Spirit: el corcel indomable (16 de marzo de 2019)(Bart Allen, Conner Kent E Ingrid Galatea)

El tiempo pasa inexorablemente para todos. Las horas pasan a un ritmo constante y se van convirtiendo en días y esos en semanas. sin darnos cuenta pasan los años. Las preocupaciones infantiles y dramas adolescentes que antes nos parecían un mundo se van convirtiendo en idioteces y trivialidades sin importancia. Así, Conner Kent fue creciendo y dándose cuenta que aunque vivía en la base de Happy Harbor muy alejado de sus tíos Ma y Pa Kent debía empezar a preocuparse por sus familiares. Martha y Jonathan eran cada vez más mayores y necesitaban de una mano extra en la granja. Con el fin de poder empezar a involucrarse en las labores ganaderas y agrícolas de quien gentilmente le había acogido como uno de los suyos y brindado un nombre y una familia, Conner decidió aprender sobre aquello que necesitaba para colaborar en las tareas de la Granja Kent.

Conner consultó con Bart su idea de aprender sobre los aspectos vitales del campo y los animales y el velocista ayudó a su amigo a tener más acceso e información sobre esos temas para que pudiera formarse. Ambos buscaron charlas, conferencias y congresos a los que acudir. Por ello, el semikriptiniano había decidido acudir a una feria organizada por los estudiantes universitarios de la ciudad de Nueva York. El evento llevaba por eslogan “La agricultura como motor de cambio”. La feria la organizaba la institución educativa de carácter privado Universidad Alfred. Como era un evento destinado a mostrar a los saberes, los proyectos y avances de los alumnos tenía la entrada gratuita y abierta. El objetivo de esta feria era captar futuros alumnos enseñando las destrezas de los actuales estudiantes.

Los dos muchachos se vistieron con ropas informales y acudieron al evento. Se enfundaron en sus abrigos y empezaron a caminar hasta la Universidad Alfred. El invierno había comenzado a cederle terreno a la primavera pero el frío aún era moderado. Como siempre Bart estaba muy emocionado con el acontecimiento. Iba hablando por los codos y fijándose en todo mientras su amigo reía y asentía. Como siempre el velocista se mostraba vital. Cualquier cosa nueva estaba cargada de un especial e interesante matiz de aventura.

Al llegar a la Universidad Alfred preguntaron donde se organizaba la feria. Los estudiantes a los que preguntaron señalaron a los héroes un gran patio semicubierto donde estaban organizadas diferentes muestras, puestos, charlas y actividades. Mientras caminaban hasta el lugar Bart se fijó en que cerca de ellos pasó desbocado un animal. Era un caballo de un intenso color marrón. Los ojos dorados del velocista brillaron y salió corriendo tras el animal. Al princiìo correr con el caballo le pareció una especie de juego de carreras. Pero al fijarse en el semblante del animal se dio cuenta de que el precioso cabello estaba agitado y nervioso. Eso no era bueno. Algo había descontrolado al equino y podía causar algún destrozo o altercado en un lugar que cada vez estaba más concurrido.

Bart con su dinamismo y jovialidad trató de serenar al animal. Tomó de las riendas al caballo y hablándole dulce y tranquilamente consiguió que el precioso rocín se calmase. Cuando el caballo árabe estuvo tranquilo, Bart acarició su hocico con cariño. Al animal pareció gustarle y el velocista se rió feliz.

- Mira, Kon. Un nuevo amigo.- dijo muy contento al volver con el moreno. Bart sabía que tenían que devolver el caballo a sus dueño. Pero era tan magnífico y cariñoso.- Sé que igual es una locura pero, ¿crees que haya sido abandonado?- Las ganas del castaño por quedarse el caballo iban en aumento. Los ojitos ilusionados y parpadeantes del menor suplicaban a su amigo que le diera alas en su fantasía y que dijera que seguramente no tenía familia y se lo podía quedar.

Conner y Bart cambiaron su rumbo para dirigirse en la dirección en la que había aparecido la montura.