[Minievento WWD] Cuervo de Sangre - A woman's work is never done -+18- (Brother Blood) [11-04-2019]

El olor a humedad impregnaba las paredes desconchadas del decrépito salón donde esperaba el líder de la Iglesia de la sangre. Cualquier persona corriente se preguntaría qué hacía un personaje de su importancia pública en un lugar como ese, pero Sebastian Blood jamás hacía algo sin un firme propósito, y esta vez no era ninguna excepción.

Todo había sucedido muy rápido. En cuanto el Joker se llevó a Raven con él, y Sebastian liberó a los prisioneros, pudo notar como suyas las emociones de la muchacha, cada angustioso minuto junto a ese ser retorcido por la locura, su miedo, su férreo deseo de serenidad, y finalmente... Nada.

Sus ojos se abrieron de par en par al dejar de percibir las emociones de la hija de su señor, ¿Tal vez ese maníaco se había pasado de la raya? Si era así, Gotham podía contar con haberse librado al fin del detestable payaso, pues él mismo se encargaría de someterle a tormentos que la mente humana rehusaba concebir. Furioso, se alejó de sus nuevos acólitos y destruyó los muros de espejos del lugar uno a otro lanzando refulgentes rayos rojos de sus manos, pero no logró encontrar nada. Confuso y lleno de preguntas, se volvió y ordenó a sus acompañantes que le siguieran, de regreso a su nuevo hogar, su capilla, donde trataría de entrar en comunión con Trigon para saber qué había ocurrido...

...y su señor oyó sus plegarias. O mejor dicho, su señora.

En su mente escuchó la voz de la joven, pero sonaba distinta, más firme y segura, incluso intimidante. Esto despertó enormemente su curiosidad, ¿Qué habría cambiado en ella al aceptar su legado demoníaco? Las indicaciones que le dio venían acompañadas de visiones de aquél cochambroso lugar en uno de los barrios más abandonados de la ciudad, donde los criminales de poca monta no osan adentrarse por miedo a lo que en ellos mora, pero no era nada que inquietase al religioso. Por el camino había logrado que un tipo armado que pretendía atacarle acabase volándose la tapa de los sesos tras un repentino y profundo episodio depresivo. Pasó por el lado del cuerpo sin inmutarse y se adentró en el edificio.

Oyó la voz de sus visiones cantando a lo lejos, y un saludo alegre y juguetón. Se le escapó una media sonrisa, no podía imaginar a la triste muchacha haciendo algo así, aunque tampoco pudo imaginar todo lo que vino después... Su aspecto, ahora tan distinto y seductor, esa actitud alegre y burlona, y sobretodo... Chico bestia. Al fin lo tenía allí, su llave al ansiado reino del Rojo. No pudo ocultar su extrema satisfacción ante el presente de su prometida, y le dedicó una mirada cómplice antes de que ésta comenzase a brindarle tentadores mimos. Lujuria... El más dulce de los pecados habría podido darle nombre a la sensual dama que le acompañaba en ese momento, y de hecho así parecía corroborarlo su petición posterior...

Con todo el respeto del mundo, pues se hallaba ante se mesías, acarició la barbilla de Raven, alzándola un poco para darle gesto altivo, y después exhibió una mueca de condescendencia al estilo burlón de la hija de Trigon.

- Mujeres... tan complicadas, y mi amorcito tenía que ser la peor de todas ellas- Dejó escapar una leve risa nasal y prosiguió- ¿Así que quieres que se nos "una"? Realmente eres terrible... Ese tipo es enemigo mío...

Esa mirada pícara le tenía realmente atrapado. Ni siquiera se había planteado que estaba hablando de un modo demasiado familiar a su señora. Algo le empujaba a querer jugar su juego...

Un leve estremecimiento se apoderó de Sebastian al oír hablar a la nueva Raven sobre su anterior versión. Él en parte había llegado a apreciar a la "pobre tonta" a la que hizo mención, pero los designios de su señor eran otros. Por otra parte, había algo en el muchacho que era diferente... En su mundo de origen, Chico bestia era esencial para sus planes debido a su gran unión con el rojo, algo visible en su piel, del mismo color. Pero éste era verde... ¿Y si no era válido? ¿Y si en esta versión del universo el elegido había sido otro? Una mueca de ira se reflejó en su rostro, y se agravó al ver a su prometida besar a su antiguo rival, ¿Así era cómo debía ser? Tenía sentido...

...pero era realmente molesto.

Si bien en su gruta se realizaban periódicamente rituales de índole sexual cuyo significado real escapaba al conocimiento de los acólitos, pero en los que la variedad y el desenfreno eran la base, no dejaban de ser solo eso; Acólitos, Mayhems... Herramientas de su gozo y poder, pero se supone que la hija de Trigon iba a ocupar un lugar especial en su vida, iba a ser su compañera, compartir su gloria, pero algo así no debería ser compartido con el enemigo...

Los caminos de su señor eran caóticos y dolorosos, pero tenían compensación para quien se empecinase en seguirlos.

Ella preguntó qué hacer mientras Logan se retorcía en plena transformación. Blood lo observó por unos instantes, y después perdió la vista en la ahora sinuosa y tentadora figura de Raven. Esbozó media sonrisa y abrió los brazos en una leve reverencia, para mostrarle sus respetos.

- Bueno, mi señora... Soy literalmente tuyo, deberías decidir tú. Podría hacer un par de propuestas bastante animadas que me vienen a la mente solo con verte, pero lo creo algo irrespetuoso en la primera cita. Aunque quizá somos almas gemelas y tenemos la misma idea...- Se enderezó y se acercó a la joven demoníaca, susurrándole al oído- Detesto que tus labios estén mancillados por ese miserable... deja que te purifique con el sabor de la sangre y el miedo...

Dicho esto, el hombre besó los jugosos labios de la demonio, cada vez de modo más apasionado, dejándose llevar por el puro deseo. Sintió su calor, el tacto de su lengua, mordió sus labios, aunque con mesura, pues podía herirla con sus afilados dientes, pero ese era todo el cuidado que pretendía tener.

Se sorprendió de que ella conociese su verdadero nombre. Llevaba mucho tiempo sin oírlo en boca de nadie, pero en su oscuro corazón, él no olvidaba quién era realmente. Uno nunca debe olvidarlo, o se convierte en un títere a merced de cualquiera... como ahora mismo lo estaba a merced de ella.

Sin grandes esfuerzos, le hizo sentarse en un sofá mugroso que jamás hubiese tocado bajo otra circunstancia, pero ella tenía un influjo tremendo sobre su ser... Quizá en parte por esos sentimientos que ahora criticaba ¿Estaba realmente celosa de su antiguo ser? Qué divertido...

- Teníamos "conexión" en múltiples sentidos... Era una chica agradable. Y bastante guapa, aunque... -Posó sus manos en la cintura de ella- No se sabía sacar provecho, ha quedado claro...

Incluso sus amenazas estaban sonando excitantes. Garfield se retorcía a escaso medio metro de ellos, pero había quedado en un segundo plano. Y entonces ella empezó a devorarle. Ese salvajismo le arrolló como una manada de ñues en estampida; cada arañazo, cada mordisco despiadado, sabía que eran en parte un castigo por su ocurrencia de haberse interesado en la antigua Raven, pero pronto se repuso, debía estar a la altura de su mujer.

Sujetándola por la mandíbula, la alejó un par de palmos de su ser, y se acercó el sanguinolento antebrazo a la boca, dando un largo lametón. Nunca había probado su propia sangre, pero le sabía a gloria mientras ella observaba, y sin perder la pose, la volteó violentamente para echarla sobre el asiento. Su mirada era desafiante, y sonrió a la hija de Trigon. Esta vez era él quien devoraba su cuello sin piedad, mientras su mano descendió para acariciar sin pudor la entrepierna de la semidemonio. La complacería... no sería un aburrido esclavo, pero tampoco un pésimo amante. Una de cal y otra de arena...

Devolviéndole una mirada sensual, casi picarona, Sebastian ni siquiera se molestó en responder con palabras. Apartó a un lado la tela del traje que le separaba de su objetivo, y se ensañó con el sexo de su prometida. Al rato, se detuvo y mientras se limpiaba con el dorso de la mano, se limitó a dar una advertencia a su amante.

- Ahora haz que valga la pena. Dame razones para "portarme bien" ¿No querrás que eche de menos a la triste y misteriosa Raven que conocí en Gotham, verdad?

Su mirada era casi odiosa. Desafiante y a la par, con cierto divertimento. Estaba jugando con fuego, pero se solía decir que el amor "era cosa de dos", y aunque éste fuese un romance salvaje y retorcido, no quería ser también el esclavo de la hija mientras servía al padre. Le prometieron un consorte, no un animal de compañía.

La pasión se apoderó poco a poco de ambos, y mientras ellos se dejaban llevar desinhibidos y salvajes, Garfield luchaba, peleaba incansablemente por mantener su cuerpo, su vida... pero estaba perdiendo la batalla. No pasó mucho rato hasta que quedó mareado y semiinconsciente. Para cuando despertó, ya nada quedaba del verdadero Beast boy.