Prueba de rol Huntress

11 pm.
Callejón en el casco antiguo. Gotham City.

Es de noche en la ciudad. Levanto mi ballesta, disparando el virote garra contra una cornisa para elevarme y correr hasta una escalera de metal que me hizo bajar hasta detrás de un pequeño anuncio que servía de protección. Me puse de cuclillas y prendí mis binoculares de visión nocturna.

Ahí estaba, Tom Woodblack. Mafioso de poca monta, con historial por cargos menores. Salió bajo fianza por delatar a los Maroni, y aunque la golpiza de Batman lo asusto, no parece que se haya redimido. No te libras de la mafia tan fácilmente, jamás lo haces. Y ahí estaba, fumando un cigarrillo bajo un farol, mientras veía hacia todos lados. Esperaba a alguien, pues estaba mirando su móvil. Llevaba una .9mm bajo una chaqueta de cuero, si actuaba rápido, ni debería desenfundar, aunque por su corpulencia, me tardaría más en tumbarlo. Tendría que utilizar mis dispositivos, y hacerlo rápido.

Baje discretamente de la azotea hasta cubrirme con la pared del callejón, tome mi ballesta y apunte a la lámpara , disparando un virote simple que quebró la luz. El tipo se alerto, dándose la vuelta hacia mi para caminar lejos hacia otra farola alumbrada. Estaba asustado, por lo que no se dio cuenta cuando, al pasar de largo por el callejón, salte detrás de el, trepándome a sus hombros y estrellando su cara contra la pared. Eso lo aturdió, dándome tiempo para darle una patada en la espalda baja, y cuando se doblo, golpearle en la nuca con el dorso de la mano. Auch, eso dolió un poco, pero el tipo ya había quedado K.O.

Estaba, frente a mi, un pequeño soplón, abusador y chulito. Detestaba a esa basura, gente como el me recordaba a la escoria que había matado a mi familia. Me levanté, y deje caer mi rodilla en su rostro, luego le id una patada en el pecho. El sujeto sangraba por la nariz, estaba aturdido e indefenso, gimiendo como un bebé. Clave mis rodillas en sus hombros, y empece a golpear con varios puñetazos su feo rostro. Uno, dos, tres. Llegue a darle doce golpes en el rostro, hasta que me canse, sumándole que escuchaba una patrulla de la policía haciendo un rondin. Saque de mi traje unas esposas, se las coloque en las muñecas al mafioso y después tome mi ballesta con el virote garra para volver a trepar el edificio. Una noche sin encontrar a un cabecilla, pero poco a poco, íbamos cambiando esta ciudad.

Salí corriendo de la escena, dirigiéndome hacia unas calles más lejanas donde había dejado la motocicleta. No recordaba porque, pero siempre dejaba mi moto frente a la iglesia cuando estaba en ese barrio. Me acuerdo que la había visitado varias veces, y quizás esa noche me gustaría entrar a recibir la eucaristía del padre... Pero, no era digno entrar a la casa de Dios con la cara tapada. Hice los gestos del padre nuestro, me quede un momento quieta, y luego baje dando saltos hacia donde estaba mi motocicleta morada. Al prenderla, sabía que cada noche había estado mejor, cada noche era más efectiva. Empece a moverme, pero, de pronto me sentí mal. Había golpeado a ese sujeto sin mucha justificación, sin saber su crimen, sin ningún tipo de castigo. Y ahora estaría en la cárcel...

Iba a ser una noche larga, no se cómo explicaría a mis aliados lo que había hecho. Lo mejor sería salir, hasta que algo peor ocurriera.