Castillo de Naipes [PARA TODOS] (Autoconclusivo)

Para ser un experto en el crimen, no basta con saber aprovechar el momento, el lugar y las condiciones. También tienes que saber de muchas cosas. Uno no lleva dentro durante años aun maníaco asesino sin aprender unas cuantas cosas sobre telecomunicaciones, mafias, y dinamita. Una de las normas no escritas es que si no eres capaz de hacer algo, busques a alguien que sí, y le pidas que te ayude. El cómo no importa mucho. Mujer, hijos, un perro, su propio pellejo.

- Recuerda, Harley: Siempre hay una buena carta que jugar. HAHAHAHAHAHAHA - dijo el payaso, mientras giraba por una calle, carcajeándose de su propio chiste. Algunos de los hombres que lo acompañaban temblaban aterrorizados en la parte trasera del coche. El joker dejó el volante de golpe, obligando a la arlequina a dirigirlo a menos que quisieran estamparse con cualquier otro participante de los autos locos que era conducir por la gran ciudad. - ¡Eh, es mas gracioso de lo que creéis!, solo que aún no podéis pillar el chiste. - amenazó, haciendo que se arrebujaran contra los asientos, intentando alejarse de él todo lo posible.

Después de tanto tiempo en espera, de tantos momentos pasados en vano en la guarida tratando de hacer algo que mereciera la pena ser recordado como un crimen digno de su firma, el payaso criminal numero uno de Gotham, y porqué negarlo, del mundo, había empezado a tomar cartas en el asunto.

- ¡HAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA! - volvió a reír vehemente mientras arrebataba el volante a Harley Quinn, apretando el acelerador y cerrando así a un conductor que dio un frenazo, demasiado sorprendido como para recordar pitar.

Todo se explicaría en su momento, pero por ahora se dirigieron al centro neurálgico, el eje de la información de toda la nación. El canal fue escogido por ser el de mayor audiencia de televisión nacional. Se introdujeron por la sección de carga y bajaron hacia los sótanos, donde con ayuda de sus secuaces, tuvieron montado todo el centro de Hackeo de señal en menos de media hora. A punta de pistola, vigilaban a los tres expertos que se iban a encargar de proporcionarle al Joker su entrada en la gran pantalla. Había tomado el tiempo suficiente como para asegurarse de que todos recibieran su mensaje, y si no lo habían hecho, bueno, mala suerte. A veces a uno le tocan malas cartas. ¡HAHAHAHAHAHA!

En una esquina bien ataviada del estudio había todo un set de decorados, cargado de luces escaparates y atriles. Harley se esmeraba junto a dos gorilas en llevar todo lo necesario para la impresionante explicación que el payaso tenía por delante, cargando con el atrezzo, el maquillaje y el traje. Joker contempló su reloj trucado, con varias manecillas que deban vueltas como locas, y luego se contempló en el espejo de su camerino. Se peinó con un peine tan grande que resultaba ridículo, y se sacó brillo a los zapatos, regalando a su reflejo una enorme sonrisa.

- ¡Todo listo, Mr. J! - dijo Harley con una gran sonrisa en los labios. - ¡sólo un par de retoques más!

Harley retocó el maquillaje del príncipe payaso, procurando que su rostro blanco quedara mate como la porcelana, en contraste con su hermosa sonrisa roja. En un momento dado, la arlequina metió la esponja en el interior de los orificios nasales de su jefe produciéndole un cosquilleo que se resolvió con un empujón y una borla gigantesca estampada en su sorprendida expresión pintada, salpicándola toda la cara, la cabeza y hasta los hombros de polvo de talco blanco que la obligó a toser, estornudar, y sacudirse para quitarse ese molesto maquillaje de encima, intentando librarse del picor a medida que su novio la dejaba atrás.

Ya estaba todo preparado. Mientras salía del camerino, repasó la lazada de su cuello una vez más. Todo tenía que estar perfecto. Iba a dirigirse a todo Estados Unidos, y le debía al público una imagen impecable del príncipe payaso del crimen. Se posicionó en un sofá cómodo junto a una mesita preparada con una baraja de cartas, le colocaron el fondo con la chimenea falsa y se acomodó en ella, estirándose los guantes y cruzando una pierna sobre la otra. Los trabajadores, empapados en sudor frío, contemplaban las pantallas.

- ¿Y bien chicos, cuanto tiempo seréis capaces de darme? - preguntó el payaso, esgrimiendo una gran sonrisa.

Los genios se miraron entre ellos, tratando de buscar con la mirada al que dijera la primera palabra. Tras unos instantes de vacilación, el que estaba mas alejado se decidió a responder.

- Antes de que traten de interceptar nuestra señal, doce minutos, si conseguimos rechazarla el tiempo suficiente, puede que quince. No creo que puedan localizarnos antes de veintiséis, en cualquier caso, y eso suponiendo que se meta la CIA o el pentágono. - la voz le tembló al decir la última palabra. Tener que mentar esas dos agencias en una misma frase considerándolas enemigas debía ser un cambio considerable a sus trabajos habituales en un confortable despacho.

- ¿Y cuando empezamos? - preguntó, observando de nuevo su reloj de pulsera.

De nuevo, silencio. Harley apareció por la parte de atrás, una vez se había asegurado de conectar todos los enchufes, los focos, y los temporizadores. Colocó los peleles de manera que se mantuvieran erguidos por sí mismos, pegando las cartas de muestra en sus pechos y luego al títere especial que habían bautizado como “Bob Sonrisas”, entre ellos. Luego se puso a maniobrar con una de las cámaras, se colocó un micrófono de dirección y cogió los cartelones impresos, escribiendo notas para el Joker plagadas de caras sonrientes y corazones.

- ¡Un segundo, Señor Joker! No, un poco más para allá. IDIOTA, AL OTRO LADO HE DICHO. Vale, sí, eso es. ¡Ya está! ¿Listos? ¿Super-listos? ¡Cámaras!, ¡Acción! Ah, ¿no era así? bien... ¡entramos en tres, dos, uno! ¡Ya!

Las luces se encendieron, los Hackers activaron la señal pirata y por un momento, no se escuchó nada más. Los canales nacionales quedaron reducidos a nieve durante cinco segundos, y después apareció una portada dibujada a mano con una gran sonrisa, mientras sonaba una música que Harley se había esmerado en preparar con el dulce sonido de una turuta. Después de sonar eso, y tras retirar el cartelón, en todos los televisores de Estados Unidos apareció la conocida sonrisa que hizo que mas de uno se meara encima, y otros se pegaran al televisor temblando y con los pelos de punta. Ese era el mayor poder del Joker, la atención asegurada. En el primer minuto las líneas telefónicas de todas las comisarías se habían colapsado, y los regidores llamaban desesperados a sus expertos para que solucionaran el problema que bloqueaba sus programas.

- ¡Señoras y señores! ¡Les presentamos al inigualable, inconfundible, increíble e inimaginable payaso del crimen! ¡El Joker!- la arlequina empezó a aplaudir con entusiasmo mientras retransmitía con efectos de sonido los aplausos de un público imaginario, e incluso se permitió imitar algunas voces que le vitoreaban y piropeaban de fondo.

- ¡Buenos días, Televidentes! Dejad vuestros donuts y vuestros huevos revueltos y prestad un poco de atención a vuestros televisores. Hoy vuestro amigo Joker trae para vosotros una reflexión. Nos hemos chocado contra otros universos. ¡Y de eso hace casi ya un año! ¡A todos nos han crecido vecinos, COMO SETAS! ¡Están por todas partes! - exclamó sobreactuado el payaso, descruzando con ímpetu las piernas y levantándose con energía. - ¿Pero alguien se ha tomado la molestia de conocerlos? - preguntó, colocándose la mano en el pecho, con aflicción, mientras la cámara le seguía. - ¿Alguno de vosotros ha intentado contactar con esos extraños de mas allá del universo? - volvió a preguntar, mirando la pantalla. Casi daba la sensación de hablar a cada uno de los que le observaban a través de la caja boba. - ¡Qué vergüenza, Estados Unidos de América! ¡Si por vosotros fuera, E.T se habría podrido en ese casucho de madera mohosa! - les recriminó, para luego cubrirse los ojos con el antebrazo, fingiendo profunda aflicción. - ¡Pero podéis dejar de preocuparos, porque Joker está aquí para eliminar vuestros miedos, y concederos el impulso necesario para daros cuenta de que todos y cada uno de vosotros sois iguales!

- ¡ohhhh! ¿y cómo haremos eso? - preguntó la rubia con una postura al estilo anuncio de los años 50, mientras pestañeaba con dulzura.

- ¡Pues con un concurso, mi querida Harley! ¿Cómo si no? - dijo ejecutando un amanerado aspaviento, dejando que retiraran el primer decorado y se mostrara el segundo, plagado de colores, caras sonrientes y reflejos por todas partes. Parecía talmente un preparado concurso de televisión. - ¡Aquí Joker, el presentador del increíble juego de Castillo de Naipes! - se presentó con una amplia sonrisa, incluso para él - Con mi encantadora ayudante Harley. - dijo tendiéndole una mano, para ejecutar un giro de danza frente a la cámara - ¡Y mis tres participantes favoritos, Don Contento,... - se acercó a un maniquí que tenía una sonrisa pintada dándole la mano y arrancándole el brazo en el proceso. Lo tiró detrás generando un estruendo momentáneo y continuó con el siguiente pelele. -... Sir  Feliz, ...- añadió haciendo burla al supuesto maniquí estirado que llevaba un monóculo, un sombrero, un bigote postizo y una dentadura pegada, que le hacía tener un aire tétrico. - Y Bob Sonrisas! - finalizó, señalando un cuerpo que se sujetaba a duras penas sobre el atril, y que a Harley le costó levantar. Sus ojos vidriosos y la enorme sonrisa que dejaba ver la totalidad de su dentadura no dejaba lugar a duda. Cualquiera que hubiera presenciado alguna víctima del gas de la risa del Joker podría reconocer en ese cadáver a una. No debió negarse a entrar en el coche, cuando le pidieron que lo hiciera. Pero no era importante. Tres expertos eran suficientes para cubrir las plazas necesarias. - ¡Saluda a tu familia, Bob! - rió alto, mientras la arlequina ayudante luchaba por menear una de las manos del hombre muerto para gesticular hacia la cámara.

- ¡El funcionamiento es muy sencillo, damas y caballeros! - indicó al tiempo que sacaba del bolsillo de su pechera una baraja de cartas cerrada, abriendo la caja y mostrando en un estudiado gesto el abanico entero, con todos sus palos, figuras y escaleras. - ¡Todos sabemos el orden y los palos! A lo largo de todo este tiempo, diferentes ciudadanos han recibido un sobre en blanco que contenía una carta de la baraja. ¡Si forman parte de los afortunados que han obtenido una, estén atentos a las instrucciones! ¡Supongamos que el bueno de Don Contento tiene el tres de rombos, Sir feliz el cuatro, y nuestro amigo Bob Sonrisas el cinco! Ahora, mi maravillosa ayudante Harley ejemplificará para ustedes el funcionamiento del juego. - dijo señalando hacia el fondo, donde Harley se movía atareada entre los peleles que tenían las cartas gigantes pegadas al torso, mientras la blanca cara del Joker inundaba casi por completo la pantalla, con su enorme sonrisa. - Imaginemos que Sir feliz ha identificado a Bob Sonrisas como la carta mas alta a continuación de la suya. En tal caso, el cometido de Sir feliz es muy claro. ¡Lo único que tiene que hacer es eliminar al portador de dicha carta! - sonrió aun mas el Joker, mientras de fondo Harley se esforzaba por hacer que Sir feliz atacara con un pollo de goma con ladrillo dentro a Bob Sonrisas, hasta que el cuerpo cayó al suelo con estrépito, quedando tendido el cadáver como un muñeco de trapo. Varias campanas, alarmas y pitos chillaron entonces, encendiendo las luces del decorado, como habría hecho en cualquier programa la presencia del premio mas alto. - ¡Fantástico, nuestro amigo Sir Feliz ha cumplido con su cometido en el juego! Pero, un momento, ¿Quién es ese que viene por ahí?- preguntó el payaso, generando tensión, mientras una exhausta Harley procuraba hacer que el primer maniquí se moviera. - ¡Es Don Contento, que también va a jugar su carta! - arrojando un pelele contra el otro, Harley consiguió que Sir Feliz se desmontara, pero por si el concepto no quedaba claro, cogió el otro brazo que le quedaba al primer pelele, y continuó aporreando al maniquí con energía, hasta quedar con la lengua fuera. - Como veis, no tiene dificultad. ¡Es entretenido, divertido y para toda la familia! ¡De cero a cien años! El as va a por el dos...- dijo haciendo un juego de manos, enseñando un as primero, haciendo que con un pase de dedos fuera cambiando de número. - El dos a por el tres, el tres a por el cuatro, y así continua. El Rey será quien se encargue de acabar con el As. ¡Recuerda estas normas, no debes ceder tu carta a ninguna otra persona! Se muy bien quienes son los jugadores, y no me gustan los tramposos. Si Joker os pilla, el Joker os juzgaaaaa. - canturreó infantil, generando un tono de advertencia que lindaba la demencia. -  Y ahora, imagino, los mas aburridos os estaréis preguntando porqué tenéis que jugar, cuando os gusta continuar sentados en una esquina sin música, sin hacer nada durante toda la fiesta. ¿Os olvidáis de cual es el papel más importante en toda la baraja? - sonrió vehemente, mientras hacía volar las cartas entre sus entrenados dedos, mirando a la cámara con un brillo de locura en los ojos.

- ¡Yo lo sé, yo lo sé!- Harley dejó de aporrear a los maniquíes y se dirigió hacia el Joker con la mano levantada y una gran sonrisa en los labios - ¿Puedo decirlo? ¿Puedo? ¡Es el Joker! - gritó sin esperar a que le dieran permiso y empezó a saltar como una quinceañera.

- ¡Muy bien, mi adorable Harley Quinn! ¡Desde luego, faltan los Jokers! ¡Estos impiden que se paralice el juego! Como todos sabéis, los Jokers son comodines. Eso significa que pueden sustituir a la carta de la baraja que quieran. - al afirmar esto último, con superioridad, clavó una mirada en la cámara y soltó una carcajada que habría hecho erizar los pelos de la nuca del mismo Batman. - Aunque eso también significa que pueden ser eliminados por cualquier otra carta de la baraja. Hay dos colores en la baraja francesa, el rojo y el negro. Los dos son como la cara de una misma moneda. ¡Ey, eso ha sonado muy a Harvey! ¡Que hay, Harvey! ¡Espero que ya hayas dejado de pudrirte en la celda de aislamiento de Arhkam! HAHAHAHAHAHAHA- se carcajeó descontrolado, sujetándose el estómago que le daba pinchazos de la gracia que le produjo su propio chiste. Tras soltar una pequeña lagrimilla de diversión, lanzó las cartas contra la cámara, creando una especie de cortinilla tras la cual volvió a aparecer su rostro. - Para que no tengáis duda de mi buena fe, y para quienes piensen que empiezo con ventaja, os voy a dar una pista. - murmuró cómplice a la cámara, mientras hacía entrar desde abajo la figura de un Joker Rojo sonriente, mientras el que presentaba miraba hacia arriba como si hiciera la vista gorda. Harley fuera de cámara, recibió instrucciones de los técnicos, y se las transmitió por gestos. Aunque no le gustaba que le apuraran, era hora de dar el gran final al espectáculo. - Dime, América. ¿De verdad necesitas que te diga quién es el Joker Negro? - añadió como broche final, con la demencia en sus ojos mirando fijos hacia el objetivo, a cada persona que había quedado marcada por la influencia de su presencia en el televisor. Se acercó hasta que tuvo un plano perfecto de su sonrisa y comenzó a reír, y reír, y reír, hasta que después de una interferencia, su blanco rostro desapareció, dejando tras el sólo la imagen negra y un pitido. No importaba que alguien se lo hubiera perdido. Mientras recogían y se largaban por donde habían venido, dejando atrás sólo algunas piezas de Atrezzo y a Bob Sonrisas, estaba convencido de que algún alma caritativa ya lo habría subido a la red, y que el resto de canales hablarían de ello, al menos hasta que la policía se lo prohibiera. Maldita Censura.

[FDI: Cualquier persona es libre de postear aquí su reacción cuando vea esto, tanto si tiene naipe como si no. Vigilad el tema de mini-eventos, incluso aquellos que no tengáis carta, pues esto esta pensado para que tanto ellos, como vosotros (Entiendase vosotros como los "no afortunados" que no tenéis carta) participéis de esto si queréis. ¡Vamos a pasarlo bien!]

Estoy viendo la tele en el sofá de mi salón, disfrutando de una agradable tarde de fútbol junto a mi colega Comadreja; comiendo una fuente de nachos que podría matar, a un elefante, de diabetes.
Súbitamente, la señal se interrumpe y, tras unos segundos de "nieve televisiva", se muestra un cutre cartel con una sonrisa dibujada, a mano, y una musiquita de fondo.

- ¡¡Dibujitos!! - digo acercando mi rostro a la tele con la ilusión de un niño pequeño

Entonces la voz de una chica presenta a un tal Joker, que en seguida hace acto de aparición en pantalla; mostrándose en pantalla a un tipo con la cara completamente pintada de payaso, llevando un elegante y colorido traje.

- ¿Fofó? ¿Eres tú? ¿Has vuelto de entre los muertos para hacernos reir? - pregunto a la tele mientras coloco mis manos sobre la pantalla, como si con ello pretendiese tocar las imagenes que se muestran por este; como si se tratase de alguna especie de aparición

- Wade, no seas estúpido - se queja mi compañero - Ese tio estaba en los archivos - dice mientras se levanta de su asiento y se pone a buscar entre un montón de papeles -  Era uno de esos chalados del "otro universo" - continua diciendo mientras rebusca -  ¡Aquí está! - dice mientras saca de entre el montón un par de papeles grapados - Joker...Psicopata y homida en masa - dice soltandolos sobre la mesa, para que los vea

Con tranquilidad, los agarro y les echo un breve vistazo por encima: Enemigo de Batman blablabla Caótico y sádico blablabla Sentido del humor macabro...
Vaya, sin duda está casi tan loco como yo; Lo cual es mucho para alguien que no posee poderes de curación que impidan que acabe reventado en la cuneta.

En ese momento, interrumpiendo mi breve lectura y mis pensamientos, el payaso vuelve a llamar la atención de los telespectadores mientras surgen en el plató un par de maniquís y lo que parece ser un cadáver embadurnado cual dragqueen en el día del orgullo.

¡El funcionamiento es muy sencillo, damas y caballeros! - dice mientras muestra una baraja de cartas - ¡Todos sabemos el orden y los palos!...A lo largo de todo este tiempo, diferentes ciudadanos han recibido un sobre en blanco que contenía una carta de la baraja...¡Si forman parte de los afortunados que han obtenido una, estén atentos a las instrucciones!

- ¿Una carta? - digo sorprendido enfocando mi mirada a la pantalla - ¡¡Yo tengo una!! - grito eufórico tirando los papeles sobre la mesa mientras me apresuro en busca de esta - ¿Te acuerdas, Comadreja? ¿Que te la enseñé? - le pregunto a este mientras rebusco entre mis cosas, intentando hacerle recordar - Me dijiste que la tirase, que no valía nada...¡JA!...¿Quien es el genio ahora?

- Maldito seas, Wade...Tu y tu síndrome de Diógenes

Tras rebuscar un poco entre un par de artefactos y objetos de dudosa utilidad, saco la carta; agarrándola con dos dedos, y mostrándosela a mi compañero.



- ¿El 5 de tréboles?

- Efectiviwonder

Acto seguido, dirigimos nuestra atención al televisor por el que el tal Joker explica el significado de la carta y su "utilidad".

- Así que cargarse al portador de la carta más alta - me digo a mi mismo, mientras la observo y jugueteo con ella con los dedos de mi mano - Suena interesante...

Nada como el hogar despues de un duro dia de trabajo. La embajada habia tenido algunas cuantas cartas y llamadas acerca de los programas que patrocinabamos para la reconstruccion de la infraestructura en Africa afectada aun por el cataclismo que ocasiono la Colision de Universos, que nos habia tenido a todas ocupadas con la logistica, conseguir fondos, patrocinios, permisos. En fin, una ardua labor burocratica que no me gustaba realizar, y dado que no tenia ninguna emergencia que atender en Washington, cuando la embajada cerro, me fui a mi casa para descansar.

Mi casa era mi propio santuario dentro de Estados Unidos. Habia mantenido un perfil discreto con la residencia de Diana Prince, para tener un lugar propio y privado donde pudiese descansar y hacer lo que me diese la gana sin tener a nadie que me molestara. Por eso, cuando a veces no tenia nada que hacer, iba a mi casa a descansar. Con tan solo sentarme en el sofa, prepararme una bolsa de palomitas y ponerme a ver el canal cultural o poner mi musica, podria tener una velada mas agradable que pasarmela comiendo sandwiches, tomando cafe y revisando la computadora para seguir tecleando la informacion que necesitaba.

Y justamente, eso era lo que estaba haciendo ahora. Llegue, coloque la television en el canal de cultura para ver una entrevista que le hacian a un chelista de Inglaterra. Era una interesante historia acerca de como habia sido su educacion, como veia la cultura con los superheroes, que opinaba del gobierno europeo... Hasta que la transmision se acabo.

-Vaya... -Suspire- Esta tecnologia ineficiente...

La imagen volvio, pero no era la entrevista con el tipo que estaba viendo, si no con... ¡¿El Joker?! Casi tiro mi bolsa de palomitas al verlo en Television. Demonios, ¿que se estara trayendo entre manos este payaso? Me sente rapidamente en el sofa, mientras miraba el aparato con atencion. Al parecer, el Joker habia secuestrado la señal de la cadena televisiva, lo cual aparte de miedo, traia perdidas economicas millonarias para los dueños de las cadenas

Prendi mi comunicador con la Liga de la Justicia y empece a hablar.

-Chicos, alerta. El Joker esta en la television, parece que tiene un mensaje... -Apague el comunicador y egui escuchando conforme avanzaba, mirando el tetrico espectaculo con el cual golpeaba a los maniquies y al sujeto que parecia un cadaver. Frunci el ceño, hasta que de pronto, me sorprendi bastante. ¿Un juego de cartas? ¿Eliminar a la carta superior? Demonios, eso no era bueno...

Me pare rapidamente y corri a una estanteria, de donde saque un sobre blanco que me habia llegado. Al abrirlo, estaba la carta que me habia llegado hacia unos dias. Demonios, esto no me estaba gustando. Corri de nuevo a la television, justo cuando explico lo que habia que hacer... eliminar a las J de la baraja. El era la J roja, y aseguro que la negra era alguien obvio para America... ¿Batman?

Corri a ponerme mi traje de superheroina y sali volando de mi casa tras cerrar todo. No iba a dejar que nadie me eliminara ni eliminara a mis amigos.

-Wonder Woman a Liga de la Justicia. Si alguno de ustedes ha recibido una carta del Joker, haganoslo saber... -Hice una pausa- Yo soy la Reina negra.

Nada como un buen dia de relajacion. Normalmente mi agenda no me permite tener muchos de estos. Primero estan las giras, las cuales cada vez son mas habituales dado que mi fama comienza a crecer cada vez mas, con todo lo que eso conlleva: firmas de autografos a cada salida, horas y horas de "tiempo de calidad" con los fanaticos intentando que nadie me robe la ropa, espectaculos de caridad de esos donde van todo tipos de famosos a ganar publicidad y fingir que les importa una causa que ni conocen, cenas y fiestas con la alta sociedad y cualquier otro simpatisante dueño de un estadio donde pueda hacer mis saltos, etc. Tendria que hablar con mi representaste sobre esto en algun momento, que yo tambien necesito mi tiempo libre. Por supuesto, el escaso tiempo libre que consigo siempre debe recortarse a menos de un cuarto por que da la casualidad que cada vez que comienzo a sentirme un poco tranquilo, algun hijo de puta decide que salir del Infierno y venir a hacer destrozos en la Tierra es buena idea; sobra decir que el trabajo de ir a patearle el culo suele radicar en mi. Por otro lado, una de las cosas buenas del choque de universos es que aparecio toda una nueva y amplia gama de magos del Orden y cazadores de demonios. No me malinterpreten, que aun asi no somos suficientes como para establecer una cuota equitativa de demonios para cada uno que nos deje a todos satisfechos y con tiempo de vacacionar, pero aun asi ayudaban a disminuir bastante mi trabajo. Era en parte por ellos que ahora podia darme el lujo de estar recostado en mi sillon, con una cerveza fria en la mano y el control remoto en la otra buscando algo decente en la television. Momentos como esos son por los que vale la pena tomarse un descanso de todo...

...Y entonces se perdio la señal. De un segundo al otro la imagen se fue y solo quedo lluvia gris.- Puta mierda.- Susurre mientras me levantaba para ir a ajustar la antena, seguro algun mocoso le habia dado con una pelota de beisbol otra vez y habia quedado movida de lugar ¡Con lo sensible que era esa cosa! Pero justo cuando estaba a punto de irme a revisar, milagrosamente la señal volvio y por un segundo parecio que todo se habia arreglado. Pero entonces, cuando quise cambiar de canal, me di cuenta de que no podia. Todos los canales tenian exactamente lo mismo: un fondo coloreado por un niño de diez años y una musica de fondo que la verdad no me gustaba. Esto solo duro unos pocos segundos antes de que fuese abruptamente retirado para dejar paso a la sonrisa desquisiada de un payaso.- Y yo que creia que mi sonrisa de Ghost Rider daba miedo.- Pense en voz alta mientras observaba la pantalla. Ese tipo me sonaba de algun lado, pero no lograba ubicar de donde. Sin embargo, su sonrisa era una pesima señal; he visto muchas de esas en mi vida: señal clara de desquicio puro, y no del divertido. Al poco tiempo aparecio una payasita que deduje que era su pareja; suertudo, la mujer estaba para comersela. Ella lo presento como "El Joker" y un par de apodos mas. Entonces lo reconoci, vagamente: habia leido un par de articulos sobre él en el diario de Gotham, ninguno favorable. Loco, genocida, psicopata, monstruo, hubo incluso quienes lo compararon con el Diablo mismo. Eso no era buena señal, pero lo que estaba apunto de decir solo empeoraria las cosas.

El payaso procedio a dar un discurso "moralista" bastante raro sobre la ignorancia de las personas respecto de aquellos que veniamos de otro universo, para luego presentar una "solucion". Con ayuda de sus tres maniquis, de los cuales uno de ellos era tetricamente similar a un humano salvo por su sonrisa antinatural, y su hermosa ayudante(¿A poco no suena a pelicula ochentera?), paso a demostrar lo que tenia en mente. Su idea era, como minimo, desquiciada. Un juego macabro, como la pelicula, pero mucho mas retorcido y real. No pude evitar, sin embargo, quedarme a ver lo que decia. Las instrucciones sonaban simples, varias personas al azar recivieron cartas en sobres blancos con un numero; el numero en cuestion indicaba quien te iria a matar a ti y a quien tenias que matar. No aclaraba que pasaba si ganabas la batalla en ambos casos, pero supuse que el juego no acabaria hasta que solo uno quedase vivo. Para empeorar las cosas, habia incluso comodines en el juego, asi que los pobres diablos que tuvieron la mala suerte de ser elegidos podrian ser asesinados en cualquier momento, en cualquier lugar, y por cualquiera. No pude evitar sentirme aliviado de que a mi no me tocase nada de eso; lo unico que habia recivido como correo hasta el momento eran cartas de fanaticos, propaganda, impuestos, y un extraño sobre blan....

-¡¡¡CARAJO!!!- Grite como loco mientras salia corriendo hacia mi cocina y practicamente me avalance sobre el tacho de basura, buscando ese sobre que habia tirado hacia un par de dias. Por fortuna me habia dado pereza sacar la basura. Rebusque entre las bolsas de basura, las abri y vacie en el piso del comedor una por una hasta finalmente encontrar el sobre y luego lo abri. En efecto, tenia una carta: 8 Negro. Quise tirar esa condenada carta a la mierda, pero recorde las instrucciones del payaso: si no participas te mueres. No puedo estar en estado de Ghost Rider todo el tiempo, y en forma humana soy vulnerable, ademas el hijo de puta sabia donde vivo. Por mucho que lo odiase, no me quedaba otra, tendria que participar en su juego. Tenia que matar a quien tuviese la carta 9 y asegurarme de que el 7 no acabase conmigo. No tenia pensado matarlos tampoco, solo sacarlos del medio; quizas dejarlos en estado de coma el suficiente tiempo como para que pudiese encontrar a ese payaso hijo de puta y volverlo cenizas por hacerme perder mi dia libre evitando la muerte, otra vez. Si de algo estaba seguro, es de que no podia permanecer en mi casa, de modo que me lleve un par de cervezas, me puse m chaqueta y baje casi a los saltos por las escaleras hasta salir del edificio. Me subi a mi moto y arranque lo mas rapido que pude con un objetivo claro en mi mente: primero me encargaria de dejar fuera de combate al 9 y el 7, y luego iria a Gotham a hacerle una visita al payaso.

En cuanto el Joker apareció en la televisión, el siempre fiel Jarvis se lo mostró a Tony, Señor, creo que esto va a interesarle, fue todo lo que dijo antes de ponerlo en la pantalla del garaje, donde el millonario se encontraba trabajando, antes de que terminara de hablar el payaso el Vengador ya estaba trabajando, localizalos inmediatamente y ponme con Wayne... o mejor con Batman por su linea segura, que ese tipo es un poco celoso de su intimidad, enseguida, Señor

Mientras Jarvis lo gestionaba todo Tony busco la carta que había guardado como una curiosidad, Repetiremos los análisis de la carta y del sobre, y le haremos todas las pruebas que se nos ocurran, inmediatamente, Señor, tengo a Batman en la linea dos, Señor, adelante, ponmelo.

Luke había llegado completamente cabreado y molido a su casa (si es que se podía llamar casa a ese tugurio), pero después de haber regresado vivo de un futuro apocalíptico, de trabajar como repartidor de periódicos y otros trabajos ''estupendos'' que cualquiera querría aceptar y de intentar pagarse un apartamento cutre, destartalado y de mala muerte en el Bronx con tan solo 15 años...estaba empezando a acostumbrarse a esas sensaciones tan encantadoras y a la vez tan familiares. Parece que vivir tantas situaciones desagradables en la vida tiene sus ventajas después de todo, ¿no?.

El muchacho se río un poco en voz alta por el chiste interno que su mente acababa de hacer, sin duda, le esperaba un gran futuro como cómico, suspiró, se quitó la camiseta y se tumbó en el sofá, dejándose caer pesadamente sobre el mismo. Los muelles oxidados hicieron bastante ruido y la madera crujió, pero no le importó demasiado, pues sonaban cada vez que se sentaba. Agarró el mando de la televisión después de 6 intentos fallidos y la encendió.

Pulsó el botón de cambiar los canales varias veces, la verdad es que no había nada interesante...¡vaya chasco!. De pronto, la señal se interrumpió, Luke arqueó una ceja y soltó un bufido... - ¿Es que ahora también se me ha jodido la maldita televisión?'' -. Estaba a punto de levantarse, para intentar averiguar lo que le pasaba al maldito cacharro del demonio, quizás por eso lo que vino a continuación le pilló con la guardia baja. Se le puso la piel de gallina cuando lo observó, una sonrisa enfermiza e increíblemente macabra, con unos dientes totalmente blancos y resplandecientes...¡eso sí que no se lo esperaba!.

Una dulce voz de mujer comenzó a hablar: - ¡Señoras y señores! ¡Les presentamos al inigualable, inconfundible, increíble e inimaginable payaso del crimen! ¡El Joker! -.

Luke no apartó ni un segundo los ojos de la pantalla, la sonrisa finalmente terminó por alejarse de la pantalla, para dejar ver su figura completa, todo esto ante los ojos abiertos de par en par del atemorizado muchacho, que miraba boquiabierto la pantalla de su televisor...- ¿un...payaso? -... logró articular, sin duda el tipo era bastante desagradable a la vista, además, ¿cuántos kilos de maquillaje blanco llevaba encima?, ¡su piel estaba más blanca que el papel!. Siguió escuchando con atención mientras procuraba observar todos los detalles de la emisión, cuanto más hablaba ese tipo, más tenía la impresión de que se trataba de alguien con serios problemas de cabeza y totalmente fuera de sus cabales, pero lo peor sin duda alguna, había sido los ''maniquís'' con aspecto humano, eso SÍ que daba miedo.

El pintoresco personaje no tardó en dejar claras sus intenciones, al parecer, quería jugar a una especie de ''juego'': - ¡El funcionamiento es muy sencillo, damas y caballeros! - ,indicó al tiempo que sacaba del bolsillo de su pechera una baraja de cartas cerrada, abriendo la caja y mostrando en un estudiado gesto el abanico entero, con todos sus palos, figuras y escaleras. - ¡Todos sabemos el orden y los palos! A lo largo de todo este tiempo, diferentes ciudadanos han recibido un sobre en blanco que contenía una carta de la baraja. ¡Si forman parte de los afortunados que han obtenido una, estén atentos a las instrucciones!.

Algo había encajado dentro de la cabeza de Luke...¡el sobre!, ¡el maldito sobre!, se levantó corriendo del sofá y rebuscó entre sus ropajes el ''regalo'' que le había llegado hace unos días, sacando del sobre blanco la carta de póker que ya había examinado unas cuantas veces:




¡Supongamos que el bueno de Don Contento tiene el tres de rombos, Sir feliz el cuatro, y nuestro amigo Bob Sonrisas el cinco!.

- Pero no lo entiendo... -, se dijo Luke en voz alta desde su apartamento, - ¿Por qué yo no sabía nada de esto?...¡mis ''poderes'' deberían haberme avisado de esto!... -. Al chico se le hizo un nudo en el estómago, no había estado tan aterrorizado desde que un centinela intentó aplastarlo de un pisotón. Se suponía que podía anticiparse a las acciones de los demás antes de que estas ocurrieran, pero en este caso, su mente no había recibido ninguna visión ni ningún tipo de advertencia...y eso era malo, MUY MALO, porque probablemente significaba que ese acontecimiento no estaba destinado a suceder. El trabajo de Luke era asegurarse de que precisamente esas cosas no pasaran, y había fallado...¡otra vez!... .

- Imaginemos que Sir feliz ha identificado a Bob Sonrisas como la carta mas alta a continuación de la suya. En tal caso, el cometido de Sir feliz es muy claro. ¡Lo único que tiene que hacer es eliminar al portador de dicha carta! -. No podía más, agarró el mando de la televisión y la apagó con cara de mala leche, miró el guantelete que reposaba en la mesa del apartamento y lo agarró, - ''mi única arma en esta lucha'' - , pensó mientras se le colocó en el brazo derecho.

Sabía que meterse en el juego del tal ''Joker'' era un suicidio, pero Luke estaba decidido a pararle los pies a ese payaso. Su pequeño ''juego'' no estaba destinado a suceder y por tanto tenía que ser él quién se encargarse de terminar con todo este asunto antes de que fuera demasiado tarde - ''Maldito payaso estúpido, ¿en qué lío me has metido?'' -.

Estaba viendo la televisión mientras desayunaba sentada en mi sofá, con Ifrith enroscado en mis pies echando una pequeña siesta cuando las noticias se vieron interrumpidas por el único e inigualable...

-Joker...- dije en un susurro. Dejé de tomarme el café y subí el volúmen del televisor para no perder detalle de lo que ocurría. Según avanzaba el "programa" que Joker se había montado, yo iba tensándome más y más. Dejé mi café en la mesilla y fui corriendo a mi cuarto a recoger el sobre con la carta que mencionó en la televisión. Me quedé mirando aquel trozo de papel entintado unos segundos, sin saber qué hacer, y después lo dejé caer sobre la mesa, al lado de mi café. Respiré un par de veces bien hondo y muy despacio y volví a mi sitio en el sofá, sentandome.

-Mierda, Lilith. ¡MIERDA!- grité, enfadada, dejando todo como estaba y saliendo por patas de casa.

Los asuntos mágicos de Gótica tendrán que esperar porque habrá que causar un poco de caos en ella.

Tenían que estar tomándole el pelo. Mucho. Pero no, aquello iba muy en serio. Había revisado el anuncio del payaso al que habían identificado simplemente como "Joker" en busca de pistas. No había muchas, a decir verdad. No encontraba nada que le indicara desde dónde se había grabado eso, además de que no conocía la manera de actuar del presentador o de la chica. Definitivamente, eran del otro mundo.

Pero cuando uno de los agentes le había puesto una mano en el hombro y le había dicho que le llamaban, no se le había ocurrido el por qué. Poco después, uno de los mandos intermedios le informó de que iba a hacerse cargo de todo aquel asunto, y que una vez llegara allí se reuniría con Romanova, quien había recibido la carta de la Reina Negra. Debía de ser algo realmente complicado si la mejor espía de todos los tiempos no sólo intervenía, sino ahora además lo hacía desde dentro del juego.

Se preparó a conciencia, con munición de sobra. Le daba la impresión de que iba a tener que disparar mucho más de lo habitual. Cuando terminó, tomó el ascensor hasta la planta baja, y se metió en el vehículo que allí le esperaba. Estaba inquieto, y eso no era lo habitual en él. No sabía lo alud se podía encontrar. ¿Realmente la gente iba a jugar tal y como el payaso la había propuesto? ¿O tendrían miedo?

Había salido a explorar la ciudad, como había hecho durante los últimos meses. Nueva York era demasiado grande para ella, acostumbrada a su pequeña Stratford.

Había terminado disfrutando de la gran metrópolis. Parecía que nunca iba a terminar de verlo todo y que siempre había cosas nuevas que descubrir. Se encontraba de camino a una cafetería que había descubierto recientemente cuando escuchó un grito ahogado, y dirigió su mirada con curiosidad. La gente observaba una de esas pantallas gigantes que sólo mostraba nieve. Dondequiera que miraba, parecía que todas las pantallas habían fallado a la vez y sólo mostraban estática. "Woah... Es la primera vez que lo veo y por la reacción de la gente, no suele pasar muy a menudo..."

Inmediatamente la imagen volvió a las pantallas, pero todas mostraban la misma imagen, una sonrisa pintada, y se escuchaba un sonido...
Entonces empezó la emisión de Joker. Durante toda la retransmisión, parecía que Nueva York al completo estuviera conteniendo la respiración, y hasta el tráfico se había detenido, escuchando.
Su mente analizaba cada escena como si se tratase de una película, incapaz de procesar que algo así estuviera ocurriendo realmente. Entonces mostraron a Bob sonrisas, y sintió como su corazón escapaba un latido. No era la primera vez que veía un cadáver, al fin y al cabo había seguido a su madre mil veces al hospital y su padre trabajaba en el cuerpo de policía y teniendo esos dos trabajos en mente, ella misma se había mentalizado en terminar "trabajando" en algo similar. Aun así, ver uno tan bien representado en televisión...

Porque era una representación, ¿no? ¿O podía ser que todo aquello fuera verídico? La gente a su alrededor reprimía gritos de sorpresa, y en algún lugar, se escuchaba un llanto. La reacción de los peatones no daba mucho margen de error, y no parecía que nadie estuviera tomando aquél directo (si es que lo era) como algo falso. Todas las implicaciones que tenía el tomar ese video como real, empezaron a pesar en su conciencia y sintió cómo crecía en ella un sentimiento de ansiedad.
Pero el pallaso se había dirigido a Estados Unidos de América, lo que dejaba a sus padres fuera del juego, y ese pequeño detalle, le hizo sentir un pinchazo de alivio.

Cuando todas las pantallas volvieron a sus canales originales, descubrió que su mochila descansaba en el suelo, a su lado, y no recordaba haberla dejado caer. Probablemente había sido mientras observaba la grabación, y lo había dejado caer sin darse cuenta, centrada como estaba en lo que estaba viendo en las pantallas. Se agachó a recogerlo, escuchó un grito y antes de poder alzarse, alguien la golpeó y cayó al suelo. A su alrededor se había desatado una pequeña conmoción, y de repente había mucha actividad en la calle. Insegura de qué hacer intentó retirarse a un callejón algo más tranquilo y para cuando fue consciente de ello, se encontraba deshaciendo el camino de regreso a la mansión.

Desde luego ya no se sentía con ánimos de ir a cafetería alguna y se sentía enferma, como si estuviera al borde de la fiebre. De camino a la seguridad que le ofrecía la mansión, se imaginó lo que podría suceder si dos alumnos, o profesores, habían recibido esas cartas. El pensamiento le produjo un escalofrío, y apretó el paso, deseando llegar a la tranquilidad de su habitación.
¿Pero cuán lejos podría llegar el juego del pallaso? No eran sólo mutantes. Místicos, aliens y vete tú a saber qué más seres poderosos podían verse envueltos en el evento. Cuantas más vueltas le daba más rápido le latía el corazón y más rápido andaba, hasta el punto de llegar a la mansión a la carrera, entrando en el recinto y corriendo directa a su habitación, cerrando la puerta con fuerza tras ella.
Se dejó caer en la cama y se abrazó las rodillas.

Era una locura. Una verdadera locura. ¿Y si alguna persona que ella conocía se había visto envuelta en el juego? Sintió que la cabeza le daba vueltas y se sintió pequeña e insignificante. ¿Cómo no iba a sentirse así? Si hubiera algo que ella pudiera hacer, tal vez... Pero a quién iba a engañar. Se mordió el labio, dejando caer el cuerpo a un lado, tumbándose en posición fetal y cubriéndose la cabeza con un cojín, dejando que todos esos pensamientos se arremolinaran en su mente. Durante los últimos meses siempre había sentido que quería hacerse más fuerte, quería controlar su poder para llegado el momento ser capaz de ayudar a la gente. Ahora sentía como aquél pequeño sueño se quebraba. ¿Que podía hacer ella? Nada. Y si lo hubiera... ¿sería capaz de tener el valor suficiente para luchar?

Apretó el cojín contra su rostro, obligandose a respirar lentamente por tal de recuperar la serenidad. Al fin y al cabo, ella no había recibido carta alguna, y tal vez nadie de la mansión. Tal vez todo hubiera sido un montaje, una mentira... Aunque por reconfortante que fuera esa idea, era demasiado poco probable. En cualquier caso, por suerte, ella se hallaba fuera del juego y no servía de nada ponerse nerviosa o asustarse... En la mansión estaba a salvo, ¿verdad?

- ¿Verdad? - preguntó en voz alta, como si alguien tuviera que esucharla y responderle. Pero no escuchaba nada ahí, tan sólo el silencio. Suspiró, dejando caer el cojín a un lado, y pensó en ir a la cafetería de la mansión, seguir adelante y como si no pasara nada... Aunque en el fondo sabía que no era así. Sentía un dolor sordo en el pecho, esa mala sensación de cuando un familiar está en el hospital y sabes que va a ir mal... Pero no podía hacer nada. Lo tenía asimilado, y dar vueltas angustiada en la cama de poco iba a servirle, así que sin dejar de sentirse levemente en tensión, intentó actuar con normalidad a la espera de que sucediera algo malo.

Doug jamás había empuñado un arma. Era muy contrario a que la gente necesitase algo mortal en sus bolsillos para sentirse seguro, le repugnaba la idea de que alguien se sintiera seguro por tener el poder de acabar con otros. Pero hoy necesitaba algo de acción para sus experimentos, y por esa razón tenía preparado un montaje bastante estrafalario; Por un lado, una polea y un maniquí colgando de la misma, cubierto de una sustancia viscosa y blanquecina que goteaba el suelo, y en el opuesto, una torreta-robot,cuyo láser apuntaba hacia la trayectoria de la polea, acechando a que el muñeco cruzase para lanzar su mortal ráfaga de disparos. Había sido mucho el papeleo para solicitarla al departamento armamentístico, previo aviso a la central, pero si la prueba daba resultados, de allí sí saldría algo con lo que sentirse seguro sin causar daños.

- Ogh... Las detesto. ¿Por qué has tenido que traer una de esas cosas aquí? Son feas, inexpresivas, mortales... dan miedo ¡y son muy ruidosas!

- Ya te lo dije Wheat, necesito hacer esta prueba y no puedo sin esta máquina. Además, yo pienso que tienen un diseño fantástico, y son funcionales. Todo lo que necesita una buena máquina sin mayor objetivo que vigilar y repeler ataques. Bien, vamos allá- Doug se colocó unos tapones en los oídos, y los cubrió con unas gruesas orejeras- Desconecta tu recepción auditiva, éste espacio es pequeño y resonará bastante...

Hecha la advertencia, activó unos comandos en su ordenador, que activaron los mecanismos de la polea, y el maniquí se movió peligrosamente hacia el láser detector de la torreta. Cuando lo atravesó, una vocecilla aguda surgió del aparato, "Objetivo localizado", y desplegando sus paneles laterales, la máquina comenzó a disparar a matar sontra el muñeco. Tras un rato, Doug retiró el maniquí activando la polea de nuevo, y esperó a que la torreta entrase en modo vigilancia de nuevo para acercarse a revisar la sala. En el suelo yacían las cientos de balas aplastadas aún calientes, y el maniquí seguía intacto, sin siquiera una marca sobre la zona cubierta por el gel blanco.

- ¡Increíble! ¡Esto es realmente fascinante! ¡Wheat, mira, tienes que ver esto!

Pero el joven robot que acompañaba siempre a Rattman parecía haberse aburrido bastante sin poder oír los tan molestos estallidos, y se hallaba profundamente dormido sobre la mesa. Con un suspiro resignado, Doug retiró la masa recogiéndola en un recipiente, y luego editó y guardó el vídeo de la prueba, que quedó registrada desde varios ángulos. Sin más que hacer por ahora, decidió ir a tomarse un merecido café.

Mientras esperaba a que la máquina acabara de servirle su capuccino, observó que todos sus compañeros se arremolinaban frente a las televisiones del salón, y se acercó a ver qué ocurría. Había una sensación de malestar, y un mar de murmullos y susurros incomprensibles. Finalmente alzó la vista y vio al Joker. Había oído hablar de él, pero no lo imaginaba tan teneboso... le recordaba a algunas de sus pesadillas de la niñez, sobretodo después de ver cierta película sobre un payaso diabólico.

-¡Buenos días, Televidentes! Dejad vuestros donuts y vuestros huevos revueltos y prestad un poco de atención a vuestros televisores. Hoy vuestro amigo Joker trae para vosotros una reflexión. Nos hemos chocado contra otros universos. ¡Y de eso hace casi ya un año! ¡A todos nos han crecido vecinos, COMO SETAS! ¡Están por todas partes! ¿Pero alguien se ha tomado la molestia de conocerlos? ¿Alguno de vosotros ha intentado contactar con esos extraños de mas allá del universo?

Por el momento, a Douglas la reflexión le parecía acertada, sin embargo, apartó la mirada algo hastiado; Su primer contacto con los nuevos vecinos supuso acabar en un manicomio horrible y recibir varias palizas... Luego comenzó a hablar de un concurso, y perdiendo todo interés, Doug se dispuso a volver a por su café, cuando escuchó algo que le heló la sangre...

- ¡El funcionamiento es muy sencillo, damas y caballeros! ¡Todos sabemos el orden y los palos! A lo largo de todo este tiempo, diferentes ciudadanos han recibido un sobre en blanco que contenía una carta de la baraja. ¡Si forman parte de los afortunados que han obtenido una, estén atentos a las instrucciones!

Aquélla maldita carta... Pensó que era una broma o algún tipo de extraña publicidad, y ahora un ejemplo explicado con muñecos por un psicópata estaba acelerándole el pulso salvajemente, mientras recordaba que aún estaba en la papelera de su escritorio. Trató de serenarse; respiró hondo y pensó en llamar a la policía lo antes posible, darles a carta y dejar el asunto en sus manos. Se acercó a la máquina y comenzó a beber su café con relativa calma mientras de fondo, el payaso seguía con su show.

- Como veis, no tiene dificultad. ¡Es entretenido, divertido y para toda la familia! ¡De cero a cien años! El as va a por el dos, el dos a por el tres, el tres a por el cuatro, y así continua. El Rey será quien se encargue de acabar con el As. ¡Recuerda estas normas, no debes ceder tu carta a ninguna otra persona! Se muy bien quienes son los jugadores, y no me gustan los tramposos. Si el Joker os pilla, el Joker os juzgaaaaa...

Tosió aparatosamente al reaccionar a tanta información horrible a la vez. No sólo no tenía escapatoria, pues si entregaba la dicho sa carta, el Joker se encargaría de él, sino que encima, aquél maldito cartón le condicionaba a ser el asesino del portador de algún As. Sus compañeros se dieron la vuelta hacia él, y mientras se limpiaba, se produjo un momento tenso, con quizá una veintena de personas mirándole expectantes en medio de un silencio sepulcral, hasta que al fin alguien preguntó.

- Doug... ¿Tienes una carta de esas?

Sin responder, huyó por los pasillos hacia su laboratorio, sin saber qué haría después. ¿Qué podía hacer? ¿A quién recurrir? y ¿Quién era ese As al que debía dar caza?