¡Buenos días princesa!(1/8/18, Rattmann-Wheatley)

Estaba emocionado. Profundamente emocionado a decir verdad. Acababa de recibir el mensaje de aviso del departamento de robótica para que se dirigiera allí. Habia sido toda una fortuna que además del interés del propio Stark a los chicos del departamento les pareciera divertido crear una IA tan insólita, ya que eso incrementó su ritmo productivo y lo tuvieron listo antes de lo esperado. Se levantó dejando su mesa de trabajo y poniendo el ordenador en modo descanso, y cogió su tarjeta de empleado para poder pasarla por el sensor y cerrar su despacho, y emprendió la marcha por los largos pasillos, sin inmutarse de los demás trabajadores. Cuando llegó allí, los compañeros de la planta le recibieron emocionados. Habían reservado el derecho de encenderlo al padre de la criatura, y estaban ansiosos por verlo en acción.

Cuando le dejaron paso y Doug pudo ver su creación allí, inerte y preparada para ser activada, le invadió un profundo sentimiento de alegría. No sabía cómo iba a ser, ni siquiera sabía si al activarlo se encendería o estallaría amputándole la mano, pero se sentía como un crío en navidad encendiendo su primer juguete a pilas. Se acercó, volteó la pequeña esfera y en su panel posterior, introdujo una varilla que le acercaron los ingenieros. Se activaba como ciertos juguetes también, presionando el fondo de un pequeño agujero en la carcasa, haciendo que fuese más seguro que no se desactivase por accidente.

Tras ejercer presión con toda la delicadeza posible, aún a sabiendas de que ese aparato podría soportar una explosión nuclear, oyó ese zumbido casi imperceptible que los sistemas electrónicos hacían al activarse, y vio las caras de sorpresa de los compañeros que veían la parte frontal de Wheatley, antes de que estos prorrumpieran en aplausos. Doug dejó la varilla sobre la mesa, y se posicionó frente al enorme cristal óptico azul que un parpadeo perezoso dejaba entrever. Sonrió al borde del llanto, y dijo:

- Bienvenido... Wheatley.

Tony no pensaba perdérselo por nada del mundo, se había mantenido informado de los avances del nuevo proyecto de Doug e incluso le había sugerido algunos cambios en el código o en el diseño, por algún motivo Rattmann se negaba a darle autonomía poniéndole brazos o piernas, él lo hubiera hecho de otro modo, pero era su creación, su hijo y su amigo, así que era decisión suya y no de Stark, que se aseguró de no insistir demasiado para no interferir en el proceso creativo de Doug.

Había llegado la hora y la emoción se palpaba en el habiente, habían creado otras IAs, mucho más avanzadas, mucho más sofisticadas y sin duda mucho más inteligentes, pero esta era única, si funcionaba como esperaban sería más humana que muchos humanos, al menos si se tenía en cuenta el viejo dicho, “errar es humano”, con un leve zumbido el núcleo de la IA se encendió y su ojo azul se abrió lentamente.

Su creador estaba casi llorando de alegría, ¿cuales serían sus primeras palabras? ¿sería capaz de utilizar la información que tenia en sus bancos de datos o habría que enseñarle incluso algo tan básico?

Un suave roce en la espalda, un pequeño cosquilleo en todo el cascarón y Wheatley guardó la protección metálica de los párpados para revelar su profundo iris de color azul. Brillante y hermosa, la pupila del pequeño robot miró a un lado y a otro analizando la nueva información. Habían muchas personas en su alrededor, pero solo una de ellas le hablaba.

- Bienvenido... Wheatley -Dijo el científico que parecía estar a punto de llorar. 

- Wheatley...Wheatley...oh ¡ese soy yo! Sí. Lo soy.- dijo moviendo un poco la base circular como si realmente asintiera la cabeza como cualquier humano haría.

- Y tu eres... tu... eres.... Sí. Espera un momento, por favor. - Wheatley pareció pensativo y cerró los párpados metálicos por un momento. Después de un segundo los abrió entusiasmado y agitó de nuevo su pequeña cabecita.

- Ohhhh, ¡eres Doug Rattman!, ¿verdad? Me lo ha chivado el disco duro que tengo instalado en el núcleo. Jaja. ¡Lo se todo de ti! Debo de ser alguna especie de dios todopoderoso porqué también sé quien es ese hombre que está a tu lado.- hizo una breve pausa- Tony Stark. ¡Ja! ¿A qué si? ¡Que listo soy! Soy capaz de decirte incluso la matrícula de tu nuevo coche, ¡Espera! ¡Mejor aún! Te diré la última cosa que has comido hoy...

Wheatley no parecía dispuesto a callar a menos que alguien interrumpiera su entusiasmada verborrea...

Un coro de risas fue creciendo alrededor de Rattmann poco a poco conforme el pequeño robot empezaba a dar rienda suelta a su mejor función; La verborrea. Era algo natural, los presentes no estaban acostumbrados a ese tipo de obra.

- ¡Qué adorable! Los cacharros que hacemos normalmente no tienen tanto salero.

- Wendy, eso es porque te encantan los atontados, como tu último novio, Bale. Este muchacho es tan absurdo como él, jajaja

- ¡Eh sabelotodo, ¿Cuándo me tocará la lotería?!

Algo iba mal... Doug se dio la vuelta y comprobó cómo en pocos segundos, la brillantez de unas mentes lúcidas admirando un prototipo peculiar, se convertía en la oscura necesidad primitiva de la burla al que es distinto. Nada impidió tal transformación; Ni la presencia de Stark, y aún más grave, ni la suya propia. Era su proyecto, meses de trabajo, una idea "diferente" para un bien común, aquéllas burlas no eran sólo para Wheatley, también eran para él...

- ¿Y para qué dices que sirve este tonto cibernético, Doug? ¿Para distraerte mientras trabajas?

- Quizá sea su nuevo pisapapeles, jajajaa

- Qué duros sois con él, jajaja pobre cosita, por lo menos hace compañía.

- ¡Ah, es verdad! ¿era algo así, no? Un robot de compañía para niños autistas o marginales, verdad?

- Qué juguete más caro, la verdad, ¿Y luego, cuando tengan amigos reales?

- Esos componentes son caros, no creo que nadie se dedique a llenar la basura de pesados mecánicos olvidados, seguramente los revenderán...

Wheatley seguía hablando con los ingenieros e intentando participar de las conversaciones sin reparar siquiera en que eran totalmente ofensivas para su ser. Doug sintió la ira crecer en su interior, la rabia y la impotencia. Wheat no era una IA normal, y ellos lo sabían. Estaban OBVIANDO adrede que tenía una programación emocional superdesarrollada, y que en cuanto sus jóvenes y recien estrenados procesos mentales trabajasen completamente y comprendiesen todo lo que se estaba diciendo, podrían hacerle un daño terrible... "Solo es un objeto" estarían pensando. Sí, para ellos siempre lo será... incluso aunque sienta. No serían capaces de reconocer un alma artificial ni aunque la tuviesen delante, cosa que acababan de demostrar. Ni siquiera repetaban a diario a los seres de carne y hueso que eran sus semejantes, ¿Cómo podía haber obviado en su proceso de trabajo este detalle? ¿Cómo se le pudo escapar que lo primero que Wheat haría al despertar sería enfrentarse a la hospitalidad de la "humanidad".

Douglas se dio la vuelta de pronto y dio un puñetazo sobre la mesa donde reposaba Wheatley con tal fuerza que éste tembló, y se hizo el silencio bajo su mirada furibunda. Aquéllos ojos castaño y azul miraron a sus compañeros con una profunda mezcla de tristeza y rabia por unos interminables minutos, hasta que con voz pausada, pero algo temblorosa, dejó ir todo lo que su frío análisis de la situación había sacado en claro:

- Me avergonzáis. Sois de las mentes más brillantes del país, y sin embargo, os comportáis como si fueseis unos malditos críos en la escuela secundaria, burlándoos y deshumanizando a una conciencia plenamente SENSIBLE como la vuestra o la mía, ¡¡Vosotros lo habéis programado, ¿Es que no sois conscientes de lo que es capaz de hacer?!! No, claro que lo sabéis, pero no os importa. No os importa él, ni os importa que yo esté delante viendo este espectáculo. Solo soy su creador, el tipo raro que se pasea por la empresa sin saludar a nadie, que trabaja solo y vive encerrado en su laboratorio a oscuras, alimentándose de café e informes descartados. Sí, Jonathan, he oído tus interesantes historias sobre mí, por si además de ser raro también creías que estaba sordo mientras cuchicheabas a mi espalda... Simplemente no puedo comprenderlo. Estáis aquí para hacer que el mundo sea mejor, trabajáis para un hombre que quiere hacer así las cosas, y sin embargo, he necesitado de la intervención directa de Stark para que alguien cualificado decidiese mover su puñetero trasero y llevar a cabo mis proyectos, ¿porque sabéis? No me gusta trabajar solo. ME DEJÁIS solo. Igual que a él- señaló con la mano extendida a Wheatley- Y también a Stark... ¿Sabíais que parte de la programación interna de este "Pisapapeles de juguete extremadamente caro y bobo" la elaboró él mismo? ¿Que también estáis riéndoos de él con vuestra actitud? Yo en su lugar estaría ofendido, me sentiría fatal por descubrir que tengo contratados y deposito a diario mi plena confianza a una pandilla de graciosos que no comprenden la magnitud de sus obras, que sólo trabajan y fingen que todo esto les importa, pero que al cruzar la puerta de la torre Stark dejan sus samaritanas intenciones colgando del perchero de guardarropía con el uniforme de trabajo. Pero estáis de suerte... yo no soy él. Yo sólo soy Doug, la rata con bata, y cojo mis fracasos y me marcho con ellos.

Al terminar con su duro discurso, Doug agarró de una de sus manivelas a Wheatley y lo cargó hacia la puerta. Al pasar frente a Stark, murmuró una sutil disculpa:

- Perdóneme señor. Agradezco mucho su implicación, pero no puedo dejar aquí a Wheatley...

El blanco ondear de su bata fue lo último que vieron los presentes antes de que la pesada puerta de seguridad que conducía al pasillo B se cerrase tras él. El silencio que quedó tras su marcha era tan sólido que muchos no se atrevían a mirarse, y mucho menos a Stark. Era insoportable.

Las risas inundaron las salas, la verdad es que el pequeño chico metálico era un no va más, pero algunos comentarios eran un poco demasiado sarcásticos, seguramente no tenían mala intención pero aún así... y se estaba poniendo aún peor por momentos, estaba a punto de intervenir para hacerle ver al equipo que se estaban pasando de la raya, pero Doug se le adelantó, sin duda se vio reflejado en las burlas que el resto de científicos hacían a su creación, No te preocupes Doug, nos vemos en dos minutos ¿vale?, le dijo cuando se marchaba dejándolos allí.

Los felicito señores y señoras, no solo han ayudado a crear la inteligencia artificial más parecida al ser humano hasta la fecha, sino que han conseguido humillarla nada más activarla y también a su diseñador principal, dijo en tono serio, espero que algunos de vosotros le pidáis disculpas a ambos, ese tipo es un genio aunque sea el más raro del edificio, y se que en la Torre Stark estamos algunos de los tíos más raros del planeta, no se cual será su próximo proyecto, pero personalmente estoy deseando conocerlo.

Entiendo que la mayoría de vosotros no se ha dado ni cuenta de lo que hacía, yo mismo suelo ser un bromista y me paso de la raya en ocasiones, pero ha habido varios comentarios excesivos que no quiero que se repitan jamás en este edificio, el millonario los miró un momento bastante serio, ahora si me disculpáis voy a ver si animo un poco a Rattmann, creo que un éxito como este merece una celebración, si alguno quiere unirse puede llamarme por teléfono.

Tony salió del laboratorio y fue en busca de Doug y la esfera parlante, fue fácil dar con ellos, la vocecilla de Wheatley le guió sin posibilidad de error a través de los pasillos, ¡Hey!, aquí estáis, bueno, ¿donde queréis que vayamos a celebrarlo? ¿preferís un restaurante o una sala de juegos? A mi la verdad me apetecería una partida de Laser Squad, ¿que me decís? Doug, ¿te parece que llame a Plana y a Pepper? Estoy seguro de que les encantará conocer a Wheatley.

Wheatley se quedó confuso ante tantas risas de sus espectadores. El robot recién nacido no entendió qué era lo que realmente sucedía a su alrededor, y al principio lo interpretó como si verdaderamente le estuvieran alabando.

- ¿Salero? Lo siento, pero me programaron para ayudar a los humanos, no a cocinarlos. A cocinar. - el ojo azulado giraba de una dirección a otra, captando el sonido que emitían los científicos de su alrededor e intentando asimilar sus palabras. Había tanto jaleo en la sala que Wheatley solo entendió la mitad de las cosas.

- El próximo número de la lotería será el... - una pequeña vibración sonó en su interior para después seguir hablando con su característico acento de la región oeste de Inglaterra - A.5 16 22 23 29 QP - 06 QP.

Entonces Doug estalló en cólera, y tras un profundo y moral discurso se marchó de la sala llevando la pequeña esfera consigo.

- ¿Pisapapeles? ¿Tonto cibernético? - el párpado metálico de Wheatley se cerró ligeramente, imitando el ceño fruncido de un humano. - ¡NO-SOY-NINGÚN-TONTO!- gritó Wheatley una vez hubieron abandonado la sala.

- Malditos humanos... ¿qué se han creído? ¡Nosotros los Robots hemos nacido para hacer la faena que ellos no quieren! ¡Menuda panda de vagos inútiles que se creen mejor que yo! ¡JA! - Wheatley empezó a escupir miles de palabras ofensivas hacia aquellos científicos cuando Tony Stark le interrumpió. - ¿Juegos? ¡Me encantan los juegos! ¿Es algún tipo de prueba?

El ojo de Wheatley volvió a brillar con normalidad y el enfado se le pasó casi por completo.

- ¿Pisapapeles? ¿Tonto cibernético? ¡NO-SOY-NINGÚN-TONTO! Malditos humanos... ¿qué se han creído? ¡Nosotros los Robots hemos nacido para hacer la faena que ellos no quieren! ¡Menuda panda de vagos inútiles que se creen mejor que yo! ¡JA!

Douglas escuchó la evolución del monólogo que mantenía su creación, sintiendo aún frustración y rabia por lo sucedido, pero un impulso mayor se apoderó de él cuando oyó cómo maldecía el pequeño robot.

- ¡Pues entonces demuestra que eres mejor que ellos y no te pongas a su altura insultándoles como ellos a tí! No eres ningún tonto Wheatley, no te creé para que lo fueras. Tú puedes hacer algo que muchos de ellos han olvidado ya, y es aprender. Se ríen de tus errores, pero tú aprenderás de ellos, mejorarás, mientras esos engreídos siempre estarán anclados en su arrogancia. Creen que por estar aquí son mejores que nadie y no deben seguir avanzando, pero tú y yo no somos así. Tú Wheatley... eres una obra maestra, eres único, y no dejaré que esos idiotas te infravaloren, ¿de acuerdo?

Stark apareció por el pasillo justo cuando terminó de hablar con el pequeño aparato. Se preguntaba qué querría tras el numerito en la sala, o si habría tenido problemas con los otros ingenieros por su culpa, pero parecía de buen humor.

-¡Hey!, aquí estáis, bueno, ¿donde queréis que vayamos a celebrarlo? ¿preferís un restaurante o una sala de juegos? A mi la verdad me apetecería una partida de Laser Squad, ¿que me decís? Doug, ¿te parece que llame a Plana y a Pepper? Estoy seguro de que les encantará conocer a Wheatley.

Así que celebraciones eh? Nunca se lo había planteado. De hecho, pensaba empezar a trabajar con Wheatley de inmediato, pero tras ese mal trago, agradecería una experiencia agradable.

- El Laser squad sería quizá demasiado precipitado para Wheat, pero podemos dejarlo para más adelante señor, me apetecería probar. Aunque no le digo que no a un café para presentar a Wheat en sociedad de un modo más amable.

La pequeña esfera parlanchina mostró gran interés en las propuestas de Stark. Eso alivió a Douglas, que sonrió agradecido a su jefe esperando ver qué decía.

Lo peor había pasado, el cerebro cibernético de Wheatley era más resistente de lo que Doug creía, vale que podía ser un poco inestable y algo torpe, pero estaba programado para superarse, para crecer poco a poco, era como un niño ahora mismo, es cierto, pero unas cuantas bromas no serían suficientes para traumatizarlo de por vida, y la respuesta de la IA demostró a Tony que estaba en lo cierto, como siempre.

Vale, dejemos el Láser Squad para la próxima, dijo con una sonrisa el millonario, ¿te parece dentro de una hora y media en las terrazas del Marriot? Tienen un café excelente y las vistas a Central Park son coj... maravillosas, no era plan de ir diciendo tacos delante de una mente que aún se estaba formando, aunque seguramente en sus bases de datos ya las tuviera de todos modos, voy a ir haciendo unas llamadas, me cambio y nos vemos allí ¿de acuerdo?.

Cuando ya se estaba dando la vuelta volvió a girarse hacia Rattmann, No hace falta que te pongas un traje, aunque sea una de esas “ocasiones sociales” no es necesario emperifollarse demasiado, que te veo entrando allí con frack, dijo con una sonrisa, yo pienso ir en camiseta por si te sirve de ejemplo, venga nos vemos, le dio una palmada en el hombro a Doug en el hombro y se marchó de allí, aún pudieron escucharle decirle a su propia IA algo mientras se alejaba, Jarvis, ponme con Plana y avisa a Pepper ¿de acuerdo?.

El minúsculo micrófono que llevaba el robot incorporado interpretó el sermón de Douglas a la perfección, pero Wheatley no parecía querer escucharle. La voz de su mentor se perdió entre sus balbuceos e insultos hacia la humanidad. Exactamente tres segundo más tarde, Wheat pareció escuchar lo que había procesado su tarjeta de sonido, y la pupila de un furioso azul oscuro se volvió más clara y cariñosa.

-Oh… Doug… G-gracias… - dijo con voz tímida.

El ojo de Wheatley bailaba de un lado a otro mientras escuchaba parlotear a los dos humanos sobre qué hacer luego. Al parecer, su creador tenía intención de presentarlo en sociedad, cosa que le enorgulleció y le puso más contento. Al pequeño robot le encantaba la idea de poder conocer a más gente. Hablar con más gente. Sobretodo hablar.

-¿Láser Squad? Si Doug me hace un cuerpo metálico me apunto seguro. ¡Será divertido! ¿No? Bueno, mejor otro día, sí, mejor. -asintió moviendo su cúpula metálica de arriba a bajo . - Un café estará bien. ¿Sabías que el café marroquí es uno de los más..

Una vez Tony Stark dejó al robot y al inventor a solas, Wheatley continuó charlando de mil y una cosas inútiles por el camino.

-¿Crees que así estaré bien?, ¿o debería ponerme una corbata? ¿Le gustaré a esa sociedad? Sociedad es una chica, ¿no? ¿Es guapa?

Doug escuchó la última frase del pequeño robot con una sonrisa y finalmente dejó escapar una carcajada sincera, como hacía años que no soltaba. Sabiendo que eso podía ser malinterpretado por la joven e inexperta mente de su creación, lo elevó un poco y lo miró de frente con orgullo.

- ¡Cada vez me alegro más de haberte creado! No, la sociedad no es una chica, pero te pondremos guapo igual, aunque será difícil, estás nuevo y reluciente, ¿Qué tal un sombrero?

Ambos, científico y creación se perdieron en las profundidades del laboratorio comentando lo que harían, y pasaron la tarde en el laboratorio, dónde, mientras Rattmann solicitaba el papeleo para sacar un prototipo al exterior a través del PC. Se había puesto una malla con sensores que escaneaban su cerebro en intervalos de unos 5 minutos para determinar qué zonas se activaban más al interactuar con Wheat, y qué pasaba cuando se alejaba de él un rato. No tenía muy claro lo que iban a durar estos análisis, pero por el momento, esperaba que diesen algún resultado.

Pronto llegó la hora de marcharse, y con los papeles en mano, Doug decidió salir una hora antes para poder pasarse por casa a cambiarse, y de camino a la cafetería, entrar en Rourke's para encontrar un complemento que convenciese a Wheatley. Pensó que tal vez una pajarita magnética azul le sentaría perfecta. Cogió de un asa a su pequeño, y dejó la bata en su taquilla.

- ¿Preparado para visitar el mundo exterior, pequeño?

Tony se quedó unos segundos mirando como se alejaba el científico y su más reciente creación, aquella extraña IA (o mas bien EA), no entendía como el resto del equipo, a pesar de haber trabajado en ello habían preferido burlarse de Wheatley que ver las aplicaciones practicas de dicho artefacto, la gran ayuda que sistemas como ese podrían llegar a ser para niños autistas por ejemplo, aparte de por supuesto la impresionante venta que tendrían los “amigos digitales”, en un mundo en constante cambio y lleno de traición alguien en quien poder confiar a ciegas era una inversión segura, con unos cuantos retoques y el asesoramiento adecuado, en unos meses las versiones medicas de Wheatley estarían en el mercado.

El millonario se dio la vuelta y empezó a silbar una conocida melodía que Jarvis rápidamente sincronizó en el hilo musical del edificio.


Una sonrisa iluminaba su rostro anticipándose a las cifras que estaba calculando que se podrían obtener solo con la división médica, Wayne, ni con todas las armas que le vendes al gobierno podrás superarme en ventas este año, se dijo a si mismo mientras volvía a su despacho silbando la canción e incluso cantándola de vez en cuando, Rattmann era un genio y ni siquiera se daba cuenta, reciclar tecnología obsoleta y presentarla como algo absolutamente novedoso tan solo cambiando el software, un jodido genio que le iba a ayudar a ganar a Bruce Wayne también en el aspecto económico.

Wheat puso la mejor expresión de incógnita que pudo tras ver a su dueño reírse a carcajadas. No entendía muy bien qué era lo que le había hecho tanta gracia, pero rápidamente aprendió a olvidarlo. Doug le había levantado con ambas manos y alzaba orgullosa a su creación.

-¡OH!, jejeje -hizo una pequeña pausa y entrecerró el ojo con algo de vergüenza - yo también me alegro. Oh, ¡ah! ¡No es una chica! ¡claro! Con sombrero estaré bien, sí.

Wheatley disfrutó como un niño observando a su creador y siguiéndole a todas partes. Cuando Doug interactuó con el ordenador, Wheat se acercó lentamente a curiosear por todas partes del laboratorio, intentando no molestar. Aunque era inevitable que tirara algún que otro vial de cristal o aparato electrónico. La IA no entendía muy bien algunas de las cosas que hacía su creador, y en ningún momento dejó de preguntarle, en especial sobre el ordenador. No parecía llevarse muy bien con él.

Después de las pruebas en el laboratorio, Wheat acompañó a Doug hasta una tienda bastante elegante y se probó una pajarita magnética azulada que le quedaba especialmente bien y un sombrero de copa alto y negro. Wheat se quedó observando también los monóculos, pero pensó (es decir, expresó en voz alta y clara), que no tendría mucho sentido llevar uno cuando sólo tenía un ojo, pero dio a entender de que le habían gustado mucho.

-Listo, querido amigo. ¿Crees que les gustaré a tus compañeros humanos?- preguntó con impaciencia.

La continua afirmación que necesitaba Wheatey sobre gustar a los demás, revelaba ligeramente el poco autoestima que tenía la máquina.

Aquélla tarde había sido una locura, pero a pesar del caos de vigilar al pequeño robot mientras rellenaba la solicitud para sacarlo al exterior, el hecho de oír sus vivarachos comentarios y responder a todas sus preguntas amenizó el largo trámite burocrático, y resultó aún mejor verle a pelna luz del día. Igual que un niño, observaba todo con asombro, edificios, personas, formas de vestir, coches, e incluso animales. Por el camino hacia Rourke's el científico tuvo algún pequeño altercado debido a los comentarios de su creación, y de hecho, llegaron a la tienda tras una pequeña carrera huyendo de un furioso Bull terrier con el que había intentado jugar. Golpear con su palanca el hocico del animal para acariciarlo no había sido la mejor de las ideas...

Atravesaron la puerta de la tienda seguidos por la mirada de un par de clientes que no acababan de entender lo que veían, pero nada se podía comparar a la expresión del dependiente cuando Doug colocó a Wheatley sobre el mostrador, y éste le dedicó un alegre "Hola". Sus ojos se desviaron una y otra vez del robot a Douglas y viceversa. Esperó a que el portador de la esfera parlante recuperase el aliento para eclarecer la situación.

- Buenas tardes, usted disculpe, veníamos huyendo de un perro y... bueno, no importa. Verá, querría... queríamos algo elegante, para éste jovencito -Dio unas amistosas palmaditas en la carcasa de Wheat, dejando ir un sonido metálico- Hoy tiene una cita importante y quiero que esté radiante.

El dependiente observó a Wheatley, y luego lanzó una mirada despectiva a Rattmann, ¿En serio? ¿De veras ese lunático salido de ninguna parte pretendía que atendiese a un juguete como si fuese un cliente? No pensaba perder su trabajo por semejante estupidez.

- Señor, mire... será mejor que se vaya. No queremos tener problemas, seguro que podrá encontrar artículos de su agrado en otro establecimien...

- ¡Eh, eh! ¡¡Doug, Doug, ése, me gusta un montón ése!! -La esfera estaba gesticulando con su ojo hacia un bonito sombrero de copa negro y sencillo que resposaba en el extremo del mostrador junto a otros artículos por colocar. El dependiente estaba alucinando, ¿Esa cosa realmente tenía "gusto"?

Doug sacó su tarjeta identificativa de Stark Industries para poder convencer al hombre de que decía la verdad. Era cierto que no había articulado un solo argumento lógico desde que estaba allí, y habría resultado una situación extraña para cualquier ajeno.

- Perdone... la carrera hasta aquí me ha despistado. Mi nombre es Douglas Rattmann, trabajo para Stark Industries. Él es Wheatley, un proyecto en curso de la compañía, se trata de una forma especial de inteligencia artificial, ¡Wheat, quieto aquí! Y debido a sus características específicas, sería provechoso para un desarrollo óptimo permitirle acicalarse a su gusto. Sé que es algo complicado, pero... ¡Wheat, no te acerques más a ese sombrero! pero si pudiera fingir que es un cliente más, sería todo más fácil, y por supuesto, le pagaré lo que se lleve, no se preocupe.

El dependiente tomó la tarjeta de Stark Industries y la examinó de cerca. Era auténtica, había visto algunas, ya que varios de sus clientes eran trabajadores de la compañía. Alzó la mirada hacia el hombrecillo al que devolvió su identificación. Parecía sincero, y cierto era que ese pequeño balón metálico parecía traerle tantos quebraderos de cabeza como un crío de verdad, ya que había tenido que arrastrarlo por el mostrador hacia donde se encontraban tras finalizar su conversación, en medio de las protestas de éste. Se encogió de hombros y se aproximó al sombrero que era la obsesión del pequeño aparato, colocándoselo encima, y tras eso, se fue a buscar un espejo.

Rattmann se tranquilizó ante el cambio de actitud del hombre. Wheat, por su parte, no paraba de agitarse y hacer jolgorio; Estaba muy ansioso por verse con su nueva prenda puesta. Doug sonrió, divertido, y le dio la vuelta para darle su opinión.

Ahí estaba la magia. Una sensación cálida invadió su ser, fascinándose mientras ignoraba las peticiones de Wheat inquiriendo acerca de su aspecto. Ese gran ojo azul coronado por un sombrero... Era increíble que un montón de códigos hubieran reproducido los gustos de aquél ser que solo fue una ilusión, que hubieran dado "vida" a algo que sólo existió en su imaginación infantil. Sus ojos se humedecieron levemente, pero entonces llegó el dependiente con el espejo y el pequeño robot estalló en euforia. Luego, el hombre le sugirió combinar el sombrero con otros artículos, y finalmente salieron de allí con una preciosa pajarita azul a juego con su mirada. Llevaban unos minutos en la calle cuando el teléfono de Doug vibró, y pudo leer un mensaje de texto particularmente largo de su jefe. Apagó el artefacto y se dirigió al emocionado Wheatley:

- Bueno, malas noticias. Una de las personas importantes que ibas a conocer hoy no va a poder venir, está ocupado, pero la buena es que la señorita Pepper sí vendrá, y estoy seguro de que os llevaréis muy bien. Vamos, no estamos lejos.

Doug estaba entusiasmado. Era toda una aventura haber creado a Wheatley, una aventura maravillosa, como las que vivió con Whittles hacía tantos años. Algo casi mágico.

Y hacía horas que esa magia le estaba librando de sus pastillas...