salir por salud (libre)

Fecha:25 de marzo


Hacía ya días que no salía a pasear por fuera de la escuela…Ya que no tenía porque hacerlo, no es que no me gustara salir…bueno…tal vez no tanto como al resto del mundo, pero sabía que era algo que debo hacer de vez en cuando, por salud mental según me han dicho, tampoco tenía amigos para poder salir por ahí como si nada a divertirme, lo cual sería increíble porque para mi hacer amigos es como acabar un sudoku a la primera…no…eso es más fácil…para los amigos se necesita escuchar, conversar y no es que fuera muy habladora…para nada. Cual fuera la razón verdadera no importaba, había encontrado una escusa lo bastante importante, al menos para mi para poder salir y que no pareciera “extraño” para los compañeros que me…bueno…sabían de mi existencia…o más bien dos razones…

Se me había acabado el colorante del azúcar para hacer más caramelos.

Necesitaba el nuevo disco de alguna banda… la que fuera. Era frustrante escuchar las mismas canciones todo el rato, o por un ordenador…prefería ir a comprar el disco…y tenia dinero, también debía pensar en ello…es decir… un trabajo…eso… necesito subsistir de alguna manera posible. En cuanto a los colorantes fue muy fácil pues tenia la tienda localizada y al segundo pude comprarlo, lo mas rápido posible pues no me gustaba la atención que ponía en mi la dependienta, con esa sonrisa…falsa…falsísima…no me sentaba bien.

Lo del disco fue algo más complicado porque tenía tres tiendas localizadas y no sabía bien que escoger o escuchar. Lo que fuera…siempre podría ponerme los cascos y hacer como que estoy muy concentrada escuchando la música que había y justamente hice aquello. Tomé los cascos y me los puse en la cabeza cerrando los ojos para concentrarme en la melodía y ausentarme, ni me di cuenta de que algo se me había caído y había pringado todo el suelo con un color azul eléctrico, ni siquiera escuche el sonido del bote del colorante al romperse en el suelo ni fui capaz de ver como todos me miraban por el estropicio.

Ya me daría cuenta…¿No?...creo…

Una tienda de música.

Raven no era de las que se dedicaban a ir de compras, principalmente porque era poco más que una indigente (si la preguntaban, diría que más bien era frugal) y porque en general rara vez encontraba algo de su gusto. Después de todo, las tiendas de música americanas solían traer Heavy Metal, Rock y cosas así, y no música clásica oriental.

Sin embargo, esta vez venía con una lista de la compra. Varios de los miembros de los Jóvenes Titanes querían algún disco que era algo más difícil de conseguir en Happy Harbor, ya fuera porque eran vinilos, o bien porque había pocos ejemplares, y en Nueva York había tiendas algo más especiales. Eso la convertía en la chica de los recados adecuada, teniendo en cuenta que le había tocado ir con Nightwind a investigar los cambios en la Gran Manzana.

Así pues, entró en la tienda en sí, con las manos en los bolsillos. No llamaba mucho la atención, teniendo en cuenta que vestía con unos vaqueros, unas botas negras altas hasta medio muslo por encima de ellos y una sudadera de capucha de color azul oscuro. El conjunto se completaba con una mochila de cuero sencilla a la espalda y una camiseta negra de rejilla por debajo de la prenda de abrigo.

Y, por supuesto, la capucha estaba echada por encima de su cabeza, ocultando la gema de su chakra a miradas indiscretas.

Estaba dispuesta a dirigirse hacia el mostrador cuando el ruido de un frasco de cristal llamó su atención, lo que la hizo tensarse.

Cuando vivías como heroína en Gotham aprendías a desconfiar inmediatamente de sonidos como esos, ya que había suficientes locos (por ejemplo, el Espantapájaros) que hacían uso de sustancias venenosas o alucinógenas guardadas en ese tipo de envases. Generalmente sólo tenías unos segundos para reaccionar antes de que el caos se desatase, y Raven estuvo a punto de asumir su identidad heroica cuando descubrió el origen del sonido.

Suspiró aliviada al ver que simplemente era un bote de tinte que acababa de caérsele a una chica despistada, por lo que simplemente andó hacia ella. Justo cuando se acercó al charco, levitó unos milímetros por encima de la mancha (después de todo, no quería fastidiar el único par de botas que tenía) y le dio un suave toquecito en el hombro a la distraída muchacha,

Cuando esta se girase, le indicaría en silencio con el índice el charco en el suelo, inexpresiva

Estaba sumida en el sonido melódico que me proporcionaban aquellos cascos, posando mis manos en cada lado para que nada me interrumpiera, navegando mar adentro de la música ,incluso pude cerrar los ojos cuando una canción de infected mushroom empezó a sonar. Solía pensar en tiempos remotos, de hacía mas de cuatro años, antes de descubrir que era mutante, eran épocas tranquilas, mas o menos, pero no estaba aquella sensación de asfixia de tener que ocultar lo que era en realidad...miedo a ser descubierto, si, eso era exactamente y aquellos recuerdos...hacían que me relajase . Era muy extraño encontrarme con ese tipo de musica en las tiendas, seguramente por su naturaleza electrónica y sobre todo, porque no era muy conocido el grupo. Yo básicamente lo conocía por tirarme horas en el pc buscando música apetecible, y cosas mas extrañas pues lo popular nunca me  había llamado la atención a no ser que realmente valiera la pena.

Noté como algo me daba extraños golpecitos en el hombro, alguien estaba reclamando mi atención y eso hacía que me tensase entera. Ya la había liado, seguro.

Giré mi rostro lentamente sacandome de la cabeza aquellos cascos para tener la intención de colocarlos en su sitio, pero cuando la mujer que estaba detrás de mi. Una curiosa mujer e de decir, ¿Quizás y fuese mutante como ella?. Me señaló hacia abajo para que viese el estropicio que había montado cuando se me cayó el frasco...No pude poner bien los cascos. Mis manos se estremecieron en temblores y mis mejillas ardían como si hubiese estado horas bajo el sol, sin duda aquello era mio, aun que tuve que mirarlo mas de dos veces para saber de que se trataba, si, definitivamente era el frasco de tinte azul que había comprado.

- -lo siento yo....-mi voz como era de esperar salió rota y entrecortada, por un momento pensé que aquella mujer era la dependienta de la tienda, hasta que escuche los gritos de la misma maldiciendo con que ahora tendría que fregar y utilizar no se cual producto. Algunos nos miraban con risa, cosa que creo que es natural, pero, me molesta y en ese momento solo quería desaparecer.

Me eche la capucha por encima como ocultandome de los  demás pero seguía mirando de reojo a la mujer que me había  avisado del estropicio.

- gracias...-le susurré principalmente por haberme avisado de aquello aun que no hubiese servido de nada. Mire de nuevo hacia abajo cuando la señora empezó a fregar y podrían llamarme loca, pero jugaría que la chica había estado encima del charco y...no tenía las botas manchadas, ni siquiera dejaba huellas de color azul por el suelo, estaba seca.

Raven miró fijamente a la otra chica durante unos segundos mientras esta se disculpaba. Notaba la inseguridad manar de ella como si fuera el agua que escapa de una presa recién destrozada. Era evidente, era fuerte y también algo abrumador el flujo de emociones que no paraba de salir. Vergüenza, incomodidad, inseguridad, miedo...

La titán se vio obligada a ponerle una mano en el hombro, negando suavemente con la cabeza. No merecía la pena que se desmoronase en su presencia por un accidente que además ni le iba ni le venía. De hecho, estuvo a punto de decirle algo, quizás alguna palabra amable, cuando de pronto hizo su acto de aparición la dependienta para aullar y chillar en dirección de ambas.

Con una mano de hierro, Raven comenzó a guiar a Xun lejos de la mujer que parecía deshacerse en insultos e improperios... hasta que de pronto se calló. La morena se la había quedado mirando, y la mujer, fregona en la mano, parecía de pronto mucho menos enfadada y mucho más resignada. Uno podría pensar que simplemente había sido un cambio de idea repentino, o simplemente que había decidido no preocuparse más.

Jean, que acababa de llegar, pudo notar perfectamente cómo Raven había manipulado de forma total y completamente evidente las emociones de la otra mujer.

Y entonces, la hija de Trigon se giró, centrando su mirada en la pelirroja. Fue unos segundos en los que la miró con intensidad, casi como escrutándola, antes de rápidamente interponerse entre Xun y Jean, protectora. Había notado perfectamente que era incapaz de sondearla, y eso acababa de hacer saltar todas sus alarmas.

Por su parte, Xun pudo notar dos emociones: La primera, de alerta, quizás incluso miedo, cuando Raven vio a la profesora. Y después alivio y seguridad en cuanto la espalda de la morena entró dentro de su campo de visión.

Raven era algo menuda, y a simple vista no tendría más de media bofetada. De piel cetrina y cuerpo delgado, tenía unas piernas largas y unos enormes ojos de un color algo difícil de catalogar, con unos rasgos finos y delicados que no concordaban con su habilidad combativa. Sin embargo, lo que más llamaba la atención era esa inexpresividad en el rostro y esa mirada intensa, casi desafiante, que estaba lanzando a la telépata.

En cuanto esta lo intentase, podría notar que la mente de la hija de Trigon era como una caja fuerte cerrada a cal y canto. Por supuesto, en un duelo mental contra esa mujer saldría perdiendo a la larga, pero plantaría mucha batalla

Mi primera reacción cuando la mujer, que se notaba que ya tenía una edad, empezó a fregar el suelo, fue alejarme inmediatamente de todo el estropicio que había formado en el suelo, de la fregona y por supuesto de lo que era el charco de tinta, que no sería muy fácil de quitar si lo pensaba detenidamente. Estaba realmente segura de que mis mejillas estarían mas encendidas que un tomate y eso hacía que quisiese ocultarme más, pero no me dio tiempo a pensar “venga Xun, tranquilízate, solo es un pequeño desperfecto, a cualquiera le hubiese pasado”…ya que algo cambió en lo que era el carácter de la mujer mayor.

De repente, sin el mínimo atisbo de que aquello pudiera suceder, la dependienta simplemente dejó de murmurar sobre lo mal que iba el negocio o sobre su marido, según pude entender, tampoco es que me divirtiera saber los asuntos de aquella señora tan enfadada. Pero de un segundo a otro callo para seguir fregando como resignada, hasta que acabo y se fue, sin ningún miramiento mas… Eso si fue muy raro…Mire a la chica de capucha azul que tenía un semblante sereno e impasible, me pregunte una vez más quien era, de manera también fugaz…

Mi mirada esta vez se pasó por la de un rostro, bello, muy bello decorado por una cabellera roja como el fuego. Aquella otra mujer que se había metido en el asunto y que preguntaba, al parecer, que había pasado, tenía un semblante amable y cálido y como ya había dicho…Muy hermoso, pocas veces había visto algo semejante y pocas veces se olvidaba uno como aquel. Por supuesto que la reconocí, era Jean Grey, una profesora de la academia y según tenía entendido de las mas talentosas en su poder y para mí un gran ejemplo a seguir, como un canon que quería alcanzar, aunque sabía que no conseguiría tal propósito.

-¡s-si!...Todo bien profesora- le dije en un vano intento de que ella reconociese de donde era, pues era la única forma que conocía de hacerlo. Muy seguramente ni sabría quien era, había muchos alumnos…

Por extraño que pareciera, después de decir todo lo anterior, siempre había notado una cierta tensión en el ambiente cuando esta profesora estaba a los alrededores y ahora mas…Giré mi rostro hacia la chica de la capucha azul que la miraba detenidamente y sin ton ni son, se puso en medio de las dos, parecía como si quisiera ¿Protegerme?, ¿De que?... o ¿Tal vez era su enemiga? Si se trataba de aquello último significaba que también lo sería de la academia y no querría aquello pues…le había caído bien y por alguna razón si me sentí protegida.

Extraño pues no la conocía de nada, cada vez se me hacía mas urgente la necesidad de saber quien era esa joven que tenía delante de mi.

-va….va todo ¿Bien?

La tensión podía cortarse con un cuchillo. La pelirroja y la hija de Trigon se observaron y estudiaron durante unos largos segundos, tanteando mutuamente sus defensas en un silencio sepulcral. Notaba que la mutante tenía talento, posiblemente incluso un potencial mayor que el de la semidemonio, algo que no le agradaba demasiado. Era un hecho que su principal defecto era el orgullo, y había estado durante demasiados años en lo más alto de su nicho, siendo la dueña indiscutible de grandes poderes mentales.

Y ahora, con la colisión de mundos, se había dado cuenta de que el suyo era demasiado pequeño.

Sin embargo, la morena no hizo ningún gesto, ni cambió su expresión durante el más que evidente intercambio telepático entre Jean y Xun, que provocó que la de piel cetrina entrecerrase los ojos y mostrase un aura bastante más agresiva. No quedaba claro si quería indicar a Jean que ella era su objetivo o simplemente dejar claro que cualquier intento de intrusión en la adolescente se saldaría en una pelea.

Mi nombre es Jean Grey y ella es mi estudiante. Viene conmigo

¿Sí? ¿Y cómo sé que lo que ella recuerda es cierto? replicó a su vez Raven. Su voz no era la que esperaría uno de una joven adolescente, si no que sonaba algo cascada, grave y recordaba en gran medida al graznido de un cuervo o un ave de mal agüero similar. La encapuchada mantuvo la mirada fija en la otra mujer, no moviéndose ni un ápice.

Los compradores, conscientes de forma inconsciente de la agresividad que manaba de la escena, empezaron a mirar, a cuchichear e incluso algunos a retirarse a una distancia prudencial.

Y sin embargo, Raven no se movió ni un milímetro, mirando fijamente a la otra mujer

Estás de suerte, yo también estoy en la misma página contigo musitó, manteniendo esa postura desafiante, los brazos reposando a los lados de su cuerpo, ligeramente extendidos, las piernas levemente flexionadas. No había miedo, pero al menos sí parecía que tuviera cierto reparo en empezar un combate ¿Por qué no empiezas tú? No hace falta oírte

-Pues verá...No la conozco, es decir, acaba de avisarme de lo que estaba pasando a mi alrededor...me ha ayudado- y era cierto, ella me había ayudado a no quedarme como un pasmarote con aquello en el suelo.

Aunque

No... Realmente no conocía a esa mujer de nada, ni siquiera me sonaba mínimamente, la acababa de conocer únicamente porque ella me aviso del estropicio que acababa de hacer, mas en sí, ni si quiera había escuchado su voz, me había avisado con un par de toquecitos en el hombro y ya esta...Miré a mi profesora y me quedé aun mas pensativa, ¿Esa chica era un peligro? y si lo era ¿Cuan peligrosa podría ser?...No...No eso no era posible, al menos en lo que me respectaba a mi misma, es decir, se me había puesto delante por algún motivo y yo me sentía extrañamente segura detrás suya incluso sin haberla conocido de nada...

pero en ese momento fue la chica de piel gris quien hablo con una extrañísima voz parecida a la de un cuervo, y por alguna razón me gusto el tono, bajo, suave, algo raspo pero autoritario. Eso si, lo que dijo empezó a causarme cierta ansiedad. ¿Que fue lo primero que se me paso por la cabeza? Negación.

-No...no eso es imposible- salte de repente mirando a la encapuchada, posicionandome yo entre las dos agitando mi cabeza a los lados con cierto nerviosismo, la timidez, o al menos gran parte de ella, se me había ido- Ella es mi profesora, no haría algo así, y no soy la única que tiene recuerdos de eso, estoy segura...

Podía notar como el ambiente se crispaba cada vez mas, y pude notar también como los demás humanos también sentían aquella crispación y decidían irse de allí, incluso la dueña del local parecía estar tensa, pero aun calmada, es decir, estaba como contenida pero alerta. No entendía muy bien lo que estaba pasando entre las dos mujeres y muy seguramente no llegaría a comprenderlo nunca porque la única respuesta lógica que había en aquello es que mi profesora estaba teniendo una fuerte discusión mental con la chica encapuchada y ella por mas que le diese vueltas tendría que ser una telepata...o algo parecido al menos, no había estudiado demasiado sobre aquellos tipos de mutantes pero sabía que esa mujer debía serlo ya que no soportaría una carga mental de ese nivel si no lo fuera...Bueno al menos yo no era capaz.

-No creeis que este lugar es un poco....¿Frágil? - lo dije, sutilmente pues pensaba que se podría armar una buena por el motivo que fuese y si no era así, por lo menos me aseguraba de que no pasaba nada, en cualquier caso, digamos que me gustaba aquella tienda

La morena no quería reconocerlo, pero la pelirroja que se encontraba ante ella no le gustaba. Le hacía sentirse violenta, o amenazada de un modo inconsciente. Era como si estuviese en presencia de un demonio muy poderoso, como su padre, pero sin ser exactamente uno, ya que hubiera notado algo más en ella.

Después de todo, el origen demoniaco era difícil de esconder, especialmente cuando te encontrabas ante alguien que sabía lo que tenía que buscar, dónde tenía que buscarlo e incluso cómo. No, Jean Grey no era un demonio, pero aún así le provocaba una desazón fuerte y desagradable. Se esperaba una pelea, un encontronazo, o quizás incluso alguna amenaza, algo que delatase que realmente era un demonio con piel de cordero pelirrojo...

Y en vez de eso, se encontró mirando la espalda de la mujer. Raven entrecerró los ojos, confusa ante lo que acababa de pasar, y dedicó una mirada a la oriental, casi como si buscase una confirmación. Finalmente, con un suspiro, introdujo las manos dentro de los bolsillos de su sudadera, acariciando el comunicador de los Titanes. Si necesitaba ayuda, tanto la torre como Coral se enterarían, y acudirían en segundos.

Y tampoco es que los necesitase, por supuesto, ella podía defenderse solita, pero a Richard nunca le había gustado que se fuese sola por ahí. Insistía mucho en la importancia del trabajo en equipo, y Raven no podía desestimar la razón que tenía el antiguo Robin.

Tras unos segundos de duda, empezó a andar detrás de Jean, parándose a un lado de esta. No mostraba ninguna expresión facial específica, pero una leve arruga acababa de aparecer en el puente de su nariz en cuanto empezó a ver de nuevo los anuncios y los escaparates. ¿Había dicho ya que le desagradaban las multitudes? Pues ahora mézclalas con banalidad, colores chillones y sonrisas falsas, agítalo bien en una ciudad estresada y sírvelo sobre un hedor indescriptible...

Y tendrías la Gran Manzana

Está bien, picaré. musitó, centrando de nuevo su vista en la pelirroja, las manos en los bolsillos Me llamo Raven. Un placer, señorita Grey. Y ahora... ¿Dónde está esa heladería?

Cualquiera que hubiese estado en mi situación, hubiese jurado que aquel extraño cambio de actitud no era normal. Primero, aun que no se hubieran declarado de palabra la guerra, si se podía sentir aquella tensión revoloteando por la sala de: "A ver quien la tenía mas grande", aun que en este caso, a ver quien tenía los poderes telepáticos mas enormes...y ahora decía de ir a tomar un helado como si fuese lo mas normal del mundo, tal vez "Helado" se refiriera en clave a pelearse en la calle en vez de dentro de la tienda pero claro, solo ellas lo sabían...Yo no desde luego y menos mal pues el líquido o el 'veneno' como yo solía llamarlo que expulsaba por las glándulas de mi garganta si podía llegar a manejarlo a ocultarlo, pero un poder como el de la profesora Jean o Xavier no sabía si podría llegar a controlarlo, tantas mentes metiendose en mi cabeza o mas bien a la inversa, pero al fin y al cabo mi cabeza dejaría de ser mía...Por un momento pensé que hasta era afortunada del tipo de mutación que tenía, creo que existían ¿Varios tipos de mutaciones? si, como categorías. Ya le preguntaría mas tarde a Xavier pues ahora tenía un problema muy gordo en frente.

¿Donde me meto?

Parecía una guerra entre ambas que se habia formado de manera esporádica por mi causa, bueno no exactamente, mas bien se habían juntado por el estruendo formado, pero nada que ver conmigo realmente, me sentía literalmente fuera de su grupo o de su onda. Ya no pintaba nada ahí y son embargo me sentía responsable de que aquello sucediese. Tal vez...Solo acompañarlas estaría bien, por aquello de asegurar la integridad de ambas. Yo no podría hacer otra cosa mas haya que llamar a una ambulancia si se diera el caso... Si se diera...Esperemos que no...

Giré mi cabeza hacia atrás para mirar de reojo a la mujer de piel gris y que viniera con nosotras mientras yo me dirigía a mi profesora, ya fuera de la tiendecita, pude ver como la señora suspiraba de alivio y hasta porque no comprendía aquel alivio. Debía hacer algo y la bombilla parecía que se me había encendido sola.

-C-conozco una heladería...Si...es...muy buena- dije entre tartamudeos altos pues era importante que me escuchasen, pasara lo que pasara era mejor un sitio aislado, y no estaba lejos a decir verdad, tal vez funcionara.