Escape del Asylum de Arkham (cualquier pj de Arkham+ Comisario Gordon)

Canimaba por el húmedo y oscuro alcantarillado de Gotham, mis ojos de cocodrilo relucían rojizos entre aquella oscuridad, mientras ahora tenía una cuenta pendiente con Gordon, será a por el primero que iría y le haría pagar por haberme encerrado alli.
El agua chapoteaba con cada paso que daba mientras ascendía por una boca de alcantarilla cercana y salía a la calle, a un callejón estrecho, y mis gruesas escamas relucían húmedas a la luz de la luna observando yo los alrededores con una siniestra mirada.  

-Nada podrá salvarte de mi ahora Gordon-dije con un brillo feroz en mis ojos rojos de reptil sonriendo perversamente con crueldad mientras caminaba por aquel callejón estrecho iluminado por el brillo mortecino de la luna.
Pude ver algunos agentes de policía registrando la zona, sin lugar a dudas ya se habían enterado de mi fuga, habrian encontrado al celador al cual rompí el cuello, no importaba.

-¡Eh tu!-me gritaron un par de agentes encañonándome donde antes estaba con sus pistolas pues me hallaba ahora oculto entre las sombras del callejón, acercándose hacia mi posición mientras uno de ellos sacaba las esposas, en ese momento la luna iluminó mi semblante en la oscuridad y extendí un escamoso y musculoso brazo alzando a uno de los agentes del suelo con fuerza, rompiendo su cuello mientras mis ojos rojizos de reptil miraban a su compañero con fiereza.
El otro agente disparó, pero la bala rebotó inofensiva contra mis gruesas escamas de cocodrilo y un de puñetazo estrellé  el cuerpo de aquel agente partiéndose el cuello contra un muro por efecto de aquel golpe.

Los miré fríamente, mientras los cuerpos de los agentes yacian muertos en el suelo, mientras me internaba en aquel callejón de forma silenciosa entre las sombras escapando de aquel cordón policial.

(FDI: ¿Te parece bien que esto sea un día después de la fuga de Arkham? Sería el 10 de Marzo, según me han confirmado de la administración)

El desastre que había estallado el día anterior sin que nadie supiera por qué parecía haber remitido. Al menos ya no había más amenazas a la vista de edificios que fuesen a colapsar tragados por un portal, o de barriadas enteras que desaparecían, o de... malditos dinosaurios deambulando por la ciudad. Gordon no había visto ninguno, pero no se hubiese sorprendido mucho de hacerlo. Había lidiado demasiadas veces con los locos de la ciudad y con el monstruo personal de Gotham, Killer Croc, como para sorprenderse de buenas a primeras. De cualquier modo su deber como comisario y el estrés acumulado por la cantidad de trabajo surgido de repente no le iban a permitir estresarse por mucho tiempo.

Ahora tenía una tarea aún peor entre manos: la busca y captura de todos los fugados de Arkham. La isla se había convertido en el ojo del huracán de una extraña tormenta de portales que habían facilitado la fuga de casi toda su plantilla. Gordon no pudo personarse allí por lo que estaba aconteciendo en la ciudad, pero por lo que supo gracias a los informes poco hubiese podido hacer, salvo acabar muerto.

Mientras tenía a todo el cuerpo de policía registrando cada callejón, cubo de basura y almacén abandonado en busca de los elementos criminales más peligrosos, él dirigía al equipo encargado de la caza de Killer Croc. No había sido difícil detectar su fuga, y el comisario intuía que habría corrido a refugiarse por las alcantarillas. En otras circunstancias buscarlo hubiese sido como buscar una aguja en un pajar, pero confiaba en que sería Croc quien viniese hasta él. Fue Gordon quien consiguió meterlo entre rejas tras una dura pelea en la que casi acaban sus tripas en el suelo. Por fortuna el kevlar aguantaba bastante bien la brutal fuerza de Croc. Y aquel monstruo no perdonaba fácilmente las ofensas.

-Montoya, informa -preguntó por radio a su compañera.

-Nada, comisario. Esto está demasiado tranquilo -escuchó el suspiro hastiado de la policía por el altavoz-. Sería mucho más fácil bajar y peinar el alcantarillado. A ser posible con un equipo de SWATS...

-¿Y darle ventaja en su territorio? No le daré ese placer a Jones... -se sorprendió llamando al criminal por su nombre auténtico. Para él hacía mucho que Killer Croc había dejado de ser humano.

-¡Eh, tú!

El grito de uno de sus compañeros le alertó. Aún desde la distancia Gordon reconocía el brillo de aquellos ojos inyectados en sangre. Dos agentes ya se acercaban al sospechoso, esposas en mano. Idiotas. Como si eso fuese a detenerlo...

-¡Atrás, no os acerquéis!

Demasiado tarde. La colosal criatura tardó apenas cinco segundos en abatir a los dos de forma brutal antes de precipitarse por el callejón, escapando del cordón policial. Apenas habían empezado el turno y ya había dos bajas. Gordon frunció el ceño y echó mano de su revólver. Ya lamentarían sus muertes más tarde. Ahora se trataba de impedir que hubiesen más.

-¡No dejéis que escape! -exclamó mientras echaba a correr, seguido de sus agentes. Tal vez sería un suicidio, pero el deber le llamaba. Y no podía contar siempre con que su amigo encapuchado acudiese para ayudarle.

Era perseguido por aquellos agentes, pero no me importaba, caminaba tranquilamente entre las sombras de un callejón mientras sonreia malignamente, al oir la voz del comisario Gordon a lo lejos dando órdenes para capturarme, cinco policias me rodearon pidiéndome que pusiera las manos en alto o dispararían, con un movimiento veloz alcancé el rostro de uno de aquellos agentes con un puñetazo, el golpe fue brutal quebrándole el cuello por el impacto mientras aquel agente se desplomaba muerto en el asfalto, otros dos dispararon contra mi, pero sus balas rebotaron en mis escamas de forma inofensiva,-¿sólo eso sabeis hacer?,dije agarrando el cuello de otros dos y aplastándo su traquea sin esfuerzo hasta que se oyo un terrible crujido y sus cuerpos quedaron inertes, los tiré ambos contra sus compañeros que cayeron al suelo violentamente por aquel impacto.

Me volví hacia aquellos necios agentes de policia ya sólo quedaban dos y tres de aquellos agentes yacian sin vida en el suelo, uno de ellos era una joven la cual atrapé de la muñeca y quebré sus huesos con un fuerte apretón, ella gritó de dolor lo que hizo ampliar cruelmente mi sonrisa mientras mis ojos brillaban.

La joven se debatía y su compañero no se atrevía a dispararme esta vez, porque podría dar a su compañera.
Con un poderoso tirón quebré el cuello de aquella agente soltándola.
Pude ver la expresión de aquel agente y su pánico en sus ojos mientras me encañonaba y su mano temblaba por el miedo.
Mis ojos rojos relucieron de forma sádica, cuando alcancé a ver a Gordon revólver en mano-ah Gordon llegas a tiempo para ver como muere otro de tus agentes-dije mientras le daba un brutal puñetazo en la mandíbula y lo hacia volar por los aires a aquel agente cayendo su cuerpo muerto, al lado de Gordon.
-Eres un cobarde Gordon te escudas tras tu policía muchos más morirán, y nadie podrá detenerme-le dije mientras me adentraba en las sombras, descendiendo por una alcantarillla de un potente salto.

Sucedió demasiado deprisa para que pudiese reaccionar.

Ante los atónitos ojos de Gordon, la bestia (no había otra definición posible para él) saltó sobre ellos, amparándose en la oscuridad. A pesar de su tamaño tenía unos reflejos antinaturales. Logró abatir a dos agentes antes de que el resto vaciasen sus cargadores sobre Croc, pero la maldita piel escamosa del criminal era tan resistente como un chaleco antibalas.

Siete segundos y habían caído tres. Los dos restantes miraron con horror al monstruo. Andrew y Miranda. No llevaban ni dos meses en el cuerpo, aún no se habían hecho al ritmo de vida que suponía Gotham. La locura del día anterior les había puesto a prueba como nunca. Sus vidas no habían durado ni un suspiro entre las crueles garras de Croc.

Y él no había podido hacer nada.

Croc le llamó cobarde y huyó. No porque le tuviese miedo, el veterano policía no era rival a nivel físico de aquel mostrenco. Gordon sabía que la calaña como Croc vivían del sufrimiento y la crueldad infligida a los demás. Quería dejarle atrás, con el cargo de conciencia de saber que las vidas de aquellos agentes estaban bajo su responsabilidad.

No caería tan fácilmente bajo esa falacia. Ya la habían intentado usar otras veces criminales más astutos y peligrosos que aquel animal.

-Muy bien, Jones... Será como tú quieres. Mano a mano.

No perdió un segundo en descender por las alcantarillas, revólver en mano, dispuesto a darle caza de una vez. No tenía muchas posibilidades, pero era mejor que quedarse de brazos cruzados.