Si la vista es engañosa, ¡imagínate la ceguera! || Arturo Lizarraga y Matthew Murdock || 06-07-2018 ||

Viernes por la noche, el día que se define como "fin de semana" y "¡a salir se ha dicho!" esas y otras frases mas pintorescas que la mayoría de la población trabajadora exclama con singular alegría, claro, que algunas veces hacían horas extras, otras veces el dinero no alcanzaba mas que para una cerveza y comer pistachos gratis en el jossies pero había escasos casos, cuando esa persona se vestía de una manera, muy particular y saltaba de techo en techo ese era el caso de "el diablo". Un hombre de traje rojo escarlata con unos singulares cuernos en la mascara, y un emblema en el pecho "DD" pues aunque algunos latinos le llamaban "el diablo", para la mayoría de los neoyorquinos, el era su vigilante, su guardián, Daredevil el hombre sin miedo. Año tras año, se colocaba de aquellos ajustados leotardos solo para salir en busca de aquello que no obtenía siendo un simple abogado defensor: Justicia; desde pequeño, aprendió que Hell´s Kitchen no solo era un barrio peligroso, si no que sangraba de dolor ante aquellos que sin importar que, tomaban a la fuerza lo que desearan, la codicia, perversión, ira entre otros pecados manchaban el alma de las personas que se resistían a la violencia, gritaban mas sus plegarías no eran escuchadas.... solo ignoradas hasta que el llegó.

Ahora, una vez más se encontraba en lo que denominaba como "su ciudad", esperando paciente que algún indicio de persecución llegara hasta su desarrollado oído para emprender una carrera de tiempo, pues hoy en día los maleantes no se andaban con juegos después de todo ahora no era la dimensión que conocía, y no sabía si algún día regresaría a la normalidad pues nuevos enemigos aparecían, extraños poderes y habilidades que jamás habría creído que existieran comenzaban a abundar en cada rincón de la ciudad, incluso, se tentaba hacerse de un grupo de vigilantes para acaparar todo aquel alboroto que se armaba en New York... pero eso sería otra noche, pues lo que parecía ser un grito femenino había tomado su atención. Aquel hombre movió su cabeza de manera tal, que podía escuchar el fuerte taconeo de aquella mujer, su respiración agitada y el pulso era tan fuerte que casi parecía que el corazón le saldría del pecho, gritaba de manera histérica un "¡Aléjate de mí!" a lo que percibía un hombre joven pero agil, sus movimientos eran precisos, como los de un ninja, todo aquello a un par de calles, cerca, demasiado y eso le agradaba, no esperó mas para saltar sin mirar abajo, pues nunca lo hace, ya que sus ojos fueron cegados hace muchos años... hace muchos años.

Ahí estaba, una mujer que no parecía superar la treintena, la cuál también gozaba de una buena salud huyendo de su perseguidor.

Le pareció curioso, pues el hombre, a pesar de que tenia un porte de guerrero usaba una vulgar arma, tal vez solo era de esos tipos que estudiaban karate o esas Artes marciales populares que los chicos suelen meterse para atraer a chicas -Un completo desperdicio- susurró. Con cautela, sacó su bastón de aquella bolsa que la sostenía y lo lanzó de manera tan precisa que logró hacer que soltase el arma, este, molesto por el golpe preguntó por mi, claro no por el nombre, pero un vigilante sabe cuando es el momento de mostrarse y cuando no, menos cuando este sacaba una katana, una magnifica arma usada por las viejas raíces japonesas -Eres un guerrero...portando una letal arma, ¿porque no la sueltas chico?, antes que termine por romperte esa mano- habló con seriedad, por su mente, escenas de The hand, Elektra y su mentor pasaron por su mente en un segundo, pues estaba demasiado familiarizado con aquella cultura oriental ¿Y bien?- mientras hablaba caminaba por las sombras, cuidando que este no le viese.

-¿Tu paga?- Preguntó entre las sombras, alzó una ceja como si lo anteriormente dicho no lo hubiera escuchado bien del todo; comenzaba a caerle mal aquel hombre -Asi que eres un mercenario... ¿porque no me sorprende?- esto lo puso mas alerta, si era quién imaginaba que era entonces no debía tomarse tan calmado, pues no era la primera vez que tenia que enfrentarse con un asesino a sueldo, admitía que era algo que le encantaba, bajarle los humos de grandeza que algunos se cargaban, pero uno tantos eran ex agentes de SHIELD por lo que mas que una vez le habían dado una buena golpiza. Sentía la tensión del chico, y a pesar de ello el agarre en su katana era firme y decidida, por lo que dudaba mucho que se dejaría amedrentar con sus métodos para causarle inseguridad, en cambio lo invitaba a mostrarse, por lo que ansiaba un encuentro frente a frente -Podria temer, si es que esa arma estuviese en manos de un maestro- hablaba solo para distraerlo, bien sabía que podría tragarse sus palabras pero por el momento solo buscaba una manera de golpearlo.

Por unos segundos, la mujer trató de escapar, cosa que le pareció algo inteligente si no fuese porque su perseguidor lanzó la katana contra ella, su grito de dolor le punzaba en los oídos; su expresión se tensó soltando un silencioso gruñido de furia. En su distracción decidió hacer su ataque, alzó su puño derecho acercándose con rapidez hacia el. Pero cuál fue su sorpresa que a la vez que el se acercaba, el chico lograba hacer fuego de su mano solo para dirigirla a el y alumbrarlo.... lo esquivó por unos centimetros -Pero que rayos...- susurró para el mismo, opto por dejarle de lado e ir hacia la mujer para liberarla de tal tortura.

Sus dedos pasaron por el mango del arma y a pesar de tener los guantes, pudo sentir los detalles de este, admitía que era formidable aquello, como si por un momento desprendiera de una energía fuerte, como si esta estuviese ligado a algo sobre natural, algo no colaba ahí, ¿porque el tenia una espada como esa? -Descuide señorita, ahora mismo la soltaré...-

Después de haber soltado a la mujer, se dedicó a seguir analizando el arma, era formidable, lo admitía, incluso se tentaba quedársela, sin embargo no le pertenecía, además que tenía que arreglárselas con el tipo que minutos antes perseguía a la inocente ciudadana, claro, que le sorprendió enormemente cuando estaba a punto de recibir un zarpazo de esta ultima. sus ojos se abrieron, ante la sorpresa de ver que no todo lo que parecía era verdad, giró anteponiendo la espada en una manera de bloquear el ataque, pero antes que el hiciera esto, El chico lanzó una bola de fuego, ¿como?, bueno, con esa extraña habilidad que tenía.

De manera sarcastica suelta un "Eso no lo veías venir, ¿verdad?", y el solo alzó una ceja -Opto por tenerlo todo bajo control, no predecir el futuro- habló un poco molesto pero mas que nada sorprendido, eso, o mejor dicho ella, era una especie de cambia formas, había varios asi, como el que se hacia llamar "El camaleón" o alguno que otro mutante, Tal vez el estaba del lado de los buenos, pero no explicaba por que la perseguía. El se fue tras ella, dejandole atrás, no sirvió de nada que tratase de detenerlo, su objetivo era claro: Matarla a toda costa. No Perdió tiempo y buscó su bastón, no se quedaría atrás, y mucho menos, subió del edificio para asi alcanzarlos con una mayor facilidad, la joven lanzaba todo lo que se encontraba para impedir que se acercara el; con la katana en su mano derecha, y su mano izquierda rozando de vez en cuando su bastón buscando el momento preciso para hacer uso de este.

Por escasos segundos, logró superar la distancia de la perseguida y entonces supo que era el momento, con la habilidad que se le conocía, lanzó el bastón directamente a la cabeza de esta, el golpe hizo el típico "Tuk", aquel que conocía mejor que nadie y siguió botando por las paredes de la sucia callejuela con intención de darle un segundo golpe al que posiblemente era el enemigo de momento, aunque claro mientras el bastón seguía su curso, la bestia disfrazada de mujer volteaba a donde el vigilante furiosa, amenazadora, escaló hasta el punto de este, cambiando radicalmente de forma, el cuerpo femenino desaparecía ante un tosco cuerpo y las garras anteriormente amenazadoras volvían a aparecer para atacar una vez mas al hombre; La katana fue usada para cubrirse de algunos ataques pero entonces, solo entonces supo que no era un mutante, un mutante no olía así, una peste insoportable, un hedor que no poseían los humanos, uno que llegó a conocer gracias a su amigo el doctor Strange, "No es de este mundo" se repetía, "No lo es", sus ojos se enchinaban ante el dolor y el ardor de las heridas causadas, pero en ningún momento la katana abrió la carne del contrincante, no, el no sobrepasaría esa linea.

Off. El dado es por el bastón, si te da o no, tu elijes la zona que sea si llega a golpearte (r7u7)r

El miembro 'Matthew M. Murdock' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado de 10' : 8

El miembro 'Arturo Lizarraga' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado de 10' : 9

Cada arremetida por la bestia la lograba bloquear o evadir, en la expresión del vigilante se notaba su esfuerzo, aquel intento por evitar algún rasguño o algo que le impidiera su cometido.
Era una lucha, no intima, pues había un tercero que debía ser el encargado de la criatura, pero ahora Daredevil se encargaría del asunto, estaban en su zona, por ende su responsabilidad; en un momento de debilidad de su parte, logró ladearle la Katana, estaba libre de un golpe en el costado izquierdo, vaya cosas de la vida, pues el era zurdo.... sin embargo no llegó aquel presentimiento, al contrario, su enemigo trató de irse de la escena, estaba apunto, solo a unos miseros de iniciar una nueva persecución hasta que aquel hombre, haciendo uso de sus dones logró causar una pared de fuego, evitando su escapatoria.

Estaba a su merced, el fuego frente a el, junto con su objetivo tan vulnerable, Camina hacia ella, su corazón bombea con fiereza la sangre, llevandola a piernas y brazos, la adrenalina ahora estaba haciendo su trabajo, el chico habla, pero las palabras solo retumban en su cabeza sin coherencia alguna, estaba aturdido, el poder, ese poder de decidir sobre la vida o la muerte de dicho ser. ¿Sería capaz?, ¿que era diferente aquella criatura con un humano?, ¿realmente debía terminar así?, de una manera casi natural, sus brazos y manos se mueven con una elegancia propia de un samurai, asi le entrenó su maestro, como un guerrero, exterminar con todo mal sea natural o no; Nuevamente la bestia trata de apelar a su lado humano, lanza un chillido y un leve gimoteo "Por favor no", eso, si lo escucha, nuevamente aquel que le acompaña le advierte de una trampa, pero no necesita decirselo, el hombre de rojo se imagina lo que podría pasar si le deja vivir, pero no era un asesino.

un grave Lo siento brota de sus labios  antes de que la afilada hoja se clave en la mistica carne, el ser grita, el sonido entra a sus oídos hiriéndole, es horrible, mas no para, sigue entrando hasta que esta sale por el otro extremo. Un ultimo suspiro es lo ultimo que puede profesar la criatura y asi, frente a el, muere. ¿Y el?, solo atina a soltar la Katana aparentando serenidad, aunque por dentro todo su cuerpo se estremezca, ¿habrá hecho bien?.

Solo entonces, después de la tensión pasada logra darse cuenta que el perseguidor mantenía un arma entre sus manos -¿Que es lo que haces?...-, entonces, la irá se dispara en un segundo y se abalanza sobre el, esta furioso, ¿acaso pensaba usar esa arma con el?, solo era un truco, algo común entre mercenarios para que asi mantener el lugar sin testigos y cobrar su cheque sin ningún remordimiento, no lo permitiría.

Entonces, la pelea se dispara entre ambos. El vigilante atacaba con desprecio e ira al que creyó de manera confiada sería un aliada en ese momento por un fin mayor al de su rivalidad, pero al parecer no siempre se podía estar calmado con uno de su calaña, o al menos eso era lo que el pensaba en esos minutos donde trataba de encontrar una abertura en la defensa del mercenario, pero debía admitir que era buen guerrero, mas no podía ser perfecto en su opinión, tarde o temprano debía acertar un golpe y derribar lo para llevarlo ante la justicia -Rindete, o no tendré piedad- gruñe.

Los músculos ardían como el fuego que aún se mantenía viviente y vigoroso en aquella azotea, el aire chocaba contra su espalda, aire caliente, como la misma tensión que el mismo había creado por dejarse cegar y mal interpretar la situación; justo cuando lanza un puñetazo al rostro del enemigo, este logra esquivarlo, contra atacando con una de sus habilidades de fuego justo a sus pies, el retrocede mientras el otro se aleja con rapidez en busca de su arma, no le dejaría tomar la oportunidad, el también. Entonces sin dejarse amedrentar, saltó aquella pequeña llamarada para ir en busca de su bastón, si alguien viese aquella imagen, parecería algo sacado de una película de acción, justo en la batalla final, cada quién con sus respectivas armas deseando al menos solo buscar salir ilesos de aquel encuentro.

Una vez con el bastón en su mano izquierda, volteó a donde el mercenario interponiéndose frente a el -Ni creas que te dejaré ir....- amenazó tensando su agarre en el bastón, si era necesario, le daría un golpe firme en el pecho hasta dejarle inconsciente.

Su respuesta tan sencilla y con toque humoristico por una parte le habría hecho enfadar aún mas, sin embargo era como si algo en su cerbero hubiese echo "click", como si de repente le hiciera acordarse de algo que no había tomado en cuenta y era... si realmente pensaba matarle, ¿porque no lo había hecho cuando tuvo la oportunidad?, después de todos fueron unos segundos de debilidad donde el estaba a su merced dándole la espalda, pero ¿que pasaría si no fuese asi y solo era el shock de haber visto a la bestia morir?, no le dejaría ir hasta estar cien por ciento seguro y eso significaba seguir con aquella pelea, además, si resultaba ser un mercenario de peligro, podría andar por ahí matando a quién se le ordena y no pensaba vivir con ese peso sobre si.... no después de haberle fallado a Castle y a otros tantos anti  heroes que trató de llevar por un buen camino.

La tensión en su bastón se hizo tal que estaba a punto de lanzar lo contra dicho objetivo, hasta que el se lanzó en su dirección, lanzó un grito ronco a punto de saltar en su respuesta cuando el fuego se hizo presente e hizo un muro ígneo en un vano intento para huir de el, que tonto, lo encontraría, no importaba que tanto corriese, siempre lo alcanzaría. Separó su arma en dos piezas unidas por una delgada pero severamente resistente cadena, la lanzó con dirección a los pies del contrario con intenciones de mantenerlo mientras lo interrogaba, pues tenía muchas preguntas para el.

Sin embargo, el mismo le hizo reflexionar sobre el porque atraparle -Tengo varios lugares a donde llevarte, uno de ellos es con el Doctor Strange, un poderoso mago, y confió que el sabrá que hacer contigo, mercenario, y si el no llega estar, bueno, entonces el otro objetivo serán los vengadores- habló con total calma, después de todo el había logrado despejarse un poco de la ira que le embargaba, ahora pensaba con mayor claridad -Habías dicho que esa bala no era para mi- le recordó -Entonces ¿que pensabas hacer? si la bestia ya estaba muerta- aquello ultimo lo soltó con un pequeño gruñido, amenazante y alerta.

Las palabras de aquel hombre razonaban en su mente, era cierto, después de todo los heroes no mataban, ¿pero acaso era eso un humano?, no, era un demonio como aquella vez, en aquel tiempo lejano cuando Mephisto hizo de New York un infierno con sus engendros, como cuando en un momento de desesperación se alejó para aclarar sus ideas y al final luchó contra su hijo (claro, con ayuda de spider-man), y en ambas ocasiones había "matado" a esos engendros... claro que solo hasta ahora uno de ellos chillaba ante la agonía y su corazón se detenía, el solo recordarlo le estremecía de nuevo, pero solo se enfocó en su corazón, los latidos que estaban acelerados pero no por una mentira, si no por el enfrentamiento de minutos antes.

Admitía el era bueno hablando, sobre todo para entender como funcionaban las cosas ahí, mientras el dialogo continuaba el fuego iba menguando lentamente debido a las ráfagas de aires que pasan por ahí Comienzas a entender como funciona por aquí, bien, te concedo el hecho que quieras vagar y hacer tu trabajo por aquí, no tengo ningún problema, y, como has prometido no matar absolutamente a nadie, entonces creo que no hay mas problema entre nosotros- asi como el se lo pidió, justo después de extinguir por completo el fuego que les rodeaba, dejando paso al frio nocturno de la ciudad, le liberó del arma con suma facilidad Pero hay un problema, chico, no me has dicho como te llamas, o como te haces llamar, guardó el bastón en donde correspondía y se cruzó en brazos con seriedad.