¡Pasen y vean! (Dick Grayson) [Fecha por determinar]

Pocos instantes tenía la mutante para disfrutar de un atardecer relajado paseando por la gran manzana. Era domingo, Central Tart estaba cerrado y por primera vez en mucho tiempo no había nada. No había correos pendientes, ningún proveedor esperaba respuesta, las llamabas no sonaban, nadie necesitaba nada…

Y respiró hondo mientras paseaba por las calles sin un rumbo fijo con un americano largo en la mano echando humo del vaso de cartón. El olor a comida rápida y el brillo de los neones empezaron a anunciar el comienzo de una noche que aún no era oscura. Era una de las cosas bonitas de Nueva York.Todas las noches había vida, fuese el día que fuese.

Cuando quiso darse cuenta eran casi las siete de la tarde y no había cenado, al día siguiente además debía estar a las cinco de la madrugada en pie para abrir la pastelería. Bufó su desgana con un suspiro y decidió tomar un atajo recomendado por una aplicación de navegación.

Cinco minutos más tarde se dio cuenta de su error. Nueva York era una muerta viviente. Allí no había ninguno de los negocios que indicaba la aplicación. Fesko-s- ultramarinos, la tienda de discos de Rollen Hord, Cash y empeños Abramovich, gimnasio Barnum…

Se detuvo en seco.

- Barnum… - dijo en seco en voz alta sin darse cuenta. Efectivamente ese barrio estaba muerto, no había un alma más que los que, como ella, parecían haberse perdido. Pero ese letrero hizo que la cena pudiese esperar un poco más. Para cualquier persona que hubiese rozado lo que un circo suponía, ese nombre no se te escapaba.

Se acercó como por instinto, como si aquel sitio abandonado y de ventanas empapeladas tuviese el poder de un canto de sirena inevitable y atrayente. Dio un sorbo a su café y se siguió acercando hasta que llegó a la puerta, entreabierta con una cadena oxidada sosteniendo ambos pomos. El polvo y las telarañas hablaban por si solas.

Con dos dedos, fundió uno de los eslabones hasta que cayó al suelo y pudo retirar la cadena. Un ruido pesado con eco invadió el gimnasio cuando abrió la puerta, cerrando una vez dentro.

La poca luz que quedaba hacía que lo periódicos pegados a los cristales pudiesen leerse con mayor claridad. Aunque su información no era de utilidad más allá de detectar que llevaba al menos unos meses sin uso. Había un par de carteles tradicionales de circo, anunciando al hombre más alto del mundo, a la mujer barbuda, el hombre bala.. En una esquina, un grabado de lo que debió ser el primer retrato de P.T. Barnum. Los ojos de Sasha empezaron a centrarse poco a poco en lo impotante. Un saco de boxeo en el suelo, otro colgado, un ring de combate, una zona con distintos elementos de malabares, pesas extraordinariamente grandes…

Y una zona con colchonetas sobre las que colgaban unas telas ancladas al techo.

Las vio y no pudo evitar emocionarse.

-¿¡Hola!? Estaba abierto, no quiero molestar, sólo quería saber si este sitio volvería a estar en activo pronto…- Ni un alma.

Un paso más hacia las telas.

-¡Hola! ¿Hay alguien?- de nuevo, su eco. Y el crujir de los pasos bajo sus pies.

Sonrió mordiéndose el labio como una niña pequeña y corrió hacia la zona de telas, dejando la gabardina negra apoyada en un banco de madera cercano a la zona, quedando en leggins negros, deportivas y camiseta de tirantes verde.

Agarró las telas rojas y les pegó una fuerte sacudida, viendo cómo se formaba una nube de polvo en el aire de la que tuvo que intentar escapar. Cuando cayó todo, empezó a trepar usando manos y pies hasta llegar a media altura. Empezó a enrollar en sus ingles las telas y a intentar posiciones que aún recordaba. Algún descenso, alguna figura… Y justo terminó una coreografía cuando quedó colgada boca abajo , con la melena sufriendo los efectos de la gravedad, cuando escuchó de nuevo el chirrido de la puerta y el eco de que se cerraba. Unos pasos se acercaban…y ahí le vio, un hombre joven, con un cuerpo envidiable para cualquiera. Los ojos azules resaltaban bajo el pelo liso azabache.

Se quedó helada. ¿Debía pedir perdón? ¿Era suyo? Sonrió con incomodidad y movió la mano a modo de saludo a pesar de estar al revés. -Ho… Hola…