¿El alcohol es el mejor remedio? (James Logan) [07-11-2018]

Había pasado una semana desde que Drago se había enfrentado a Nox, la Diosa de la Oscuridad, durante los eventos de la noche de Halloween. El mutante había salido de aquella con quemaduras de segundo grado en el brazo izquierdo, zarpazos de garra de licántropo en el pecho, contusiones varias, una costilla rota y un órgano perforado. Estaba tan mal que los primeros dos días no pudieron moverlo del hospital, pero al tercero Xavier intercedió para conseguir el traslado a la enfermería de la mansión. Bajo los expertos cuidados del doctor McCoy Eclipse había mejorado bastante, pero aún le quedaba al menos una semana de reposo antes de poder empezar a hacer vida normal.

Una semana. Ya llevaba una semana en la cama y no era capaz de imaginar otra igual. Tenía sobre la mesa del escritorio una maceta diminuta con un esqueje de alguna planta que alguien le había traído del jardín, posiblemente con la intención de alegrar un poco aquél sombrío ambiente. Eclipse no tenía ni idea de quién se la habría puesto allí. No era el más sociable de los X-Men, pero también era cierto que durante los últimos meses se había ampliado su círculo de amistades, y siempre cabía la posibilidad de que hubiese sido obra de algún alumno. Fuera quien fuese quien lo había hecho, había sido con buena intención, pero no había tenido en cuenta que aquélla era una maceta demasiado pequeña para una planta de jardín. Además, la habitación estaba oscura, apenas le llegaba sol, y no podía pedirle a Hank cuando venía a comprobar su estado que se pusiese a regarla. Invariablemente, día tras día, noche tras noche, aquella planta era lo único que veía, y cada día la veía morir un poco más, incrementando el número de hojas muertas que podían verse junto al tiesto.

Aquél atardecer ya no pudo soportarlo más. Era fin de semana, por lo que posiblemente no quedara prácticamente nadie en la mansión para reprenderle por abandonar su habitación. Ya estaba harto, y tampoco era como si pensara pasarse el día en la Sala del Peligro. Eclipse se incorporó sobre la cama. No tenía ningún vendaje que le comprimiera las costillas, ya que aparentemente podría provocarle un colapso pulmonar o una infección, así que tendría que procurar no hacer movimientos bruscos. La quemadura del brazo sí la tenía cubierta con una gasa antiadherente, por lo que pudo ponerse la camiseta sin más problemas que los evidentes obstáculos de tener una costilla rota. Era invierno, pero había estado lloviendo, por lo que las temperaturas se habían suavizado un poco esos días y los pantalones del pijama eran gruesos, por lo que no debería de tener ningún problema para salir al jardín.  

Fue hacia el escritorio y cogió la maceta, pero tomó la precaución de volverse invisible antes de salir al pasillo. No quería encontrarse con nadie que le diera la brasa con lo de que tenía que permanecer en la cama. Diablos, si la cosa seguía así mucho tiempo moriría antes de recuperarse.

Tras un corto trayecto sin incidentes llegó al jardín. Estaba atardeciendo, y podía olerse la humedad en el aire, aunque en aquél momento había dejado de llover. Recorrió el jardín hasta encontrar un lugar adecuado en el que dejar la planta y se dispuso a cavar un agujero en el suelo. Afortunadamente la tierra estaba húmeda, por lo que no le costó demasiado. Sacar la planta del tiesto sin terminar de cargársela fue un poco más complicado, pero tampoco mucho, y poco después ya la tenía replantada. El esfuerzo no había sido grande, pero se sentía como si se hubiera pasado el día entero entrenando. Buscó un lugar cómodo en el que sentarse a descansar contemplando el jardín y disfrutando del aire puro en libertad.  

- ¡Logan! -exclamó, con sincera alegría. La lata pareció flotar en el aire durante un instante hasta que Drago reorganizó los patrones lumínicos para que lo reflejaran con su forma humana normal-. ¿Cuándo has vuelto?

Logan no era un tipo muy sociable, pero Drago era uno de los pocos que le habían echado de menos. Aquél mutante cabezota e independiente siempre le había caído bien, posiblemente porque era uno de los pocos X-Men que nunca había intentado darle lecciones de ética o moral, ni tampoco trataba de adoctrinarle o decirle lo que tenía que hacer. Además, hacían buen equipo juntos, con Lobezno en combate cuerpo a cuerpo y Eclipse cubriéndole con sus ataques a distancia, como habían hecho durante la invasión zombie del mes de mayo.

Abrió la lata de cerveza y Logan se sentó no muy lejos, sacando a relucir el tema de la batalla que Lobo y él habían tenido contra Nox la semana pasada. No tenía ni idea de dónde se había metido su compañero los últimos meses, pero no le extrañaba que estuviera al tanto de aquello. Después de todo, una jodida diosa había dejado la ciudad de Nueva York sumida en la oscuridad y el caos, y a merced del voraz apetito de una jauría de sabuesos del infierno. Era una noticia de suficiente peso como para acaparar todos los titulares, igual que cuando lo del 11-S. Respecto a lo que le había ocurrido a él, tampoco era de extrañar que lo supiera. Era el líder de los X-Men, al fin y al cabo. Si no se lo habían dicho el Profesor, Tormenta o Jean, se habría enterado por alguno de los alumnos.

- Ya sé que me curaré. En algún momento del futuro próximo -replicó, mordaz-. La cuestión es si seré capaz de sobrevivir el tiempo suficiente encerrado en esa maldita habitación. Me estaba volviendo loco, en serio. Espero que eso responda a tu pregunta. Sólo quería pasar un rato al aire libre sin que ninguna de las "niñeras" me devolviera de vuelta a la cama.

Eclipse no era particularmente aficionado al cine, o a la lectura. Sus principales hobbies consistían en tocar el piano y hacer excursiones con su perra al bosque, y ninguna de esas dos cosas las podía realizar desde la cama. Además, tampoco podía tocar el piano en la mansión, donde la gente podría oírle, ni traer a su perra. Menos mal que Planaria había accedido a cuidarla hasta que pudiera moverse sin riesgo.

Vio cómo Logan terminaba la primera lata y se disponía a ir por la segunda. Tras eso, realizó la pregunta clave. ¿Qué le pasaba? Eclipse se quedó unos instantes con la mirada perdida en la lata de cerveza antes de responder:

- No sé si te enteraste de lo que ocurrió exactamente la noche de Halloween. Con todos sus detalles, me refiero. Me encontraba con uno de nuestros aliados... Un tipo que se convierte en lobo. Te caería bien. O no, ahora que lo pienso sois bastante parecidos; Quizás os diera por tratar de arrancaros la cabeza mutuamente.

No se atrevía a revelarle más, ya que uno de los términos del contrato que habían firmado con Villa Fábula era el de confidencialidad. Tanto él como el Profesor se habían comprometido a mantener el secreto de su existencia y a compartirlo con el menor número de gente posible, y sólo en casos de verdadera necesidad. Tampoco era que le hubiera contado nada que pudiera comprometer la identidad del Sheriff, pues la escueta descripción que le había dado a Logan podía coincidir con el perfil de cualquier mutante.

- La Diosa griega de la Oscuridad, Nox, anuló toda fuente de luz en la ciudad y la inundó con una jauría de sabuesos infernales. Ya sabes cómo funciona mi poder... cómo creía que funcionaba: absorbiendo luz de fuentes externas. Pero no había ninguna fuente que absorber, pues La cúpula de oscuridad que cubría la ciudad bloqueaba incluso la luz de la luna y las estrellas. Puedes imaginar mi desesperación inicial... Pues la oscuridad lo envolvía todo y las técnicas convencionales de combate cuerpo a cuerpo de nada servían contra los sabuesos demoníacos, los cuales se regeneraban sin que el daño físico les entorpeciera en lo más mínimo. Y, entonces, sucedió lo impensable... Hallé luz en mi interior -musitó, como si aquél recuerdo aún le impresionara-. Luz, Logan -reiteró, y al hacerlo permitió que una pequeña y luminosa esfera blanca se formara sobre su mano, contemplándola extasiado-. Creía que sólo podía invocar oscuridad, pero me equivocaba... El Profesor tenía razón desde un principio, mi control es sobre la luz, no sobre las sombras. Puedo controlar los niveles de luz y de esa manera generar la oscuridad, no a la inversa. Supongo que es lo que me permite también crear las ilusiones. ¿No es increíble? Me he llevado... trece años pensando que mis poderes eran diferentes a lo que son en realidad... Y no es lo más extraordinario. Fíjate...

Eclipse permitió que la ilusión que le cubría se desvaneciera, revelándole a Lobezno su verdadero aspecto en forma mutante. Brillaba tanto que Logan se vio obligado a apartar inicialmente la mirada, hasta que su vista se acostumbró al resplandor de la criatura que tenía ante sí. En lugar del ser de oscuridad al que estaba acostumbrado (véase la firma), se encontraba ahora ante uno formado de luz pura y llamas que no desprendían calor. La energía que le cubría parecía viva, y giraba en torno a él formando anillos gravitacionales en donde antes sólo había habido tentáculos de sombras y demoníacos apéndices. Era el primer mutante de la mansión al que le mostraba su verdadero aspecto, y era...

- Soy un jodido gusiluz, puedes reírte cuanto quieras -concluyó Eclipse, pero la sonrisa de su rostro desmentía el tono de sus palabras. Durante toda su vida le había atormentado la creencia equivocada de ser una criatura oscura que se alimentaba de la luz de los demás. Descubrir que en realidad se trataba de un ser de luz que era capaz de generarla por sí mismo era, sin lugar a dudas, lo mejor que le había ocurrido desde hacía décadas...

- Oh, créeme, no soy ningún ángel -contestó con amargura.

Había esperado que Logan se riera o que hiciera algún chiste relativo a su aspecto, pero en lugar de eso le sorprendió con una reflexión bastante profunda. Así era Logan; albergaba mucho más de lo que parecía a simple vista.

Ciertamente su pasado distaba mucho de haber sido de color rosa. Habían hecho experimentos con él, le habían utilizado, y mientras que Eclipse únicamente había suprimido escenas muy concretas de su vida, Lobezno apenas recordaba nada, y su infancia y juventud permanecían siendo un misterio. Al menos él podía recordar el amor de sus padres.

- Scott es un capullo -respondió al comentario de Logan, recuperando su aspecto humano-. No le perdono lo que le hizo al Profesor, ni la forma que tuvo de largarse de éste lugar dejándonos tirados. Si no fuera por él, yo aún seguiría encerrado en mi sala de música y no tendría que cargar ésta responsabilidad, una que yo nunca pedí. Sabe Dios que Scott era mucho mejor líder que yo, a pesar de todo. Y sí, tienes razón, podía ser un capullo, pero era nuestro capullo. Me pregunto cómo le irá en Utopía.

Logan planteó entonces su pregunta final, al tiempo que le arrojaba la pequeña figurita plateada en la que no había reparado hasta entonces. La tomó entre sus manos y la observó; era una perfecta réplica de sí mismo. Nunca hubiera creído que se pudiera hacer algo así con una simple lata de cerveza. La habilidad de Logan con las manos era alucinante.

- No es tan horrible, ¿no crees?

Eclipse volvió a mirar la figura. "Pero no tiene las cicatrices", pensó para sí. Hubo una época en la que podía considerarse que había sido atractivo. No es que nunca fuera a ganar un concurso de modelos, pero tenía rasgos masculinos fuertes, era alto y se encontraba en buena forma física. Mientras fue soldado y mercenario había cosechado cierto éxito allá por los tugurios de París. Pero eso había sido antes de que le llenaran el cuerpo de cicatrices y le arrancaran los ojos. Los contornos alrededor de las cuencas estaban repletos de las quemaduras que le habían hecho con el cuchillo al rojo. Drago sabía que su aspecto actual debía de ser espantoso, pero eso sólo lo sabían el Profesor, Tormenta y Bobby, que eran los que le habían visto inconsciente. Y la doctora McTaggert, claro. Logan no tenía manera de saberlo, puesto que nunca le había visto en forma humana, y le agradecía profundamente el gesto.

- Tú mismo lo has dicho -dijo, en un tono algo más apagado-; sólo atacas para defenderte. Yo no. Durante años me estuve dedicando a cazar activamente a los responsables de la matanza de mi pueblo. Los atormentaba durante días con espantosas ilusiones hasta que morían de puro horror, pidiendo clemencia y lamentando a gritos lo que habían hecho. Nunca era suficiente... He perdido la cuenta de la cantidad de gente a la que torturé y maté. La mayoría eran criminales de guerra, pero hubo también bajas colaterales...

Bebió lo que quedaba de cerveza e hizo la lata vacía a un lado.

- Hubo un chico, un soldado. Ni siquiera recuerdo su nombre. No era más que un chiquillo durante la guerra, obedecía órdenes. Le atormenté usando el avatar del Ángel de la Venganza para que me revelara el nombre de uno de sus superiores, mi verdadero objetivo. Cuando lo obtuve me marché, pero había realizado mi función demasiado bien... El muchacho estaba tan atormentado por la culpa que se suicidó dos noches más tarde. Estaba casado y tenía dos niños.  

Cogió la otra lata y la abrió.

- Éste es sólo uno de los que me enteré después, pero quizás hubo más casos así. Estaba tan obsesionado con la venganza que no prestaba atención a nada más, e incluso cuando me enteré de lo que había pasado no le di importancia. Me creía un ángel, pensaba que actuaba siguiendo el mandato de Dios. Estaba por encima del bien y del mal, lo que yo hacía era lo justo, y si el muchacho se había suicidado, debía de ser porque el peso de su conciencia era demasiado para poder cargarlo sobre sus hombros; Designio divino. ¡Cuanta arrogancia! Me creía con derecho a ser juez, jurado y verdugo.

>>¿Crees que a mí no me ven como a un asesino sanguinario? La mayoría me tiene miedo, y con razón, y tengo que admitir que yo mismo he contribuido a fomentarlo. Respondiendo a tu pregunta, no me importa que me vean como a un monstruo, pero hasta hace muy poco vivía con el temor de que mi poder pudiera absorber la luz interior de las personas con las que me relacionaba, corrompiéndolas de alguna manera, volviéndolas tan impuras como yo mismo era. Eso fue así hasta la semana pasada, cuando descubrí que no era un ser de oscuridad, sino de luz, y que aparte de absorberla de fuentes externas podía ser capaz de generarla yo mismo. Ahora que sé que nadie corre peligro estando conmigo puedo... tratar de relacionarme más con los demás, pero no va a ser fácil y por eso he decidido aceptar la oferta del Profesor de conseguirme una cita con la doctora Stavridis. Es una psicóloga especializada en trabajar con héroes. Hasta ahora siempre me había negado... Podría decirse que no he tenido muy buena experiencia con loqueros, pero ella es psicóloga, no psiquiatra, y he decidido... darle una oportunidad y... tratar de mejorar.

Por supuesto también tenía algo que ver la chica a la que había conocido... pero eso era otro tema.

- Respecto al entrenamiento, creo que lo único que sería capaz de hacer sería practicar la puntería con mis rayos. Cualquier otra cosa podría hacer que la costilla rota me perforase un pulmón o algo peor.

-Lo que cuenta no es como te vean los demás, porque al menos entre nosotros, todos podemos tener el mismo problema, sino como te veas tú mismo. Serás un monstruo mientras te veas como tal.

Seguramente Logan no podía ni imaginar lo acertado que estaba con esas palabras porque, por alguna razón que escapaba a la comprensión del mutante, la manifestación de sus poderes había estado durante años totalmente influenciada por sus propios miedos y temores. Mientras había creído que era oscuro y malvado se había visto de una manera, y ahora que sabía la verdad, su aspecto era muy diferente. Aquella forma luminosa que ostentaba era bastante hermosa, y en absoluto aterradora. ¿Cómo le había llamado aquella chica? "Ángel de Luz"...

Pero aquella frase no iba a ser el único motivo de reflexión de la noche, pues las últimas palabras de Lobezno le llamaron particularmente la atención, dejándole pensativo.

El mutante tenía razón. Durante 13 años había creído que su poder se basaba en controlar las sombras, y que los rayos que lanzaba en realidad eran demonios de oscuridad totalmente ajenos a su control que devoraban todo cuanto encontraban a su paso. Nunca había sido capaz de controlar la intensidad de sus disparos, porque seguramente, en algún lugar de su inconsciente pensaba que ésto no era posible. Pero acababa de descubrir que su poder era generar y controlar la luz, y que lo que él creía que eran demonios no eran más que descargas láser muy parecidas a las de Scott. Ciertamente Cíclope no había sido nunca capaz de graduar la intensidad de sus rayos por sus propios medios, pero cabía la posibilidad de que los suyos no fueran tan poderosos, y si no, quizás fuera posible controlarlos por medio de algún dispositivo parecido al que tenía Scott implantado en sus gafas.

Si algo había comprobado el mutante con los acontecimientos del pasado Halloween era que sus poderes habían estado hasta el momento totalmente influenciados por sus creencias y temores inconscientes. Creía que era peligroso, y lo era. Creía estar hecho de oscuridad, y así es como se veía. Creía que absorbía la luz y lo hacía. Creía que los demonios que brotaban de su cuerpo eran letales, y así resultaba ser. Pero... ahora que sabía que nada de eso era cierto... ¿y si resultaba que podía graduar las descargas de luz para que pudieran aturdir en lugar de matar? Oh, eso sería maravilloso. No sabía si podría ser posible, pero como mínimo tenía que intentarlo...

Le tendió una mano a Logan en señal de agradecimiento, y también como una manera de hacerle ver que se alegraba de que hubiera vuelto.

- Gracias por todo, compañero. Me has dado mucho en qué pensar -dijo mientras se levantaba-. Pero ya está anocheciendo y creo que será mejor que regrese a mi "celda" antes de que me traigan la cena y vean que me he escapado. No queremos hacer sonar todas las alarmas, ¿no es cierto? -dijo con sorna-. ¿Podemos vernos mañana por la mañana en la Sala del Peligro para esos entrenamientos? Trataré de hablar con el Profesor para convencerle y asegurarle que no tenemos intención de correr simulaciones de combate contra Centinelas ni nada de eso...