J.T. aka Red Hood

¡Puf! Esto va a ser largo... voy a intentar resumirlo lo más que pueda, ¿vale?
Nací en los suburbios de Gotham, y no es que tuviera una infancia de película. Mi madre era una drogadicta, que de vez en cuando le daba a la prostitución. Y mi padre era un gilipollas, vago y estúpido, que iba de matón por la vida y que se metía más coca que mi madre.
Con ese panorama, no es de extrañar que dejara la enseñanza básica a la mitad, y me dedicara a sobrevivir en la calle como podía. Iba a dormir a casa de vez en cuando, pero no es que fuera una rutina.
Me dediqué desde muy pequeño a aprender parkour de los chicos mayores que andaban por mi zona, y gracias a ello pude huir más fácilmente de la poli cuando robaba algo. Lo que más me dedicaba a robar eran piezas de coches, ya que se vendían muy bien a varias manzanas de mi casa. Y también leche y pan. Con eso, y un par de huevos que me dejaban mis vecinos, tenía comida para tres o cuatro días.
La cosa cambió de golpe cuando, una noche en la que me encontraba robando en un coche bastante lujoso, aparece Batman a mi espalda, me dice que ese es su carro, y que qué cojones hago. Y lo que yo pensé que iba a ser el peor día de mi vida, se convirtió en el mejor.
Me convertí en Robin, y comencé a vivir en la mansión Wayne, y joder, todo era perfecto.
Pero las cosas perfectas no existen.
Pasados unos años, Batman comenzó a dudar de mí, pensando que había matado a un hombre. Me echó de casa, y tuve que volver con mis padres. Y, ¡sorpresa! Me entero de que mi madre, en verdad no es mi madre. Que la mía me abandonó cuando era un bebé con el gilipollas de mi padre y se largó a saber dónde.
Supongo que a Bruce, el tema de la familia le tocó un poco, ya que, a pesar de todo, accedió a buscar a mi madre. Y la encontró. En Eiopía. Aquí al lado.
Y, bueno, para no haceros la historia larga, nos reencontramos, hubo momento bonito con música de fondo y todo, apareció el Joker, mi madre me vendió a él, una paliza y ¡BOOM! La palmé.
Aún no sé si por desgracia, o milagrosamente, Thalia Al Ghul decidió que resucitar al Robin muerto de Batman le haría ganarse su corazón, pero así fue. Me sacó de mi tumba, me lanzó al pozo de Lázaro, y de golpe me encontraba con un cuerpo putrefacto en medio de la liga de Asesinos. Toda una fiesta.
Tuvieron que pasar varios años (y bastantes operaciones) hasta que volviera a estar en plena forma.
Y la verdad, siendo sinceros, no me hubiera importado permanecer con Thalia el resto de mi vida y que le dieran a todos, pero claro, tras enterarme de que el Joker seguía vivo y que Batman tenía nuevo Robin, no podía quedarme de brazos cruzados.
Regresé a Gotham, adoptando el alias de Red Hood, intenté matar a Drake, intenté matar al Joker, intenté matar a Batman, intenté matarme, vamos, lo normal. Pero al final decidí que Gotham necesitaba a alguien como yo, alguien a quien no le importase mancharse las manos para defender esta ciudad.
Creo que es digno de mención el hecho de haber estado dos veces en la cárcel, y también el de que cuando Bruce "murió", luché con uñas y dientes para ocupar el puesto de Batman.
Y creo que eso es todo.
Ah, no, bueno, no tengo ni idea de a qué puto mago de pacotilla se le ocurrió abrir un jodido portal entre mundos, y ¡bingo! yo, y no se cuantos más, terminamos en el universo Omega, sin tener ni pajolera idea de cómo regresar a nuestro propio universo.
Toda una oportunidad, dónde va a parar.