicado todo lo ocurrido en el museo de Gotham.
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Tema: Re: La ventana del sexto piso (Elysia, Aureole) 19th Junio 2016, 12:54
El hechicero asintió e invitó a la joven a tomar asiento frente al lugar donde él había estado hasta hacía unos instantes. Una vez ella se sentó, él hizo lo propio en su sitio con cierta parsimonia. Stanley no se movió en ningún momento, limitándose a mirar con aire ausente a la recién llegada. Lo cierto es que tras los cristales oscuros, tanto podía seguir observándola como simplemente estar mirando al vacío en espera de alguna orden.
-Así es. Ah, bien... La primera vez siempre es complicado, ¿verdad? No sólo en el sentido de descubrir los poderes de uno por primera vez, sino también en mi caso. Puede decirse que nunca antes he ejercido como tutor en el arte. Lo más parecido era comentar con algunos colegas tal o cual aspecto de un hechizo, lo que casi puede ser considerado enseñar hasta cierto punto. Sin embargo, esto es diferente. Es un comienzo de cero, creo - empezó Aureole. Era bien cierto que se diferenciaba mucho de lo habitual. No era lo mismo compartir un detalle sobre conjuros con alguien que tiene una base (y posiblemente unos cuantos años de práctica) que intentar aleccionar a un recién iniciado. Eso, si ella lo era, cosa que desconocía. Ese parecía un buen comienzo.
-Bien, jovencita. Espero que no esté muy nerviosa; esta situación, con un desconocido y a punto de hablar de un tema enrevesado y controvertido, siempre puede dar cierto respeto. Antes de nada... Ah, me disculpo, no sé dónde tengo la cabeza hoy. Acaso en el mismo rincón ignoto que mis modales. Me presentaré: mi nombre es Aureole Deveron; empresario, viajero, coleccionista de antigüedades... Al menos de cara a la galería, naturalmente. Mi empresa, por referirnos a ello de alguna manera, no es otra que la magia, y eso es también por lo que viajo y lo que colecciono - dijo con una leve inclinación de cabeza. Luego agitó la mano en su dirección, indicando que era el turno de la muchacha para presentarse y, si quería, decir algo sobre ella.
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Tema: Re: La ventana del sexto piso (Elysia, Aureole) 21st Junio 2016, 13:54
Con mucha educación, el hombre me señaló el asiento con la palma abierta y rápidamente asentí a su indicación. En cuanto tomé asiento, él también hizo lo propio pero con más calma. Mientras esperaba una respuesta, mis ojos se volvieron a desviar en dirección a los ventanales, que mostraban una bella panorámica de la ciudad de Gotham. El guardaespaldas seguía ahí de pie, y me ponía algo nerviosa no saber a qué o a quién estaba mirando. Sus cristales opacos le oscurecían los ojos, y sentí un pequeño escalofrío, como si sus ojos me atravesaran como cuchillos. La voz del hombre me devolvió a la conversación.
Su voz era calmada pero segura, sus palabras tenían un fundamento, así que sabía de lo que hablaba. Su mirada reflejaba sabiduría, y teniendo en cuenta su edad, tenía que ser un hombre de grandes conocimientos, un genio del mundo mágico o algo parecido. Tenía la sensación de estar delante de alguien importante, y no sabía cómo actuar. Tenía miedo de disgustarle, de ser juzgada bajo sus expertos ojos. Creía estar preparada para dar el paso, pero seguía teniendo ganas de salir corriendo.
-Bien, jovencita. Espero que no esté muy nerviosa; esta situación, con un desconocido y a punto de hablar de un tema enrevesado y controvertido, siempre puede dar cierto respeto. Antes de nada... Ah, me disculpo, no sé dónde tengo la cabeza hoy. Acaso en el mismo rincón ignoto que mis modales. Me presentaré: mi nombre es Aureole Deveron; empresario, viajero, coleccionista de antigüedades... Al menos de cara a la galería, naturalmente. Mi empresa, por referirnos a ello de alguna manera, no es otra que la magia, y eso es también por lo que viajo y lo que colecciono.
Tenía razón en una cosa, y es que me hubiera sentido algo más segura si hubiera encontrado a Brad en aquella habitación. Al menos podía haber contado con su apoyo, y me sentiría más abierta a la hora de hablar con su maestro. Pero no pudo ser, así que tuve que hacer un esfuerzo extra. Odiaba hablar de mi misma, pero si él no me escuchaba nadie más lo haría.
- Yo soy Elysia Stavridis y nací en la ciudad de Atenas, pero llevo la mayor parte de mi vida viviendo en los Estados Unidos. Hice la carrera de Bellas Artes en la universidad de Artes Visuales de Nueva York… y después encontré trabajo en una editorial de cómic americano. Llevo dibujando casi toda mi vida y… bueno… al principio pensé que eran paranoias mías, y es que dibujaba muchas cosas a todas horas, pero llegó un punto en el que me planteé que no podía ser casualidad.- Bueno, aquí empieza la parte interesante.- A veces dibujaba a gente sacada de mi imaginación, y después la veía paseando por la calle. O dibuja a personas que conocía y de repente esas escenas sucedían, de igual manera o diferente a mis dibujos, pero sucedían… - recordé el amargo momento de Alec besando a la persona que más había odiado del mundo, y mi voz flaqueó durante un instante. Ya había superado aquello, pero seguía doliéndome el hecho de haber perdido a mi mejor amigo para siempre.
- Y mucho después, me di cuenta de que podía hacer esto…
Mis manos buscaron el bolso y saqué de su interior una tiza de color blanco que siempre llevaba en el estuche. Era el ejemplo de siempre, pero era lo que mejor se me daba hacer y lo había practicado muchas veces. Era un tipo de magia que sabía que no me iba a fallar en aquel momento.
Deslicé la riza sobre la mesa dónde Aureole tenía su vino y su libro abierto, y dibujé una mariposa de alas grandes. Cuando terminé de dibujarla, la superficie manchada empezó a brillar, y las blanquecinas alas del insecto abandonaron la mesa, volando grácilmente por la habitación. La mariposa volvió a nosotros hasta terminar posándose en el hombro de Aureole.
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Tema: Re: La ventana del sexto piso (Elysia, Aureole) 20th Julio 2016, 13:20
Aureole escuchó con atención. Conocía parte de la información de su encuentro previo (un encuentro del que ella no era conocedora aún), pero cuantos más datos y referencias tuviera sobre la joven, su poder y el origen del mismo, tanto mejor. No lo había valorado antes, interesado como siempre estaba en la magia, pero bien podía ser una habilidad que no tuviese exactamente un origen arcano. El hechicero conocía la existencia de personas con poderes derivados de lo que se denominaba ADN, u obtenidos por medios aún más fortuitos, como accidentes de laboratorio y similar. Ahora que lo veía de nuevo, quería comprobar que lo que tenía ante sí no era una de esas opciones. De ser así, no podría hacer realmente nada por ayudarla ni adiestrar en algo que desconocía.
Había visto el poder de Elysia con anterioridad, pero no dejaba de sorprenderle. A todo esto, Stanley permanecía impasible, hasta cuando la mariposa revoloteó ante sus gafas oscuras.
-Asombroso. Fascinante, sin duda. Asumo que se dio cuenta de esto durante la adolescencia, señorita Stavridis... ¿o por el contrario ya manifestaba esta habilidad de niña? En cualquier caso, debemos asegurarnos de que lo que tenemos ante nosotros es exactamente lo que parece. ¿Me permite? - dijo, extendiendo una mano enguantada hacia la tiza que sostenía la muchacha.
No hacía falta ver la tiza desde muy cerca para analizarla mágicamente, pero a él le ayudaba. Se apreciaban mejor los detalles y facilitaba la concentración. De hecho, ya había comenzado a estudiarla con sus sentidos arcanos desde antes de que ella completase el dibujo. Era llamativo lo que se percibía cuando uno tenía cierto grado de sensibilidad mágica. La tiza no era sobrenatural en modo alguno, ni lo había sido durante el proceso. Sin embargo, a pesar de su normalidad, sí que había circulado algo a través de ella. Una cierta energía. Quedaba por dilucidar si era energía mágica o de otro tipo. No sería necesario complicarse mucho para ello. Un simple hechizo menor bastaría para aclararlo. Quizá incluso revelase algo más.
-Bien, podemos concluir que el poder no reside en el objeto con el que dibuja, ni es transferido a dicho artículo. Es pues algo propio, y la tiza, en este caso, actúa como un conductor, como un canal. ¿Puede manipular aquello que dibuja a voluntad, en todo momento? En tal caso, por favor, sitúela sobre la mesa y que no se mueva. Procederé a examinarla en detalle.
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Tema: Re: La ventana del sexto piso (Elysia, Aureole) 2nd Septiembre 2016, 13:23
La palabra fascinante no estaba en mi diccionario. De hecho, ninguna palabra que fuera halagadora lo estaba.
Cuando trabajaba para la editorial, lo único que escuchaba eran las reprimendas de mis jefes. Me pasaba la vida exigiéndome a mi misma un nivel de dibujo que era incapaz de alcanzar. Pero eso no ocurría tan solo en el tema laboral, no. Mi adolescencia había sido la que había marcado mi carácter solitario y mi poca autoestima. Durante diez años, los críos de mi colegio sólo me habían dedicado insultos por tan solo tener un cuerpo diferente al suyo. Y cuando ya tuve suficiente, la violencia fue mi única salida a aquella vida amarga. Incluso hoy en día, las palabras amables me parecen extrañas y sin sentido. Es como si los halagos existieran para otras personas, pero no pudieran aplicarse a mí. Como si no los mereciera.
Me sentí incómoda por su asombro, pero no reaccioné con violencia. Más bien sentí como el rubor de mis mejillas se iba acentuando.
- No lo se… pero fui consciente de ello durante la adolescencia… y luego en la universidad… - seguía con aquella sensación extraña. Me costaba hablar de mi misma, no era algo habitual en mí.- Estaba dibujando un perro en una libreta y… siempre había querido tener un perro, ¿sabe?. Cuando dejé el dibujo un segundo y me fui a comer, escuché unos ladridos en el piso de arriba y luego me di cuenta de que el dibujo había desaparecido. Desde entonces tengo un Malamute de Alaska como mascota… y está hecho de papel, pero se parece a uno de verdad. Intenté lavarlo una vez, pero empezó a encoger… así que no volví a hacerlo nunca más.
Nunca le había contado a nadie antes la historia de Lycos, ni siquiera a mi madre. La señora Stavridis seguía creyendo a día de hoy que había metido un perro gigante en casa sin su permiso. ¿Cómo le iba a decir que había salido de un dibujo? Me hubiera llevado de vuelta al psicólogo.
- ¿La tiza? Sí, claro… -se la dejé en la mesa para que la viera mejor.- Cuando pasó lo de mi perro… creí que el lápiz era mágico. Así que seguí usando el mismo en contadas ocasiones… pero después vi que podía hacer más cosas sin importar el utensilio que usara… Es extraño ¿Verdad? No controlo bien lo que sucede una vez termino el dibujo… y es por eso que no suelo hacer esto muchas veces. Un día dibujé un duende en un bosque y al rato apareció el Duende Verde atacando Central Park….
Me sentía muy culpable y avergonzada. Inconsciente o no, aquel día había puesto vidas inocentes en peligro por culpa de un simple dibujo. ¿Qué pasaría si aquello volvía a ocurrir y ésta vez el peligro era real?
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Tema: Re: La ventana del sexto piso (Elysia, Aureole) 29th Septiembre 2016, 17:43
Ajeno a la turbación de Elysia, Aureole se puso serio y no despegó los ojos de la mariposa conforme ésta aleteaba hasta quedar posada sobre la mesa. No dejó tampoco de escuchar a la muchacha, asintiendo durante alguna de sus pausas con un gesto o murmullo. Una vez concentrado, sus ojos se llenaron de una luz pálida. Ante su visión arcana, la mariposa destacaba. Las alas emitían una luminiscencia muy tenue, pero el cuerpo del pequeño insecto de papel brillaba con un punto claro, contrastando con la oscuridad de la mesa. Era un brillo por sí mismo, pero que al mismo tiempo tenía vetas de diferentes tonos, como las nervaduras de la madera o las hojas de árbol. Y esas vetas se alejaban del centro de la mariposa, perdiendo intensidad al alejarse. Un claro signo de su vínculo con la realidad y la posibilidad, algo que no habría tenido un fenómeno de naturaleza mutante o cósmica. Era inequívocamente mágica.
-Sé que me estoy repitiendo... pero sigue resultando fascinante - susurró.
Sin deshacer su concentración, Aureole fijó sus ojos en Elysia. Ella no tenía ninguna luz en aquel momento. El hechicero cerró finalmente los ojos y suspiró. Cuando los abrió tenía otra vez aquella expresión cortés y afable.
-Bien, queda confirmado, señorita Stavridis. Su poder es de índole mágica. Nada de mutaciones, nada de radiación, ni ninguna otra cosa más rara que la magia. Lo que no deja de ser raro, podría decirse - comentó con una sonrisa -. Es una buena noticia, pues en caso contrario no creo que hubiese podido hacer nada por usted. Dice que no controla bien lo que hace su obra una vez terminada, pero ahora mismo acaba de obedecer sus deseos. Y su perro, corríjame si me equivoco, sigue comportándose como tal ahora, a pesar de haber sido... creado, hace años. ¿A qué puede ser debido?
La pregunta parecía dirigida a Elysia, pero también era una pregunta para sí mismo. En situaciones como la presente, Aureole tendía a hablar consigo mismo de aquella forma que hacía ver a ciertas personas como algo perjudicadas, preguntando y respondiendo a la vez mientras las conjeturas iban cayendo víctimas de las evidencias o, al revés, las evidencias despejaban el camino hacia una conclusión. Generalmente lo ideal era lo segundo, pero en casos de poca información terminaba dándose más el primero. Aureole se puso de pie, frotando su mentón con la mano enguantada. Empezó entonces a caminar en torno a la mesa. Su mirada estaba sobre la mariposa, pero no era como si la estuviera viendo. Ni a ella ni posiblemente a la mesa o al resto de la habitación.
-¿Puede ser por el tamaño? ¿Influye el grado de detalle en el control? La mariposa carecía de ello y ha podido ser controlada. ¿O tal vez es debido a que un duende tiene mente propia, a diferencia de un animal? Pero eso no habría dado lugar más que a uno como el dibujado, no tendría por qué haber aparecido como un criminal conocido... a no ser que fueran hechos independientes, o que la creación pueda ser modificada de algún modo una vez "nacida"...
El hechicero se sentó, aún dándole vueltas, y llevó la mano hasta la copa. Bebió un sorbo de vino con el gesto más automático que Elysia le hubiera visto hacer desde que llegara. Desde luego, no cuadraba con el resto de sus ademanes, más calculados, más ensayada y perfectamente serenos. Más o menos entonces fue cuando Aureole se dio cuenta de que estaba pensando demasiado en voz alta delante de su huésped. Recuperó la cordialidad previa, dejando que sustituyera a la seriedad curiosa de los "quizás" y se acomodó mejor en el sillón un poco azorado.
-Oh, le ruego me disculpe. Pierdo la cabeza con estos enigmas, como puede ver. Pero eso deja patente que hay mucho por comprobar, mucho por experimentar y a buen seguro un camino sumamente interesante antes de alcanzar la verdadera naturaleza de sus poderes... Pero basta de mis impresiones, que a fin de cuentas no son tan importantes. ¿Cuál es su opinión al respecto, señorita Stavridis?
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Tema: Re: La ventana del sexto piso (Elysia, Aureole) 26th Octubre 2016, 20:12
El señor Aureole fue muy educado conmigo. Asintió varias veces mientras le contaba la historia, y respetó mis silencios incómodos. Realmente parecía muy interesado en lo que le estaba explicando y eso me resultaba inesperado. Nunca nadie se había interesado por mí antes, en ningún tipo de faceta de mi vida, así que me sentía muy rara. Siempre me había costado hacer amigos y conocer a las personas, así que las únicas personas en las que podía confiar eran mi madre Chloe (cuando no está ocupada con algún novio nuevo), y mi amiga Genny. Lo malo es que ambas vivían en Los Ángeles, y las veía muy poco. Aquí, en Nueva York, no tenía a nadie con quien hablar, pero de pronto apareció mi inesperada nueva inquilina, Elissa Stavridis, que era un calco mío de otro universo. Me había sentido muy sola hasta entonces, pero gracias a ella me encontraba mucho mejor. Era muy aburrida la vida en Nueva York, sobretodo si te pasabas todo el día hablándole a un perro de papel.
Pero nunca había hablado con nadie antes de mis poderes, de lo que era capaz de hacer. La única persona que conocía mi secreto a parte de Lissa era Sloan Jenkins, agente de Shield. Era un hombre muy raro, casi patológico, y sólo le conocí durante tres días, después no volví a saber nada más de él hasta que Gotham fue atacado por varios monstruos. Y Brad… bueno, él era diferente. Me trató con una gentileza que no había visto nunca en un hombre, y fue muy comprensivo cuando mis poderes se descontrolaron en el museo. Él me abrió los ojos, y me ayudó a encontrar el camino por el que seguir adelante. Y ahora estaba frente a su maestro Aureole, que extrañamente me recordaba a su aprendiz y hacía que me sintiera más segura, protegida por su impoluta presencia.
El hombre estaba muy concentrado mirando a la mariposa, y yo le observé sin interrumpir. Sus ojos parecieron brillar mientras analizaba la situación. Debía de ser un mago muy poderoso teniendo en cuenta la edad que aparentaba… ¿cuántos años llevaría en el mundo de la magia? De pronto sus ojos castaños me miraron de arriba a bajo y automáticamente mi cuerpo se tensó. ¿Tendría visión de Rayos-X o algo?
-Soy maga… - dije pensativa, después de todo Charles Xavier ya me dijo para mi desgracia que no tenía el Gen X. Lástima, siempre había querido ir a la Escuela de Jóvenes Talentos. Pero ahora era algo mucho mejor- ¡Soy maga! – Estaba tan emocionada que pensé que me saldría el corazón del pecho – Pues… lo de las mariposas es un truco que he practicado muchas veces, creo que por eso lo puedo controlar más… y lo de Lycos creo que fue un golpe de suerte. ¿Sabes? Como cuando ganas la primera partida de algo que nunca has jugado antes. No lo sé, a veces puedo controlar algunas cosas que dibujo. Los objetos inanimados son más fáciles de hacer, pero cuando dibujo algo que supuestamente debería estar vivo la cosa cambia y se vuelve impredecible…
Entonces el hombre se levantó y empezó a caminar alrededor de la mesa con aire pensativo. Empezó a preguntarme más cosas, o más bien a sacar sus propias conclusiones mientras iba lanzando las preguntas al aire. Pensé que debía contestarle, pero iba tan rápido y enlazaba con soltura una pregunta tras otra, que pensé que lo mejor era seguir callada escuchándole. Él era el maestro aquí, ¿no? se suponía que sabía de estas cosas. Yo no tenía ni idea de lo que me estaba diciendo, así que me sentí muy inútil en ese aspecto. Después de dar la vuelta al rectángulo, Aureole volvió a tomar su asiento y se recostó mucha cautela. Tomó un poco de su vino tinto y tras varios momentos de ausencia volvió a centrar su mirada en mí, se disculpó, y me hizo una pregunta que no supe contestar.
- Solo se… que no se nada.- vale, menudo momento para citar a Sócrates.- Es decir, sé muy poco de cómo funcionan mis poderes… no ha sido hasta la colisión que he empezado a investigar un poco por mi cuenta. En el mundo donde yo vivía no existían los superhéroes, ni la magia, ni nada que fuese extraordinario y fuera de lo normal… solo yo. Pasé casi toda mi vida escondiéndome de los demás y evitando usar lo que para mí era una maldición. Pero estoy harta de vivir con miedo, de temer lo que soy… - de repente me acordé de las criaturas monstruosas que habían atacado Gotham no pude evitar sentirme identificada con ellas. No eran enemigas de nadie, sólo eran diferentes. Pero la humanidad siempre teme a lo desconocido, a lo que no se puede explicar. Como mis poderes.- No quiero… volver a pasar por eso… - dije tragando algo de saliva. Noté que mi cara ardía y los labios me temblaban ligeramente. Clavé los ojos en el suelo y me cogí de las manos para evitar que las emociones me desbordaran- Quiero saber qué soy, de lo que soy capaz de hacer… de controlar mis poderes para no hacer daño a nadie más. Quiero usarlos para hacer algo bueno, algo útil… - Quería sentirme útil por una vez en la vida, saber que valía para algo, que mi existencia tenía una razón de ser. ¿Porqué yo de entre todas las personas de mi mundo era la única capaz de hacer algo fuera de lo normal?
Mis cristalinos ojos dejaron de mirar al suelo y se centraron entonces en Aureole.
- ¿Puede usted ayudarme?
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Tema: Re: La ventana del sexto piso (Elysia, Aureole) 5th Noviembre 2016, 12:57
Aureole asintió comprensivo a las palabras de Elysia. Siempre costaba terminar de creerse que la magia era algo real y palpable. Los primeros impulsos iban desde la negación hasta el olvido, y la presencia reiterada del poder arcano podía llevar ambos a la paranoia y la locura. Y a veces era peor. A veces, ignorar el Don podía tener efectos devastadores en aquellos en quienes despertaba. Incluso en su caso había tenido costes, si bien todo podría haber sido diferente de no haber descubierto la puerta secreta del estudio de su padre. En tal caso, habría seguido perdiendo algo sin recibir nada a cambio. Aureole sólo interrumpió a Elysia una vez.
-No conviene ser tan raudo a la hora de negar la existencia de algo. Que antes de la situación actual, de los mundos mezclados, no tuviera conocimiento de la magia, no significa que ésta no pudiera existir. Para muchos hechiceros, el secretismo es vital. O deformación profesional, al menos - aclaró.
La muchacha terminó su reflexión. Ahora conocía el origen de su poder, y eso daba lugar a nuevos interrogantes cuya respuesta parecía haber decidido ya. Quería aprender, controlar su poder, explorarlo, tenerlo dominado para evitar daños derivados. Una elección que podía ser tanto sabia como peligrosa, tan lógica como irrazonable. Nada estaba escrito aún.
-Es posible - fue la respuesta del hechicero.
Éste se levantó de nuevo y volvió a fijarse en la mariposa sobre la mesa, que seguía moviendo las alas con suavidad, como haría una de verdad. Lo cierto es que Aureole estaba entusiasmado, aunque poco dejaba traslucir de ello, salvo por permitirse una sonrisa más amplia. No todos los días aparecía un tipo de magia que aún desconociera, listo para ser examinado en detalle con carta blanca. Tendría que empezar a tomar notas, pero por el momento se conformaría con memorizar los detalles de la reunión hasta el momento.
Aureole se dio cuenta, también, de que todo eso significaba que tendría una aprendiz.
Nunca había tenido a nadie a su cuidado, y mucho menos bajo su tutela. Eso le intranquilizó un poco. El mago estaba muy acostumbrado a ir a la suya, sin preocuparse por nada más. A viajar a países y regiones remotas de cultura medio olvidada. A meter sus narices en donde el aroma a poder arcano aflorase; a tratar con hechiceros de costumbres diferentes y, a veces, un tanto... chocantes. No podía experimentar con un poder ajeno en esas circunstancias, siempre en movimiento y mucho menos llevarse a la muchacha consigo. Del mismo modo que Elysia, el sangromante también tuvo que decidir.
Quizá sea un buen momento para... tomar unas pequeñas vacaciones. Mantenerse en torno a un lugar concreto y trabajar algo de lo que hay guardado en el laboratorio en vez husmear en viejas tiendas por las callejas de Lahore. Sí, ¿por qué no? Hay tiempo - reflexionó.
-Lo cierto es que mi experiencia con la magia innata es limitada. Todo lo que yo sé lo aprendí del estudio concienzudo, de la experimentación y de... bueno, de ciertas cosas que es mejor no mencionar fuera de su contexto. No obstante, de la misma manera que fui conociendo diversas capacidades gracias a ello, usted podrá sin ninguna duda hacer otro tanto. Siempre que no tenga inconveniente en que un viejo despistado y extravagante como yo le dé las indicaciones, naturalmente...
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Tema: Re: La ventana del sexto piso (Elysia, Aureole) 17th Noviembre 2016, 18:05
- Entonces… ¿es posible que hubiera más gente como yo en aquel mundo? – Aureole tenía razón, no lo había pensado antes, y es que tenía miedo de explicar mi secreto a los demás. Si ya me veían como un bicho raro por aquel entonces, imagínate si hubieran descubierto que podía sacar cosas de los dibujos. Era incapaz de hacer frente a los problemas, no hacía nada más que encerrarme en mi habitación y olvidarme de que existía el mundo exterior. El miedo me dominaba, pero ya no tenía quince años. Ahora me había convertido en una persona fuerte e incluso a veces temeraria. Ya no me daban miedo las personas, solo los monstruos.
- Gracias… - le dije con una mirada decidida. Estaba dispuesta a aprender y a mejorar. No quería volver a sentir esa horrible impotencia de no poder ayudar a los demás cuando tenía los medios para hacerlo. - ¡Le prometo que me esforzaré mucho! – dije apretando los puños y a acercármelos al rostro con gesto entusiasta.
- Es usted muy amable, señor Aureole. ¡Me parece una idea genial! ¿Cuándo empezamos? – dije con una sonrisa en los labios. Estaba tan animada con la idea de que Aureole fuera mi Maestro que se me olvidó por completo la timidez. Si hubiera estado Brad Cunningham en aquella sala, estoy segura de que me hubiera sentido mucho más cohibida.- Oh, y se me hace raro que me trate de usted, puede tutearme perfectamente y llamarme Elysia o Lyz si lo prefiere. Es como me llaman mis amigos.
Definitivamente, Aureole me parecía un anciano muy agradable y divertido. Estaba segura de que aprendería muchas cosas a su lado, y me hacía muchísima ilusión que se convirtiera en mi maestro. Ya tenía ganas de saber más de él y de su sobrino, y que me enseñara todos esos conceptos básicos de la magia que no se pueden aprender leyendo solo la Wikipedia.
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Tema: Re: La ventana del sexto piso (Elysia, Aureole) 2nd Diciembre 2016, 22:28
Tanto las preguntas como el entusiasmo de Elysia hicieron sonreír al viejo mago. Tenía curiosidad, lo que era bueno, y ganas de empezar, lo que también era positivo, aunque convendría refrenar un poco su excitación. Los asuntos mágicos no son cuestiones que convenga apresurar, algo que él evitaba siempre gracias a la paciencia que daba trabajar con procesos alquímicos. Una sola alteración, por mínima que fuera, del tiempo de cocción o de reposo de una poción era suficiente para echarla a perder o que los resultados no fueran óptimos.
-Bien, ya que parece... pareces, tan ansiosa por empezar, creo que podemos intentar una pequeña prueba antes de pasar a cosas más complicadas. Por desgracia no tengo los elementos necesarios aquí, pero no será problema. Basta con ir a donde están - dijo tranquilamente, dirigiéndose a la puerta del balcón.
Sólo se trataría de una pequeña prueba, en efecto, pero también quería impresionarla. Algo parecido al orgullo o a las ganas de lucirse le hizo querer dar un poco de espectáculo al asunto. O tal vez fuera que de alguna forma Aureole quería hacer ver a su primera aprendiz que la magia era mucho más maravillosa que simples garabatos en un libro, hipnotismo de feria o, por no concretar más, mariposas de papel animadas. Con el tiempo se daría cuenta, y ella misma recordaría esa pequeña muestra de su propio poder con nostalgia y puede que hasta algo de vergüenza gracias a sus nuevas capacidades. Pero siempre con el tiempo.
-Bien, querida, ¿te parece si vamos a buscar lo necesario?
La ventana del sexto piso:
Mientras terminaba de pronunciar esa frase, la mano enguantada del hechicero abrió el pomo de la ventana acristalada que daba al balcón. La noche que se veía a través de los cristales no tenía nada que ver con lo que apareció detrás. Una vez abierta completamente, saltaba mucho más a la vista: todas las demás ventanas de la habitación mostraban la típica noche de Gotham, con sus luces y sombras... pero donde debería haber un balcón bañado únicamente por la luz de las lámparas de la suite, había un camino empedrado con columnas a ambos lados que soportaban una pérgola cubierta de plantas trepadoras en flor tan larga como el mismo camino. Más allá de las columnas, un jardín lleno de plantas vibrantes recibía un sol estival mientras aves de llamativos colores revoloteaban entre las hiedras y árboles bajos. El camino no era demasiado largo, y terminaba frente a la puerta de un edificio bajo de piedra blanca, con ventanas pequeñas y una especie de cúpula.
-No te preocupes, como puedes ver, no vamos a ir muy lejos. Puedes dejar tu bolso en el sillón. Stanley, espéranos aquí. Si vienen del servicio de habitaciones, entra la cena y dales una propina - indicó al gólem. Aureole dio entonces dos pasos por el camino empedrado y se giró para aguardar a Elysia y mostrarle que no había peligro alguno.
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Tema: Re: La ventana del sexto piso (Elysia, Aureole) 20th Diciembre 2016, 13:47
Ahora mismo era un manojo de emociones que amenazaban por desbordarse. Me había sentido tan triste y dolida tras recordar algunos aspectos amargos de mi infancia, que no sabía como había conseguido cambiar tan rápidamente mi mueca por una amplia sonrisa. Por primera vez después de la colisión de los mundos, había conseguido neutralizar el miedo. Ya no escuchaba sus susurros sobre fracaso, ni sentía las piernas paralizadas, ni la presión angustiosa en mi pecho. Se había ido, quizás no por mucho tiempo, pero en aquel instante ya no tenía sentido seguir pensando en ello.
Me había dejado llevar por las palabras amables de Aureole. Empezaba a aceptar mi don y mi maldición, la responsabilidad que conlleva ser alguien como yo. Y es que el Maestro me había traído esperanza.
Cuando dijo lo de la pequeña prueba, sentí un gritito interior “Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii” lleno de emoción. Me levanté del asiento como una bala y respiré profundamente hinchando mi pecho. Tenía tantas ganas de pasar a la acción que cuando le vi acercarse a la puerta del balcón me quedé algo rallada. ¿Qué esperaba hacer saliendo al exterior? ¿Íbamos a caminar por el aire o algo así? ¿Mandaría alguna paloma mensajera? (Porqué tenía mis dudas de que Aureole supiera enviar un email).
Pero lo que tendría que haber sido una tranquila noche en Gotham se había convertido en un paseo de piedra y hiedra. Mi boca se abrió ante la fantástica sorpresa, y me tuve que obligar a cerrarla al cabo de unos minutos para no seguir pareciendo una boba. Todo lo que veían mis ojos me parecía increíble, pero era bien cierto. No era ninguna ilusión, todo lo que nos rodeaba era real. ¿Nos había teletransportado? ¿Había creado un túnel a un lugar tan lejano? Quedé tan maravillada que no me salieron las palabras, así que intenté prestar atención a la primera lección y ya haría las preguntas al final de la clase.
Pisé con cuidado la primera línea de piedras que seguía al marco de la ventana, como si se fuera a desvanecer en cualquier momento. Aureole iba delante, mirándome con una plácida sonrisa. Le seguí una vez comprobé que el suelo era firme y tras avanzar varios metros miré atrás, en dirección a la lejana ventana del sexto piso. ¿De verdad todo esto era real? Todavía no podía creérmelo. La cálida luz del sol, el cántico de las aves, el olor a rosas y a jazmín… era como si el jardín tuviera vida propia. Una brillante y cálida fantasía para mis ojos.
- ¿Dónde estamos?- dije alzando la mirada al edificio de piedra blanca.
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Tema: Re: La ventana del sexto piso (Elysia, Aureole) 8th Enero 2017, 19:13
Aureole aguardó hasta que Elysia estuvo a su altura. Como era de esperar, la muchacha estaba genuinamente sorprendida, y no era para menos. A buen seguro había visto cosas que la mayoría de la gente catalogaría como extrañas, pero había muchos tipos de extrañeza, y la magia tenía la cualidad de poder llegar siempre un poco más allá.
-Hablando en plata, es un pasillo mágico. Tengo la costumbre de viajar mucho, y no puedo estar dejando un laboratorio en cada ciudad que visito, de modo que lo dejo todo en un único lugar y luego busco formas de comunicarlo con ciertos puntos. Habitaciones de hotel, normalmente - comentó, restando importancia como si fuera un programador limitándose a subir sus cosas a internet para tenerlas accesibles desde cualquier sitio.
El hechicero siguió andando en dirección al edificio que les aguardaba. Mientras caminaban, la brisa suave de aquel jardín les llevaba el aroma de las flores que asomaban entre los arbustos o colgaban de las columnas junto al camino. En ningún momento intentó salir del camino, ni tan siquiera cuando uno de los petirrojos que cantaba sobre una fuentecilla parecía estar al alcance de su mano. El animal parecía lo bastante dócil y confiado como para intentar un acercamiento, pero Aureole continuó sin salir de las baldosas. Se mantuvo atento, no obstante, por si Elysia lo intentaba. Se resistía a contarle que todo aquello no era más que una ilusión, que el auténtico pasillo arcano era un túnel en el que decenas de luces y jirones de energía mágica retorcían el espacio girando a una velocidad que casi mareaba. Únicamente el empedrado se mantenía estable como para cruzar por el pasaje.
Lo único que no habría cambiado de disiparse el hechizo es el edificio de enfrente. Visto más de cerca, lo que aparentaba ser piedra blanca lisa mostró los contornos de varias columnas de aspecto delicado que separaban las ventanas de la construcción. Parecían más un mero adorno que una necesidad estructural. También había bajorrelieves con símbolos complicados de describir. Algunos parecían letras, pero otros podían haber sido pictogramas o simples garabatos. La puerta arqueada no tenía cristal, ni pomo. Sí había una cerradura, ubicada en su centro, pero Aureole no la utilizó. Sólo puso su mano enguantada sobre ella y, con un clic audible, la puerta giró sobre sí misma permitiéndoles pasar.
El interior era oscuro donde no alcanzaba la luz radiante del exterior. Así y todo, Elysia no perdió de vista al mago. De alguna forma, tanto el suelo que pisaban como ellos mismos seguían en la luz, mientras que lo que les rodeaba permanecía en la oscuridad. Una precaución de algún tipo, quizá. Aureole caminó en línea recta unos minutos y al cabo torció a la izquierda.
-Hemos llegado. Éste es el laboratorio.
Al atravesar un umbral invisible, la luz regresó. Se encontraron entonces en una habitación de piedra, con una mesa central que no era sino una gran losa del mismo material. Contra las paredes había varias estanterías y dos mesas más, esta vez de madera, cada una con una silla. Los estantes almacenaban libros, frascos de diversas formas y cuencos llenos de algo que, a juzgar por el olor, eran plantas secas. El contenido de los frascos parecía bastante menos agradable.
En un rincón, una criatura pequeña, que apenas llegaría a la joven por la rodilla, limpiaba la ceniza de una chimenea. Tenía alas como de murciélago plegadas a la espalda, miembros largos y delgados y cabeza chata. Aureole no prestó demasiada atención a eso, aunque sí saludó con un gesto distraído mientras iba a buscar algo a una de las mesas. La criatura hizo una ligera reverencia y posó el cepillo con que limpiaba. Al entrar Lyz, la puerta se cerró tras ellos suavemente.
-Bienvenidos, amo y compañía - dijo la criatura -. Poneos cómodos, por favor. ¿Deseáis que traiga un té?
-Más tarde quizás, Melf, pero ahora no me vendría mal que me ayudaras. ¿Dónde puse los pergaminos de práctica? - respondió Aureole mientras seguía buscando -. Perdona que tenga esto tan desordenado. Incluso con la ayuda de un homúnculo, tiendo a cambiar, digamos, el índice por el que se colocan los objetos, así que muchas veces se terminan traspapelando. Debería tener un mejor sistema de archivo...
-Primera balda del tercer estante desde la puerta, junto a los tratados de incógnita astral subyacente, amo. ¿Queréis que los disponga sobre la mesa?
El hechicero se detuvo y carraspeó, asintiendo. El pequeño homúnculo remontó el vuelo hasta la tercera balda y recogió varios pergaminos enrollados, que abrió sobre la mesa, calzándolos con unos prismas de cristal de diversos colores para que no volvieran a plegarse. Hecho esto, regresó a quitar la ceniza de la chimenea.
-A veces me pregunto si no tiene mejor cabeza que yo... Bien, querida, empecemos. No será nada complicado, esto no es más que una prueba para determinar la intensidad de tu poder. Este pergamino y la tinta que lo acompaña reaccionan a las palabras escritas en él si quien lo usa posee poder mágico. A mayor poder, mayor es también la reacción. También funciona con objetos. Una buena forma para cazar a los charlatanes cuando intentan venderte algo como mágico - comentó con aire astuto -.Bien, todo lo que debes hacer es escribir tu nombre. Como tu poder es innato y aún no parece que puedas recurrir a él de una forma controlada, es posible que no ocurra nada... de modo que quizá tengas que dibujarlo en vez de escribirlo. Determinar el alcance de tu magia nos servirá para marcar pautas de control en las prácticas. Cuando quieras puedes empezar.
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Tema: Re: La ventana del sexto piso (Elysia, Aureole) 15th Febrero 2017, 22:14
Lo llamó pasillo mágico. Para mi era una puñetera pasada.
Mis ojos vagaban de un lado a otro de la estancia buscando familiarizarse con el entorno, sin dejar de sentirme maravillada por el mágico lugar. No quería quedarme atrás, así que seguí los pasos de mi futuro maestro con atención. Tuve que contenerme también para no gritar de la emoción o empezar a pegar saltos de un lugar a otro. Todavía no había pillado la suficiente confianza con el mago y quería darle una buena impresión. Ya sabes, la de una persona normal y no la de una pirada.
Respiré hondo hasta sentirme embriagada por el olor de las flores y el canto de los pájaros. Aquel idílico jardín se parecía a los escenarios de esas películas azucaradas de Disney, en las que una princesa cantaba junto a los animales del bosque. Casi me sentí tentada a silbar con los pajaritos, pero me recordé a mi misma que no era ninguna princesa de cuento.
- Este lugar es increíble… lo cambiaría ahora mismo por mi casa.- bromeé, buscando una sonrisa por parte de Aureole.
La siguiente parte del camino fue algo rara. Entramos en el edificio de piedra blanca y caminamos por un pasillo de oscuridad absoluta. Por un instante tuve miedo de perderme allí dentro, no se veía absolutamente nada a excepción de nosotros mismos. Debía de ser algún tipo de laberinto o protección contra intrusos. No quisiera saber lo que me pasaría si daba algún paso en falso.
-Hemos llegado. Éste es el laboratorio.
Admiré la habitación en silencio, mientras me fijaba en todos los detalles de la misma. Estaba llena de estanterías con frascos de todos los tamaños y llenos de sustancias raras que era mejor no saber. Libros, pergaminos, y otros utensilios que no había visto en mi vida… pero lo mejor de todo es que en el pack venía con un mayordomo en miniatura, que estaba limpiando con dedicación la chimenea. Me quedé asombrada mirando la extraña criatura; era muy bajita, con cara de pocos amigos y unas alas de murciélago a la espalda. Por alguna razón su aspecto me recordaba al de una gárgola.
- Oh… ¡Hola! -saludé sorprendida cuando se dirigió hacia nosotros. Lo del té sonaba muy bien, la verdad, pero cuando fui a asentir, Aureole rechazó la oferta con un gesto, y le pidió a Melf que le ayudara a buscar unos pergaminos. Con la cantidad de libros que había en aquella habitación, no me extrañaba que necesitara ayuda para recordar dónde estaban las cosas.
- Umh… perdone, pero… ¿Qué es un Homúnculo? - dije haciendo una pequeña mueca con la boca. Lo había dicho de una forma tan natural que me sentía como si ya tuviera que saber, y me sabía mal preguntarle.
La criatura dispuso los pergaminos sobre la mesa de forma muy ordenada y yo me incliné para mirar los textos con curiosidad. Pero no había nada escrito, estaban completamente en blanco. Parpadeé varias veces confundida y después escuché la explicación del maestro hasta que entendí lo que tenía que hacer.
Cogí la pluma y la mojé con la tinta negra que descansaba al lado del primer pergamino. Me sudaban las manos y estaba nerviosa, así que me quedé unos segundos pensativa mirando la hoja en blanco. No las tenía todas conmigo… no sabía si aquella prueba de poder funcionaría… ¿y si no pasaba nada? ¿Y si todo había sido en vano? Habría llegado tan lejos para nada…
Vamos, Elysia, puedes hacer un dibujo con tu nombre. No pasa nada…
Tragué saliva e intenté concentrarme. Coloqué la punta metálica sobre el papel y empecé a hacer un largo trazo escribiendo la e, alargando la primera curva y ornamentando la línea como una de esas caligrafías góticas. Después tracé una elegante ele y seguidamente la enlacé con la i griega, terminando su cola con un pequeño rizo. Luego vino la ese, la i y al final una alargada a. Dibujé en la punta de una mariposa Morpho azul.
- Vale… ¿Qué te parece esto? -pregunté insegura tras alejar la pluma del pergamino y observar de lejos el dibujo de mi nombre, esperando a que algo mágico ocurriera….
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Tema: Re: La ventana del sexto piso (Elysia, Aureole) 28th Febrero 2017, 21:29
El mago sonrió comedidamente ante el comentario de Elysia. En realidad, toda esa parte era una ilusión, pero entendía que quisiera vivir ahí. No era la única persona a la que le atraía vivir en un lugar que estuviera hecho completamente a su gusto. Aureole rebuscó en uno de los cajones de un mueble y sacó un par de plumas y un tintero, que depositó en la mesa junto al pergamino que el homúnculo había extendido.
-Oh, pues un homúnculo es una creación alquímica. Del latín homunculus, que significa "hombrecillo". Los alquimistas de antaño investigaban numerosas disciplinas, más de las que uno pueda sospechar en la actualidad, aunque tienda a considerárselos muchas veces poco más que especuladores o sabios limitados debido a su época. Una de las cosas que investigaban era el cuerpo humano y sus funciones, algo necesario para completar la... gran obra. Es un ser de naturaleza íntegramente artificial y ligado muy íntimamente a su creador. Sin duda recordarás lo ocurrido en el museo, cuando...
Aureole se calló. Había hablado demasiado, aunque por suerte, no era demasiado tarde para arreglarlo.
-... Cuando nuestro común amigo, el señor Cunningham, tuvo que actuar para prevenir un desastre. Me comentó que tuvo que hacer uso del ritual simplificado que le enseñé. Quizá recuerdes que creó algo parecido a Melf. Una versión incompleta y falible, claro, nada como un homúnculo completo, pero puedes hacerte una idea.
Deseoso de cambiar de tema, Aureole carraspeó, se sentó a la mesa e indicó el taburete del lado opuesto a la joven. Ella se sentó, cogió la pluma, la mojó en la tinta negra y se dispuso a escribir. Aureole observó en silencio, un silencio sólo desmenuzado por el ruidillo del cepillo con que Melf limpiaba y por el rasgueo de la pluma sobre el pergamino. Al cabo de unos instantes, Elysia terminó y posó la pluma. Ambos tenían la mirada fija sobre el papel, como si los trazos negros estuvieran intentando hipnotizarles. Pero no pasó nada.
Nada hasta que la primera línea de la rúbrica empezó a brillar. Emitía un fulgor suave, que había pasado del rojo al anaranjado como si la tinta no fuera tinta sino un espacio más profundo al que la luz se acababa de asomar. Un momento después, toda la letra fulguraba. A la primera siguió la segunda, luego la tercera, y así hasta que la mariposa que conformaba el punto de la i y el rabito prolongado de la a se encendieron también.
-Vaya... - musitó Aureole, sorprendido -. Un gran poder, realmente. Esa reacción denota un potencial remarcable, especialmente para alguien que apenas ejerce control sobre él, o... quizá por eso.
Ante la mirada asombrada de ambos, el nombre de la muchacha destelló como si hubieran prendido la tinta con una cerilla y, tan progresivamente como había aparecido, el brillo se esfumó.
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Tema: Re: La ventana del sexto piso (Elysia, Aureole) 3rd Abril 2017, 21:29
Me dediqué a asentir varias veces y a contestar con unos cuantos “ahas” durante la larga y complicada explicación de lo que era un homúnculo. Y pensar que tan solo aquella palabra daba pie a un significado tan largo y una charla en la que podríamos estar debatiendo durante horas. Me sentía una completa estúpida al tratar de comprender lo que me estaba explicando, y eso que le estaba dedicando mi total y absoluta atención. Pero entre que el señor Aureole tenía un lenguaje tan culto y yo no dominaba el tema... vamos, que entendí la mitad de lo que me estaba contando, y eso me avergonzaba, así que le seguí el rollo con lo poco que había captado de la conversación.
–Así que usted y el señor Cunningham– con solo decir su nombre ya conseguía que el corazón me latiera más rápido...– son Alquimistas… y crean “vida” a partir de...eumh… ¿la magia?– dije tratando de recordar lo ocurrido en el museo. Fue todo tan rápido que los más mínimos detalles se me escapaban– Creo que Brad le hizo algo a una maceta y de allí salió una criatura de tierra…
Una vez terminó la conversación, miré nerviosa los trazos de tinta, esperando a que pasara algo. No importaba el qué, pero necesitaba ver alguna reacción ¡La que fuera! No sabía que esperaba encontrarme, y supongo que eso era lo que más me molestaba. ¿Qué era yo? Después de todo sólo había obtenido palabras de un mago que ni siquiera sabía si eran ciertas….¿Y si Aureole se equivocaba? ¿Y si la prueba fallaba igual que falló el análisis del profesor Charles Xavier?
De pronto, las letras empezaron a brillar con una tenue luz anaranjada, una por una, empezando por la e y terminando por la a. Me mordí el labio, inquieta ante la expectación, y apreté los puños tratando de liberar la tensión de alguna manera. No perdí detalle del dibujo del pergamino, y esperé hasta que Aureole hiciera algún comentario. ¿Por qué no decía nada? Como un flash, mi nombre lanzó un destello como si estuviera escrito en llamas, y por un instante me asusté, creyendo que el papel iba a quemarse. Pero tan pronto como la tinta se prendió se apagó, volviendo a ser de un color negro azabache.
–Un gran poder, realmente. Esa reacción denota un potencial remarcable, especialmente para alguien que apenas ejerce control sobre él, o... quizá por eso.– sus palabras aliviaron el peso de mi corazón y un cosquilleo nervioso bajó a mi estómago. Me sentía tan feliz que no se me ocurrió otra manera de expresarlo que dar cuatro saltitos llenos de entusiasmo y pegar puñetazos al aire.
–¡¡Toma yaaa!! ¿¿has visto eso?? ¡Soy maga! ¡SOY MAGA!– me llevé las manos a la boca para acallar mis gritos llenos de emoción. Me sentía como una niña de once años a la que acababan de darle su primera carta de Hogwarts. ¡Por fin tenía una pista sobre la procedencia de mis poderes! ¡Ya era 100% seguro! Y además tenía a una persona dispuesta a enseñarme cómo controlarlos. Iba a ser capaz de controlar mi miedo, y de dejar de reprimirme cada vez que me ponía a dibujar… ¿No era una noticia maravillosa?
Cuando me di cuenta de las caras que me dedicaban el Maestro Aureole y su homúnculo Melf, detuve mis brincos inquietos y me coloqué un mechón de mi cabello azulado detrás de la oreja.
–Ejem… perdone...–carraspeé, incómoda. Traté de recuperar lo que quedaba de mi dignidad y volví a preguntar– Y… ¿Qué es lo siguiente que tengo que hacer, maestro?
Mis ojos azul eléctrico brillaban entusiasmados mientras admiraba en silencio al hombre que se convertiría en mi futuro maestro de magia.
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Ficha de Personaje Alias: Deveron el Sangromante Nombre real: Aureole Beauregard Charmian Deveron Universo: DC Universe
Tema: Re: La ventana del sexto piso (Elysia, Aureole) 9th Julio 2017, 13:02
Aureole se había llevado una mano al mentón y trataba de pensar en ello. Ciertamente, Elysia necesitaba aprendizaje; necesitaba sobre todo aprender a "desconectar" su poder, y a controlarlo con eficacia, si es que en una habilidad como la suya podían existir diversos grados de control. Pero el problema era que Aureole jamás se había enfrentado a algo así. Recordando su propia andadura autodidacta, en la que los principales protagonistas habían sido los libros antiguos dejados atrás por su padre, las notas sobre ocultismo de su madre, y el laboratorio alquímico secreto, se dijo que él jamás había tenido poder para empezar. Lo había ido construyendo poco a poco, un caso que no se parecía en nada al de Elysia. Ella lo había despertado por su cuenta.
Por un momento la envidió. Claro, con los conocimientos que poseía ahora, tener un poder innato sin duda era una bicoca, pero quién sabe si, en los tiempos de su adolescencia, habría podido salir siquiera la mitad de bien parado que la joven. Para empezar, ya sus padres, obsesos con los temas arcanos aun desde el punto de vista de aficionado, le habrían visto más como una curiosidad o una suerte de oráculo que como un hijo. No era que le hubiesen tratado mucho como un hijo realmente, pero aquello podría haber sido peor.
Consciente de pronto de que Elysia lo observaba, carraspeó.
-Ejem, bien. Considerando lo que sabemos, creo que lo primero que deberías aprender es a suprimir tu poder. Cunningham me comentó que trabajabas dibujando, por lo que existe el riesgo de que algo como lo del museo vuelva a ocurrir en algún momento, y tu capacidad arcana es demasiado intensa como para dejar que se salga de control. Naturalmente, nadie va a pedirte que dejes tu trabajo, sobre todo si implica vocación, algo que suele ser el caso de todos los artistas, por lo que ayudarte a decidir cuándo usas tu poder debería ser el primer paso, diría. No obstante, necesito pensar en ello... Abordar el asunto de una manera idónea, que te permita practicar sin riesgos y con resultados satisfactorios.
Diciendo esto, el mago dio la vuelta a la mesa para acercarse a Elysia, sobre cuyo hombro depositó su mano enguantada en un gesto muy poco propio de él. Incluso siendo bastante bueno con las aptitudes sociales, el contacto físico era algo que seguía sin ser de su agrado. Extrañado, se preguntó cuándo había empezado esa manía. No lo recordaba.
-Puede que me lleve unos días entre consultas y elucubraciones, así que creo que por hoy podemos dejarlo aquí. Me gustaría remarcar además, que puedes estar orgullosa de ti misma. No obstante, recuerda siempre que no todo el mundo es capaz de entender, ver, o simplemente creer en la magia. Hasta que nos encontremos de nuevo, aconsejo cautela. Sé discreta, y mantén la calma. Ah, también voy a darte... ¿pero dónde lo he dejado?
Durante unos segundos, la cara flemática de Aureole reflejó cierta confusión mientras se tanteaba los bolsillos, y al no encontrar lo que buscaba pasó a abrir uno a uno los cajones de un pequeño armario hasta que, justo antes de que Melf abriera la boca en lo que sería la indicación precisa del objeto que quería, lo halló en el tercero. Al volverse, Elysia vio que sostenía un anillo plateado con un ónice tallado en forma de cuadrado. Era un objeto de corte muy clásico, desde el punto de vista de los magos de hoy día, pero encajaba con su estilo particular.
-Aquí tienes. Es una pequeña medida de seguridad. Este anillo te permitirá contactar conmigo si algo ocurre. Sólo necesitas decir mi apellido cerca de la piedra y podremos hablar. Úsalo solamente en caso de ser necesario y procura no perderlo - instruyó.
Mensajes : 344 Fecha de inscripción : 01/05/2014 Localización : Nueva York, ¿dónde sino? Empleo /Ocio : Dibujante de Cómics Humor : Sarcástico, el de siempre
Ficha de Personaje Alias: Nombre real: Elysia Stavridis Universo: Marvel
Tema: Re: La ventana del sexto piso (Elysia, Aureole) 8th Agosto 2017, 23:01
Después de observar los resultados del examen mágico, aprobado con un excelente… ¡Toma ya!, Aureole ya había ordenado en su cabeza, y expresado en voz alta, el plan que íbamos a seguir de ahora en adelante.
Lo primero que tendría que aprender era a suprimir mi poder. Estaba totalmente de acuerdo con él. Mi magia siempre hacía lo que le daba la gana, se lo ordenara o no, y me había encontrado en situaciones complicadas más de una vez por su culpa. Lo del museo fue un claro ejemplo de mi inestabilidad mágica, también lo fue cuando invoqué al Duende Verde en mitad de Central Park (menos mal que llegó Spiderman a arreglarlo todo), o cuando un Malamute gigante decidió salir del papel por sí solo. En esas, y en otras ocasiones, no hubo heridos ni accidentes graves, por suerte, pero nada me aseguraba de que la próxima vez las cosas no pudieran salir peor. Y por eso mismo, tenía que aprender a controlar mi magia.
— Eso estaría bien, la verdad. No se como lo hago para que se active sin querer...— confesé, recordando lo frustrada que me sentía cada vez que pasaba algo raro —Cuando descubrí mi habilidad por primera vez estuve un tiempo sin poder ni querer dibujar. Me daba miedo de que algo raro saliera del papel si lo dibujaba, pero a la vez sentía curiosidad por saber lo que había pasado y cómo lo había hecho. Lo primero que pensé era que el lápiz y la libreta habían sido los culpables de mis problemas. Pero las cosas raras seguían apareciendo usando cualquier instrumento o cualquier superficie para dibujar… — volví a mencionar lo del lápiz mágico, a pesar de que más o menos ya se lo había explicado antes.
— Dibujar es mi trabajo y mi vida. Es lo único que se me da bien, y si me lo quitaran me quedaría sin nada. —confesé, había temido muchas veces el que llegara el día en que y tuviera que tomar una decisión tan difícil— No es la primera vez que pienso en dejar mi trabajo por temor a provocar una catástrofe, pero vivía autoconvenciéndome de que no tenía porqué volver a repetirse. Que lo de ver mis dibujos reflejados en la realidad era tan solo una coincidencia, un producto de mi imaginación. Y volvía a coger el lápiz. Claro que la culpabilidad llegaba en cuanto algo raro volvía a suceder a mi alrededor...— dejé escapar un largo suspiro— Y así he vivido hasta ahora, continuamente indecisa sobre lo que hacer.
Encogí los hombros cuando el maestro se levantó de su asiento y apoyó su mano en mi. Mis músculos se relajaron tras varios segundos de contacto. Su gesto estaba lleno de buena intención, y sus palabras fueron reconfortantes. Me mordí el labio cuando dijo que debía estar orgullosa de mi misma. Yo, que me consideraba la persona más insegura del mundo, estaba siendo alabada por un hombre que sabía de lo que hablaba. Un mago experimentado en el que podía depositar mi confianza y mi futuro.
— Gracias, Sr. Deveron. Ha sido usted muy amable conmigo y me ha ayudado mucho. No sé cómo agradecerle todo esto…
Por un momento me sentí abrumada de albergar tanta felicidad. Si no hubiera sido por la intervención de Aureole, nunca hubiera sabido la procedencia de mis poderes ni como tratar con ellos. Seguiría estancada, asustada de lo desconocido y encerrada en mi misma. Aureole era la persona a la que había estado esperando, el pilar al que podía agarrarme con fuerza para seguir adelante. El padre que nunca tuve...
El hombre empezó a buscar algo por los cajones mientras yo le dedicaba una mirada cariñosa. Sentía una terrible curiosidad por saber más cosas sobre él. Quería conocerle mejor. Saber sus gustos, sus manías, lo que hacía en su vida diaria. ¿Quién era realmente Aureole Deveron? No podía decir mucho de él, tan solo le conocía de un día.
— ¡Oh! ¡Vaya! ¡Esto es genial! — exclamé con entusiasmo tras coger el anillo y mirarlo a través de la luz de la lámpara. Me lo coloqué en índice de la mano derecha y lo admiré con una sonrisa. Era precioso, y el rectángulo de ónice que tenía en el medio le daba un aire sofisticado, como el semblante de Aureole.— Prometo usarlo bien.
Dicho esto, nos despedimos de Melf y deshicimos nuestros pasos hasta volver a la habitación del sexto piso.
— ¡Gracias por todo! Estaré esperando noticias suyas— y agitando la mano con entusiasmo, me despedí también de mi maestro y de su silencioso guardaespaldas.
_________________ Elysia --> #1b877f
Where are the people that accused me? The ones who beat me down and bruised me They hide just out of sight Can't face me in the light They'll return but I'll be stronger