Concurso de Halloween 2018

Faltan cinco minutos para la hora bruja.

Un grupo de gente se amontona en una calle poco concurrida delante de unas escaleras que bajan a una puerta austera y vieja la cual permanece cerrada y con un cartel con forma de calabaza sonriente y una hora: las 0:00. ¿Pero qué hacen aquellos chicos y chicas esperando en la calle y disfrazados con disfraces terroríficos y algunos bastante graciosos? La respuesta es simple: ¡ES NOCHE DE HALLOWEEN y el concurso de disfraces está por comenzar!

En las calles aparecieron panfletos anunciando dicho concurso de disfraces, con la hora y el lugar exactos del concurso. Se pedía tanto a los participantes como a los que fueran tan solo para divertirse y pasar un buen rato que no se olvidaran sus disfraces, pues nadie podría entrar sin uno. Se prometía además un "jugoso" premio para el que ganara dicho concurso. Ya fuera por la curiosidad, el morbo o que no tenían nada mejor que hacer, mucha gente se acercó al lugar indicado. Y por qué no decirlo, las fiestas de Halloween suelen ser bastante divertidas y con finales sorprendentes.

Se escuchó el sonido de un campanario lejano marcando las doce de la noche... ¿pero alguna vez hubo un campanario en aquella ciudad? Daba igual porque en el mismo instante que fueron las doce, la puerta se abrió lentamente hacia dentro, chirriando los goznes con un eco sepulcral. El interior conducía a más escaleras que bajaban a una oscuridad agobiante. Pequeños haces de luz se iluminaron a izquierda y derecha de las escaleras: antorchas reales iluminaron el camino de bajada.
Los peldaños parecían no terminar nunca. ¿Hacia dónde conducían? ¿Hacia el mismo centro del planeta? Porque daba aquella sensación. Bajaban y bajaban sin ver el final de su camino. Algunos grupos de jóvenes se preguntaban si no les habían echado algún alucinógeno o por el estilo porque aquello no tenía sentido... hasta que vieron la puerta del final. La abrieron... y escucharon la música.


La sala estaba a oscuras hasta que una a una se fueron iluminando las velas y los candelabros de la sala... ¡que estaban flotando! Estaban flotando por encima de sus cabezas, como en una casa encantada o en el gran comedor de Hogwarts. Según se iluminaba al ritmo de la música, pudieron ver que la sala era enorme, con sillas y mesas por doquier y una gran cantidad de comida y bebida adornado todo con toques terroríficos de telarañas y calabazas. Al fondo había un escenario de cortinas rojas adornadas con más calabazas y vampiros, y quienes estaban tocando esa música que cada vez sonaba con más intensidad y claramente con un estilo heavy metal eran un grupo de personas que parecían esqueletos vestidos como si fueran músicos clásicos, con sus casacas y sus pelucas blancas. Pero espera, esos disfraces de esqueleto parecían muy reales. Parecían esqueletos de verdad... ¿Acaso lo eran?

Del techo empezó a descender una calabaza gigante la cual se reía a carcajadas, y sobre ésta una figura alta y bien vestida con cabeza de calabaza se apoyaba solemne sobre su paraguas. Cuando las calabaza tocó el suelo abrió la boca y salieron unas escaleras con las que el hombre bajó y se presentó ante los recién llegados con una sonrisa afilada como una guadaña y con el porte de un auténtico gentleman. Su voz era profunda y algo perturbadora.

- Sed bienvenidos... ¡al CONCURSO DE HALLOWEEN! - levantó los brazos cuando la música llegó a su clímax y las velas estallaron como si fueran fuegos artificiales. La sala se llenó de luces y truenos, y cuando todo se calmó, el rey Morgan les invitó con un gesto a que se pusieran cómodos. - En breves empezará el concurso. Los participantes deberán desfilar por encima del escenario. Pueden pedir a la banda que les toque algo... personal. Y el resto... disfrutad de la fiesta.

-Pero… ¿Qué es haloguin?

Sí, por ahí había empezado todo. Desde hacía unos días, sus compañeros de equipo terrestres habían empezado a preparar una misteriosa celebración, que involucraba aparentemente calabazas, dulces, poner telarañas en los rincones del salón de la base… Y disfraces de cosas que, hasta entonces, solo había visto en películas de miedo. Afortunadamente, los Titans se habían encargado de informarla muy bien en ese aspecto, especialmente Bart. Así que, cuando llegó a sus oídos que había una fiesta y un concurso de disfraces en la ciudad, Dolphin estuvo más que dispuesta a apuntarse. Le sorprendió un poco que Raven también fuera, eso sí: La azariana siempre se mantenía al margen de las cosas cuando podía, y aunque Dolphin lo respetaba, le sabía un poco mal que lo hiciera. al fin y al cabo, ella también formaba parte del grupo, fuera quien fuera su padre y hubiera hecho lo que hubiera hecho. No era ella misma, y los miembros más mayores del grupo se habían asegurado de dejarlo muy claro. La atlante los creyó sin dificultad, no sólo por la confianza que le inspiraban Dick y el resto, sino porque ella misma había visto los efectos que podía tener la magia sobre las personas. Se alegraba de que Raven hubiera podido recuperarse y volver a ser la de siempre. No todo el mundo tenía esa suerte.

Igual que no todos tenían la paz mental suficiente para disfrazarse de lo que eran en realidad.

Con sus escamas, Dolphin podría presentarse fácilmente como un monstruo acuático. No necesitaría más que algo de ropa vieja y quizás un poco de maquillaje, y sería uno de los disfraces más realistas de la fiesta. Pero… No se veía con ganas de hacerlo. Ya la habían llamado “monstruo” lo suficiente, ya habían muerto demasiadas personas por nacer así en Atlantis. Así que cuando Bart se ofreció a hacer los disfraces, Dolphin tuvo que pensar qué iba a pedirle. La cultura terrestre tenía muchas opciones… Y agradecía que ninguna de ellas fuera real, aunque el efecto Omega pudiera haber cambiado eso.

Finalmente, acabó optando por ser una zombie. En ese momento, no le quedó muy claro cómo o por qué había llegado a esa conclusión, pero la idea le resultaba familiar, cómoda. Se preguntaba por qué, y cómo es que el símbolo del traje de Bart le resultaba tan familiar. Quizás tuviera que ver con todos los recuerdos que aún estaba desenterrando… Pero era una fiesta, ya lo pensaría más tarde. No quería arruinar la diversión de sus amigos pensando en el pasado.

Una vez todos estuvieron preparados, se dirigieron al lugar que los panfletos indicaban. Había mucha gente… Todos ellos disfrazados, algunos preparados para llevarse el premio del concurso. Fuera lo que fuera. Sin embargo, Dolphin no se dio oficialmente por impresionada hasta que entraron, y llegaron a una sala en la que había velas flotando en el aire. Entre eso, los esqueletos de la orquesta y el disfraz del presentador, quienquiera que hubiera organizado la fiesta se había empleado a fondo… ¿Habría usado magia? No se le ocurría otra manera de hacerlo y que quedara tan real… Aunque podrían haber bajado un poco el volumen de la música: Llegado cierto punto, Dolphin tuvo que taparse los oídos. No sólo eran más sensibles que los de una persona sino que, además, el sonido se estaba transmitiendo a través del aire, que no lo amortiguaba en absoluto. Era una suerte que las siguientes canciones no fueran tan fuertes.

Sus compañeros fueron subiendo uno a uno: Primero, Roy; después, Bart; Raven, y por último, un hombre al que no conocía, pero que al igual que su amiga usó sus poderes para hacer su disfraz aún más terrorífico. Y aplaudió a cada uno de ellos, sonriendo cuando vio que incluso la semidemonio se animaba, a pesar de su timidez. Se alegraba de que no se quedara apartada en la orilla, como cuando la había conocido… Y, además, le había dado una idea. Le costó unos minutos, pero cuando estuvo preparada, se subió al escenario. Su disfraz era muy sencillo: Un pantalón y una camiseta blanca, ambos rasgados y ligeramente manchados. Junto con el maquillaje de zombie y el pelo salpicado de gris y desordenado, la verdad es que daba bastante el pego. Pero, ya que estaban así… Le apetecía probar una cosa. Así que, sin decir nada, se giró hacia el hombre con la cabeza de calabaza, y escribió dos palabras luminosas en el aire. -Luces fuera.

Para ella, no fue un gran cambio: Sus ojos veían con facilidad en la penumbra, pero los terrestres no lo tenían tan fácil. Podía notar su inquietud cuando la sala se quedó a oscuras de golpe. Por eso, no se alargó mucho. Tras unos segundos de concentración, empezó a usar su bioluminiscencia… Pero concentrándola en partes muy concretas de su cuerpo, formando el dibujo de un esqueleto luminoso. Un esqueleto que sonrió, con una expresión muy poco aterradora, y que descendió del escenario en cuanto las luces se apagaron para reunirse de nuevo con sus amigos.

Conner no tenía imaginación para estas cosas, nunca sabia de que disfrazarse y menos con una temática cerrada, que para algunos era más fácil ya que solo había un mono tema: Algo que diera miedo. Bostezo mientras andaba al lado de su amigo Dick, el cual se había ofrecido a echarle una mano. Tenían que buscar un disfraz para un evento y como no los héroes no podían faltar, por culpa de ir medio dormido no se enteró si su amigo iba a ir también a esa fiesta, tampoco le pregunto de nuevo. Entraron en una tienda pero no había nada que le gustara, en vez de dar miedo daban ganas de llorar de los feos que eran.

Lo siento tío, tenemos que desviarnos un poco de nuestra ruta de disfraces, al parecer tengo que ir a ver un papeleo en la oficina, no tardare mucho.

Conner le restó importancia y lo acompaño, a malas se enrollaría el cuerpo de vendas e iría de momia como años anteriores. Mientras estaban tenido una entretenida conversación se escuchó de fondos la sirena de los coches policiales y acto seguido saltaron unos niños en patines.

¡Corre tío, que es la pasma! Seguro que vienen a por ti
¡No, déjame!

Se fueron riendo y al chico de acero se le ocurrió una idea. Al cabo de dos calles entraron en la oficina de policía y Dick comenzó a rellenar unos papeles sin importancia, seguramente sería para cerrar un caso. Al voltearse para seguir de compras el kryptoniano hizo un gesto con la cabeza indicando que mirara para esa dirección; en la cual solo había policías trabajando con papeleo y uno que otro detenido que se lo llevaban al interrogatorio. Como era comprensible Dick no entendió a que se refería hasta que Conner le declaro que quería ir de policía.

La policía da miedo Dick y tú lo sabes. Seguro que tenéis alguno de mi talla ¿o acaso tienes miedo que me quede mejor que a ti?

Le sonrió divertido con un leve matiz de malicia, característica de su herencia humana. Dick se quedó un buen rato pensando en la alocada idea de Conner. Sonrió divertido y acepto, hablando con el secretario.

Venga va, será divertido. Por una noche Conner Kent será policía

Y así fue como Superboy logro lucir un auténtico uniforme de policía. Tenía que admitir que era más cómodo de lo que pensaba. Todo era autentico menos la placa y la pistola iba sin munición. No podía evitar tener una pequeña sonrisa al verlos todos tan animados, sobre todo a Bart, que se movía tanto de un lado para otro que en algún momento se había sentido algo mareado por intentar seguirle. Cuando iba a subir después de Bart se distrajo por unos canapés que tenían una pinta irresistible, colocándose en la cola después de una mujer que iba de un mostro, tenía que admitir que era chulo el traje. Cuando salió desfilo como todos habían hecho, al llegar al centro del escenario se quitó la gorra para llevársela al pecho y hacer una reverencia para luego ponérsela otra vez. Sonrió con picardía antes de hablar.

Y recordar: si os portáis mal os meteré entre rejas.

Dicho eso se volvió a ir para sentarse con sus amigos y esperar el resultado de las votaciones mientras se tomaba un refresco.

Había mucha gente allí, gente con disfraces variopintos, tanto en calidad como en temática. Enfermeras zombie charlaban con siniestros personajes de videojuego, un grupo de chicos eligió a famosos asesinos en serie como tema, aunque debido a las series de moda, los muertos vivientes eran mayoría. Sin embargo, el cultista de la sangre eligió un tema acorde a su papel y relevancia en la sociedad. Solicitó los servicios de buenos profesionales y diseñadores, y se permitió incluso el caro capricho de un par de alas animatrónicas hiperrealistas que daban al rey del pecado su toque majestuoso. Los presentes bo pudieron evitar abrir paso, temerosos de dañar una sola pluma del montaje. Los fans de los disfraces comenzaron a grabar videos y subir fotografías a las redes sociales, hasta que al fin, una muchacha musitó con voz sorprebdida "Es Sebastian Blood!"

Definitivamente era rompedor que un hombre de fe se vistiese de la antítesis de un dios de un culto rival. Sonrió encantado pensando en la avalancha de titulares polémicos que despertaría al día siguiente.

Al entrar al local e inscribirse, esperó su turno y subió a la pasarela. Unos acólitos caminaron tras él como esclavos encadenados y sangrantes. Como cúlmen de su número, abrió las impresionantes alas, arrancando un alauso a los presentes, y tras plegarlas lentamente, y por petición propia, los focos de la sala se apagaron lentamente, destacando el fulgor de sus ojos como brasas en medio de la oscuridad. Sonrió con malicia, y dijo:

- Es tiempo de pecar, hermanos

Muy bien, chicos y chicas, se cierra el concurso!. En las próximas horas abriré el tema para la votación.

¡Gracias por participar!