It's raining men...

[25 de Enero del 2019, Medianoche]

Era esa época del año. No esa en la que llovía, nevaba o caía granizo, no. Era esa época en la que lo que caía era gente del cielo. Como ciudad acostumbrada a cataclismos dimensionales, el que apareciese una luz en el cielo sólo provocó que algún viandante mirase hacia éste con cierta curiosidad.

El hecho de que dicha luz apareciese de noche y en una de las zonas más pobres de la ciudad tampoco ayudaba a que hubiese muchos espectadores, después de todo.

[Mientras tanto, en Gaia...]

Vicky miró al portal con cierto recelo. Las abejas le habían advertido de que debía dirigirse a éste, y los templarios la habían hecho llamar. Incluso había representantes de las otras organizaciones, y eso siempre significaba que algo muy gordo estaba pasando. Tan gordo que estaba segura de que le quedaba grande. O le quedaría, si no hubiese sido elegida y toda esa traca.

A veces desearía ser normal de nuevo.

La rubia inspiró profundamente, cogió con fuerza la mochila con su ordenador, un cuchillo de monte, algo de dinero y un botiquín de primeros auxilios, y se introdujo en el portal

Según entró por el portal, notó el golpeteo incesante y familiar de las Abejas llamándole... ¡Justo en el peor momento, como siempre! Se llevó una mano a la cabeza y empezó a gritar mientras notaba el dolor crecer y su nariz empezar a sangrar



Y finalmente, el dolor remitió. Las abejas habían dejado su mensaje críptico, aunque por alguna razón, había sido más claro de lo normal. Quizás tenía algo que ver esa sensación en el estómago, como si algo tirase de ella. O quizás era ese silbido en los oídos. O quizás... ¿Eso era el asfalto ascendiendo hacia ella?

Vicky abrió bien los ojos, demasiado cerca ya del suelo como para evitar por sí misma el convertirse en una mancha roja en medio de una calle perdida de la mano de los dioses.

Otra vez no... murmuró para sí, apretando los dientes. Quedaba apenas un segundo para el impacto.

Eso iba a doler.

Mis tentáculos mecánicos hacían temblar la tierra mientras apartaba todo cuanto se interponía en mi camino incluso la policía intentó apuntarme y acabar conmigo pero me cubrí con mis tentáculos e hice rebotar sus balas en el duro titanio de mis tentáculos, atrapando a los policias con furia y matándolos mientras seguía mi camino caminando con mis tentáculos cubriendo la distancia que nos separaba de Oscorp destacándose su enorme mole recortándose en la distancia.
Ahora el Tritio por fin sería mio y Spiderman my pronto estaría acabado.
Entonces algo llamó mi atención cayendo hacia el asfalto,¿quien sería? algún suicida de los tantos que había en Nueva York.

Decidí que sería mejor averiguarlo y un grueso tentáculo de titanio rodeó el cuerpo delicado de aquella joven mientras caia hacia el asfalto-¿quien eres tu?-dije mirándola centelleando mis gafas oscuras, mientras un tentáculo chasqueba sus metálicos apendices afilados dispuesto a romperle el cuello si hacia algún movimento extraño o intentaba alguna jugarreta.

Esperé su respuesta, más le vale que tuviera una, porque no me gustaba que mi hicieran perder el tiempo, -¿quien te envia?-dije friamente-¡¡habla!!-exigí saber mientras la mantenía agarrada y aprisionada con uno de mis tentáculos mecánicos.

Y entonces la muerte no vino. En vez de eso, notó cómo sus tripas se le ponían de corbata cuando algo la recogía y redirigía toda la inercia hacia arriba, haciéndola sentir un mareo vertiginoso y unas inconmensurables ganas de reencontrarse con su primera papilla

La chica boqueó, notando cómo algo duro y metálico la enrollaba por el talle y le aprisionaba uno de los brazos. No iba a quejarse, al menos no había muerto (aún: en este tipo de trabajos sabes que es algo inevitable), por lo que simplemente jadeó, abrió los ojos y empezó a limpiarse la nariz con la mano libre, molesta de tener toda la boca llena de sangre.

Al menos, hasta que el gordo gafotas empezó a hablarla, lo que hizo parpadear a la inglesa. Le miró, miró a la tenaza que parecía amenazarle, frunció el ceño cuando el tipo apretó y... no pareció muy intimidada. Casi como si no le diese miedo morir. Se bajó levemente las gafas y echó un vistazo al tipo, mientras sus ojos y su pelo se volvían de color verde

¡Revelaciones 2, versículo 10! ¡Actos 20, versículo 28! Las palabras brotaron de los labios de la mujer mientras terminaba de limpiarse la sangre de la cara, aparentemente molesta por la actitud del tipo

¡¿Quién demonios eres tú?! ¿Es que no sabes que es de mala educación maltratar a la mujer a la que acabas de salvar? Y yo que pensaba invitarte a unas birras... comentó, esta vez con más sarcasmo. Sus dedos repiquetearon sobre el tentáculo de acero, echando un vistazo a su alrededor

Un momento, ¿Qué ciudad es esta? ¿En qué país estoy? ¿América, Australia... Inglaterra? ¿Tal vez Gales? Y en serio, ¿Quién demonios eres? Por cierto, deberías mirarte ese peinado, cielo, no te favorece en absoluto

Revelations 2,10:

Acts 20,28: