Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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Los Universos de DC y Marvel se han unido en uno solo. ¿Qué ha sucedido? ¿Quién está detrás de todo? Y, lo que es más importante, ¿cómo reaccionarán héroes y villanos de los distintos mundos al encontrarse cara a cara...?
 
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 Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]

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MensajeTema: Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]    Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]  Icon_minitime23rd Septiembre 2021, 18:26

Fecha: 08.06.2019
Localización: Fortaleza de la Soledad. Antártico.


El universo se convirtió en una fuente inagotable de cambio a causa de la colisión. Conceptos naturales como la evolución, la destrucción, la creación o la transformación comenzaron a quedar obsoletos para expresar lo que sin duda se consideraría el mayor acontecimiento científico e histórico desde el Big Bang. Hay quien de hecho lo consideraba una especie de fenómeno eco del mismo, algo que había acontecido por la necesidad de reparar un universo que ya había empezado a colisionar sobre sí mismo. Para otros era una señal religiosa de algún tipo de Apocalipsis y teniendo en cuenta la serie de fenómenos recientes que involucraban a los demonios, los creyentes de esta teoría se habían convertido de abnegados feligreses a extremistas sectarios capaces de seguir a todo aquel que tuviera algún tipo de respuesta o les diera pie a creer en una posible salvación. No todos compartían esto, pues había escépticos e incluso una corriente negacionista que había tratado de expresar que sólo era resultado de que los “lavados de cerebro del gobierno” habían dejado de surtir efecto, y al hacerlo, habían sido capaces de ver la realidad tal cual era.

Muchos pensaban que su mundo había cambiado de manera irrefutable durante la colisión. Lo que no eran capaces de comprender es que ese universo continuaba gestándose y cambiando. La transmutación aún no había terminado. Cada nuevo día prometía la desaparición de algunas personas y cada minuto que pasaba, la promesa de los recién llegados. Puede que no como les conocieran en el pasado. Puede que ni siquiera compartieran con aquellos que consideraban sus seres queridos más que nombre o apellido. El mundo se había llenado de amantes desconocidos, matrimonios de extraños, y compañeros de equipo que jamás habían trabajado juntos.

Por eso no era de extrañar que para el mundo pasara desapercibida la formación cristalina que de modo espontáneo apareció sobre la cubierta del Ántártico. Lo curioso de dicho acontecimiento es que de hecho, la que apareció no correspondía en su procedencia al hombre que yacía casi moribundo en su interior. Con la misma gloria casual con que un astrónomo descubría un cuerpo celeste en el lugar menos indicado, sólo por observar el cielo en el momento preciso, las variables se alinearon de tal modo que trasladaron la fortaleza de la soledad de alguna línea temporal en la que otro de sus “yos” había habitado, la había colocado en el lugar donde otro de sus “yos” la había ubicado, y había tenido a bien arrancarle del oscuro sótano en el que un miserable y retorcido Lex Luthor le había confinado con la esperanza de estar presente cuando por fin dejara escapar el último aliento.

El fenómeno, teniendo en cuenta las complejidades por las que había pasado el mundo a inicios de ese año, era imposible que cobrara importancia alguna para los medios, los reporteros o tan siquiera los paranoicos de la conspiración. Aún se estaban recuperando de lo que había pasado durante lo que a escala global habían llamado Guerra Mundial Demoníaca, que se cobraba los muertos por millones, y que había dejado múltiples heridas en los corazones de familiares, amigos, y también instituciones religiosas que ahora habían volcado todos sus esfuerzos en hacerse ver, para tratar de recomponer la maltrecha fe de poblaciones enteras que habían perdido toda esperanza.

Sin embargo para toda regla debe haber una excepción. Era difícil saber si fue el Bat-ordenador el primero en dar la notificación, si fue el intercomunicador de la Atalaya, o tal vez fuera algún reminiscente aparato que en otra época la Justice League hubiera utilizado para poder comunicarse con sus miembros bajo la atenta mirada de J´oon, alias el Detective Marciano. Los dos miembros que en otro tiempo habían conformado una triada a la que muchos buenos hombres, mujeres y elles recordaban como estandarte de su protección recibieron el aviso de implementación de conexión.

La fortaleza de la soledad volvía a estar en activo.

Todo intento de recibir contestación por parte de alguna entidad viviente resultó infructuoso. No hubo respuesta, sin importar cuanto lo intentaran. Pronto se vieron forzados a realizar la toma de una imperativa decisión. Tanto la amazona como el cruzado de la capa sabían lo que suponía adentrarse en busca de respuestas en ese rincón de la tierra, siempre aislado por una razón. Aquel era el principal de los pequeños recovecos en el que se ocultaba gran parte del corazón de Superman. Tener la opción de poder traspasar las inmensas puertas era, en cierto modo,  atreverse a violar la santidad de los templos de Themiscyra o infiltrarse de manera abrupta en la Batcueva. Eran los lugares más sagrados de la tierra para aquellos que no podían encontrar la paz que proporcionaba la intimidad en ningún otro lugar terrenal.

Arrastrados por la curiosidad, la esperanza, el miedo o la precaución, coincidieron en hacer cuanto fuera necesario para esclarecer la aparición de uno de los elementos más significativos para quien fuera un miembro del equipo. Tanto si su presencia la justificaban viejas heridas aún sin cerrar, antiguas relaciones que habían creado un vínculo irrompible, o sólo la necesidad de confirmar la pérdida, se dirigieron hacia la fortaleza llenos de sensaciones contradictorias que no sólo chocaban en su interior, si no entre ellos.

Pues mientras uno avanzaba con la idea de una posible ilusión hecha realidad, otro sólo deseaba que sus peores temores no fueran confirmados.

La fortaleza de la soledad, custodiada por fuertes medidas de seguridad, les permitió pasar tras haber corroborado sus identidades. Kal´el se había asegurado de proporcionar permiso a sus allegados cercanos, aunque no siempre surtían efecto. Otro delicioso efecto de la misma casualidad universal que les había llevado hasta ese momento. Una vez en el interior, avanzaron con precaución. No era tal como la recordaban. Ninguno de los dos tenía una idea clara de la ubicación de las cosas, pero no les fue necesario buscar demasiado. Llegaron a la gran antesala que daba a los múltiples pasillos a través de los cuales se abrían las diversas cámaras que contenían el zoo, los laboratorios, las armas requisadas y otros elementos que habían adquirido viviendo aventuras juntos.

Frente al inmenso pórtico presidido por Jor´El y Lara Lor´Van sujetando el planeta se encontraba una cama hospitalaria. Tenía adherido un gran armatoste en la zona de la cabecera, del cual salían diversos tubos que se unían a la mascarilla que unas gruesas correas de goma mantenían unida a la cara de la persona convaleciente. A medida que se acercaran, corroborarían lo que sus ojos ya les estaban transmitiendo desde que lo localizaran con la mirada. Bajo las sábanas que le cubrían hasta el pecho se veía un uniforme desgastado con los colores que muchos habían tratado de encontrar mirando al cielo.

Su respiración era pesada, incluso a pesar del respirador. Dormía, pero de un modo ronco y artificial. El tipo de sueño medicamentoso que se da a quienes, por caridad, no deberían despertar más. Su piel tenía un tono cetrino, y bajo sus ojos había dos grandes ojeras de un tenue color verdoso. Su piel estaba surcada de arrugas y pequeñas manchas, y su pelo se había vuelto blanco a juego con una barba que había empezado a descuidarse. La bondad de la salvación le llegó de modo aleatorio, pues al traspasar ese universo la kryptonita en gas que le había causado la enfermedad que lo consumía se agotó, y ahora sólo quedaba el mecánico respirador que continuaba insuflando sus pulmones con oxígeno. A pesar de lo cual, continuaba bajo los efectos del sedante.

Llegados a ese punto y por segunda vez, a Batman y Wonder Woman se les propició el escenario de una nueva y difícil decisión.

Y esta vez no contarían con un tercero para el desempate.

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MensajeTema: Re: Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]    Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]  Icon_minitime27th Mayo 2022, 13:49

- Tenemos que intentar controlar la situación, se rumorea sobre ghettos mutantes, encarcelamientos injustificados, desaparecidos… No podemos seguir sosteniendo esto, hay que hacer cambios y hay que hacerlos ya - La situación era crítica acorde a los últimos acontecimientos, las nuevas leyes de Luthor, los cambios en la ley de enjuiciamiento criminal.. Todo daba vueltas y como siempre parecía que los que pagaban eran los inocentes. - Sé que es complicado encontrar un modo de hacer las cosas pe- la voz de la amazona se vio interrumpida por la potente voz neutra y robótica que salía de los altavoces de los sistemas de la Atalaya. - Protocolo de iniciación: Fortaleza de la soledad- A Diana se le cayó la mandíbula y tragó con la garganta seca.

Silencio. Un segundo, dos segundos, tres segundos.  Diana buscó la mirada de Batman, parecía que se había quedado petrificada. - Atalaya confirmación de la última orden - repitió en voz alta sin creer lo que acababa de escuchar -  Protocolo de iniciación: Fortaleza de la soledad- Diana no lo dudó - Establece comunicación- Una pantalla holográfica se extendió frente a ella con una interfaz de llamada, intentando contactar con una de las cámaras de la fortaleza, con algún micrófono, un teléfono, cualquier cosa… Sólo ruido en la visual y silencio en el audio. Nada. - Establece comunicación - Nada - Establece comunicación - Varios minutos después lo dio por perdido y volvió a buscar a Batman con la mirada. No necesitaba preguntar.

Se plantaron allí lo más rápido posible. El corazón de Diana se enredaba entre la urgencia, los nervios y la esperanza. Galopaba con prisa en su pecho necesitando una respuesta. Por lo que ella recordaba ni siquiera existía una fortaleza en ese universo. ¿Cómo gestionar todas esas emociones? ¿ Y si había un superman? ¿Y si sólo se había activado una fortaleza pero él no existía? ¿Y si era una trampa?

Pero ahí estaba. La potente estructura helada se erguía orgullosa en la Antártida, como siempre. La mirada azul de la mujer recorrió cada esquina como tratando de confirmar que aquello era real. Una vez allí fue cuando los nervios se le arremolinaron en la boca del estómago. Finalmente la puerta les dio acceso tras el reconocimiento facial y digital.

Y allí estaban.

El frío era palpable y hacía que la piel se erizase, incluso la de la amazona aunque puede que fuese por otros motivos. Miraba a su alrededor buscando el mínimo atisbo de vida. Quería llamar, gritar su nombre para comprobar si podía oírles, aunque fuese desde otra parte del mundo. -¿Kal-el…?- preguntó al aire. El eco le devolvió su misma pregunta y eso le hizo sentir aún más sola.

Recorrieron las salas hasta ver la cama. El tamaño, el cuerpo, el uniforme… - No… - Diana tapó su boca con las manos sin dejar de acercarse. Kal-el estaba frente a ellos. Pero no Superman.

Apoyó ambas manos en la cama, comprobando el instrumental que le rodeaba tubos, bombonas de gas, agujas de todo tipo, algunos viales… Era muy ecléctico, nada parecía corresponder al entorno. Y sin embargo ahí estaba. Los ojos de Diana se humedecieron. - Qué cruel es siempre el destino contigo, amigo mío… - Se acercó del todo hasta poder verle la cara. Dos dedos acariciaron su barba con los nudillos. Un gesto demasiado frágil para el ser capaz de resistirlo todo. Estaba deteriorado, envejecido, abandonado… Ese Kal-el había perdido en su universo y por lo que parecía el mundo le había abandonado en respuesta - ¿Crees que puede escucharnos? - Preguntó a Batman mientras su brazo se extendía al informe que yacía a los pies de la cama. Empezó a leer con atención.

Información básica, un listado de nombres de distintos sueros, tratamientos invasivos y pruebas con todo lujo de detalles… Pero hubo algo en la cronología del tratamiento que llamó la atención de la morena.

- Creo que deberías ver esto… - Le tendió el informe a Batman. - Mira en las especificaciones…Hay decenas de registros de un componente extraño, KrH, tal vez un elemento que no conozcamos.. Vía respiratoria, van aumentando la disolución por momentos…-

KrH al 15% - Rango debilitativo de 30 minutos cada dos horas. Incapacidad del uso de la visión láser.

KrH al 20% - Rango debilitativo de 45 minutos cada dos horas. Incapacidad del uso de la visión láser, bloqueo del aliento helado.

KrH al 30% - Rango debilitativo de 50 minutos cada hora y media. Incapacidad del uso de la visión láser, bloqueo del aliento helado, capacidad de carga reducida a 1000T

KrH al 40% - Rango debilitativo de una hora intermitente con una hora de actividad. Incapacidad del uso de la visión láser, bloqueo del aliento helado, capacidad de carga reducida a 500T, incapacidad de vuelo.

KrH al 50% - Rango debilitativo de una hora intermitente con media hora de actividad. Incapacidad del uso de la visión láser, bloqueo del aliento helado, capacidad de carga reducida a 100T, incapacidad de vuelo.

KrH al 60% - Rango debilitativo de una hora intermitente con cuarto de hora de actividad. Incapacidad del uso de la visión láser, bloqueo del aliento helado, capacidad de carga reducida a 1T, incapacidad de vuelo. Se desconoce la capacidad del empleo de cualquier otro poder.

KrH al 70% - Rango debilitativo permanente mientras el suministro permanezca en activo. Sedación. Incapacidad del uso de la visión láser, bloqueo del aliento helado, capacidad de carga neutralizada, incapacidad de vuelo. Se desconoce la capacidad del empleo de cualquier otro poder.

KrH al 80% -  Rango debilitativo permanente hasta doce horas después de dejar de suministrar por vía respiratoria. Sedación completa. Se comprueba atrofia notable a nivel traumatológico y multiorgánico. El sujeto se encuentra en fase letárgica.


Diana se inclinó para comprobar las etiquetas de las bombonas de gas que rodeaban la cama de Kal-el. Ahí estaba. KrH.

La conclusión era obvia. En el universo de procedencia de ese superman le habían estado drogando hasta suprimir por completo sus capacidades. Habían reducido todo lo que el héroe significaba a un cuerpo adormecido guardando polvo en una cama de hospital.

Tal vez matarle hubiese sido más misericordioso.

Diana arrancó de cuajo el tubo de la bombona de gas a la que estaba enganchada la mascarilla de Kal-el. Luego retiró la mascarilla con cuidado, con mucha delicadeza. - Hay que llevarle a algún sitio donde pueda recibir luz solar. Estamos en la maldita Antártida…- retiraba con ansia las vías, los soportes. Esos instrumentos no estaban haciéndole ningún favor. - Tiene que haber adrenalina por aquí… - Su cuerpo y su cerebro se pusieron en marcha. Si aún estaban a tiempo tal vez pudiesen despertarle. Diana se agachó a rebuscar entre los restos hospitalarios cualquier tipo de estimulante que poder inyectarle.

Vamos Kal-el…. Quédate con nosotros

_________________
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MensajeTema: Re: Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]    Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]  Icon_minitime3rd Junio 2022, 01:28

Hay una cosa que tengo que admitir de Lex: es rápido. El Lex Luthor de mi universo siempre fue alguien extremadamente eficiente, y aunque he escuchado rumores que parecen indicar que éste Luthor podría no ser tan legal como el que yo conocí, parece que hay cosas que permanecen igual en todas las realidades. Han transcurrido dos semanas desde que le hice llegar un aparato desconocido para él pero que había sido desarrollado con tecnología de LexCorp, y no tardó más de una en devolvérmelo completamente reparado. El resto del tiempo he tenido que perderlo en volver a habituar mi cuerpo a moverse en sintonía con él, a asimilarlo correctamente.

Demasiado tiempo perdido considerando que llevo en éste universo dos meses completos y ésta es la primera vez que he podido sentarme con Diana en la Atalaya para analizar la situación global después de la invasión demoníaca.

Demasiados contratiempos... Quedé atrapado en la India nada más aparecer, para después ser apresado en el laberinto de Ivy al poco de llegar a Gotham. La pelea con Dick, la invalidez, Joker... El reencuentro con los chicos y con Alfred...

El dolor de cabeza me obliga a presionar la parte central de la frente a la búsqueda de una momentánea sensación de alivio. Estoy demasiado cansado. Sé que me he forzado mucho para poder estar aquí hoy, y muy a mi pesar siento que escucho la voz de Diana tratando de informarme de la situación, pero apenas soy capaz de registrarla. Estoy hasta arriba de analgésicos y estimulantes para poder soportar el dolor de la espalda, y aún así me siento embotado, pero no podemos posponer ésto por más tiempo. Tenemos que valorar las pérdidas sufridas y reorganizarnos; quedamos demasiado pocos...

- Hablaré con Lex -le aseguro para tratar de tranquilizarla.

Soy consciente del sentimiento de alarma generalizado que se ha extendido por la población civil después de la invasión, y la realidad es que las tropelías cometidas por individuos con poderes durante y después de la invasión no está ayudando. No tengo más que pensar en la tiranía que se estableció en mi universo por parte de unos pocos privilegiados para entender lo que está sucediendo.

El aviso de alarma nos interrumpe con su voz robótica, dejándonos petrificados a ambos durante varios segundos en los que ninguno acertamos a reaccionar, lo cual no hace más que confirmar lo lento que estoy de reflejos. Diana es la primera en tratar de establecer comunicación antes de que pueda impedírselo, y siento cómo todo mi cuerpo se tensa, la adrenalina ocupándose de erradicar cualquier síntoma de cansancio mientras aguardamos una respuesta que nunca llega. Mientras Diana se debate con las comunicaciones, mi cerebro trabaja a toda velocidad recopilando toda la información que pude extraer sobre Superman a mi llegada a éste universo. La última entrada sobre él en los ordenadores de la batcueva es de poco antes de que se produjera la Colisión. Aparecían registros minuciosos  de cambios tormentosos en las ondas zeta así como en otro tipo de radiaciones inocuas alrededor de toda la galaxia. Había anotaciones de los miembros de la Liga de la Justicia oscura indicando que sentían algo extraño en la propia estructura del universo. Ante la incertidumbre de lo que estaba por suceder, Clark había manifestado su intención de marcharse al sol para cargarse de energía y así poder estar preparados si llegaba el momento de enfrentar alguna amenaza. Incluso pude ver la grabación que habían realizado las cámaras de la batcueva. Necesitaba ver a Clark, comprobar si podía reconocerle como el hombre que había sido antes de convertirse en un monstruo.

Si el mundo se convence ahora de que he muerto, no tardarán en surgir nuevos héroes para llenar el vacío que haya dejado -había dicho entonces-. Los primeros días, quizá meses, serán caóticos, pero antes o después la humanidad se alzará para defenderse y, al poco, ya no me necesitarán. No para solucionar esos problemas, de todos modos. Con suerte, para cuando llegue lo que sea que está a punto de llegar, la humanidad habrá creado suficientes superhéroes como para combatirla al menos en sus fases iniciales. Pero no lo harán solos. Yo volveré entonces.

"Yo volveré entonces", había asegurado, pero... ¿como qué? Llevaba desaparecido más de un año... ¿y regresaba ahora?

No me gustaba. No me gustaba nada. Había demasiados interrogantes, demasiadas incógnitas, demasiadas variables que escapaban a mi control. Si sólo dependiera de mí, no habría acudido de inmediato, no hasta asegurarme de que tenía cubiertas todas las posibilidades, pero una simple mirada a Diana me hizo ver que ella no estaba dispuesta a esperar un sólo segundo más.

No estaba bien, era demasiado arriesgado. Una parte de mí, la parte que aún tenía muy arraigado el intenso dolor que acababa de redescubrir tras la pelea con Dick me decía que regresara a la batcueva para prepararme, pero la parte más racional de mí me decía que era una locura dejar a Diana ir sóla. Ella no entiende el peligro de un Superman fuera de control, no ha vivido lo que yo he vivido. Si la dejo ir sóla, se presentará ante él con nada más que confianza y fe en su corazón. Ya lo he vivido antes, y he visto en qué desembocaba. No puedo permitir que ocurra de nuevo, por eso debo acompañarla aunque signifique ir de cabeza a una trampa que podría costarnos la vida. Si Superman está fuera de control, ni siquiera Diana podría evitarlo, y eso contando con que no se ponga inmediatamente de su parte.

Me abstengo de decir nada, guardándome para mí unas sospechas y preocupaciones que sé que Diana no querrá escuchar, y me limito a seguirla hasta el Ártico. La visión de la Fortaleza me llena de escalofríos que nada tienen que ver con el gélido viento que azota nuestras capas.

La última vez que estuve aquí, murió el miembro más ético y compasivo de la Liga.

Nunca llegué a entrar, no lo vi personalmente, pero los padres de Clark nos hicieron llegar el cádaver para que pudiéramos enterrarlo, y, a medida que vamos pasando por las diferentes salas me cuesta no visualizar la sangre de Oliver tiñendo aquellas paredes de blancura inmaculada, y me encuentro a mí mismo preguntándome a cada instante si fue en aquella habitación o en la siguiente donde lo redujo a una pulpa sanguinolenta con sus propias manos por el terrible pecado de haber intentado ayudarme.

Pero no fue allí, ¿verdad? No fue en ninguna de aquellas habitaciones porque no sucedió en éste universo. El Oliver Queen de ésta tierra pereció a manos de Trigon el mismo día de mi aparición. No fue éste Superman, repito para mis adentros. No lo fue. No...

Y, entonces, le encontramos. Apenas una sombra de lo que una vez había sido. Le contemplo, indefenso, débil y derrotado en aquél lecho y resulta difícil relacionarlo con el imponente y majestuoso Dios que conquistó mi Tierra sometiéndola a un régimen de terror absoluto. Sin embargo, el escudo de su pecho no deja lugar a dudas. Ése escudo se ha quedado grabado en mi memoria, desgarrado y cubierto de la sangre de Oliver.

Fue lo último que pude ver antes de que me alzara en el aire para romperme la columna.

¿Qué le ha pasado? Se suponía que se había marchado para recargar su poder, no tiene sentido... Wonder Woman me habla, pero no le respondo. Estoy demasiado ocupado tratando de analizar las diferentes posibilidades de lo que puede haber ocurrido. Hasta que la escucho leer el diagnóstico y me tiende el informe. KrH. Envenenamiento por kriptonita. Por supuesto. Pero... ¿cómo...?

La respuesta acude a mí con la claridad del día: Aquél no es el Superman que había abandonado Omega antes de la Colisión. Aquél Superman posiblemente fue absorbido por la fusión de universos, como le había sucedido a tantísima gente, y en su lugar había aparecido éste, que debía llevar prisionero sólo Dios sabía cuánto tiempo siendo sometido a las peores torturas y vejaciones.

Una vez más, Diana actúa con la impulsividad de su sangre ardiente, arrancando la bombona que le suministra el veneno, y aunque estoy seguro de que no hizo apenas ruido, en mi mente resuena con el ominoso crujido que hicieron mis vértebras al romperse.

Mientras la veo seguir desconectando cables y vías comprendo que no va a ser posible razonar con ella. Superman siempre ejerció éste efecto en ella, algo que va mucho más allá de la prudencia o la lógica. Cuando se trata de él, Diana actúa llevada por el corazón. Es lo que la hizo traicionarnos a todos la primera vez, y es lo que hará que nos traicione de nuevo si éste Superman no es quien ella cree.

Porque... ¿qué seguridades tenemos? ¿Acaso lo conocemos? No sabemos nada de él. Aparenta estar sumamente debilitado, pero yo he visto a Kal-el regresar de entre los muertos. Sé que su cuerpo posee facultades regenerativas tan remarcables que es incluso posible que no pueda morir. ¿Quién nos asegura que, una vez pasados los efectos de la kriptonita y expuesto al sol amarillo no volverá a rejuvenecer hasta alcanzar de nuevo su pleno potencial? ¿Quién nos asegura que no será peligroso entonces? Es más, apenas sabemos nada de la fisiología kriptoniana. Incluso aunque no rejuveneciera, aunque de verdad sea un anciano, es perfectamente plausible que, aún así, sea capaz de destrozar el planeta con tan sólo pretenderlo. Es un riesgo real, uno que no pienso volver a correr, y no voy a poder convencer a Diana, estoy convencido de ello.

Sin embargo, ese mismo efecto que Kal-el provoca en ella, esa misma pasión que jugó en nuestra contra en el pasado, se convierte ahora en mi mayor baza, ya que está tan alterada y angustiada que consigo sustraerle su lazo mágico sin demasiado esfuerzo, y justo cuando se agacha para buscar algo entre los restos médicos que se amontonan en el suelo, aprovecho para envolverla con él, tirando del nudo corredizo hasta cerrarlo en torno a ella, dándole varias vueltas más mientras se recupera de la sorpresa por un ataque que, tal como sus ojos me revelan, no habría esperado jamás.

- Lo siento -le digo, apresándola por las muñecas-. Tengo que evitar que cometas una equivocación que podría condenar el planeta. No pienso pasar por lo mismo otra vez.

No cuando acabo de recuperar a Dick, Alfred y los demás.

No quiero golpearla. Hubo un tiempo, en mi mundo, en el que fue una de mis pocas y más valiosas amigas, y desde que llegué a ésta tierra no me ha dedicado más que bondad. No hace mucho me estaba reanimando a mí con la misma preocupación con la que ahora trata de reanimar a Clark. Ella no tiene la culpa, así que prefiero resolver ésto de la manera más inocua posible. El lazo le arrebata sus poderes, volviéndola mortal, y la naturaleza de la magia que impregna sus brazaletes hace que, si un hombre los une, queden fijos como si se tratara de esposas. Aún sin su fuerza de diosa es una mujer entrenada, corpulenta. Intenta resistirse y forcejeamos, pero yo soy más fuerte, y, finalmente, alcanzo mi objetivo. Con la mujer esposada y firmemente envuelta en el lazo, la dejo atada a una de aquellas estalagmitas de cristal

- Sé que ahora no lo entiendes, pero debes confiar en mí -le digo mientras me dirijo a una de las consolas de la estancia para teclear una serie de comandos. Clark era mi mejor amigo... yo iba a ser el padrino de su hijo. Sé cómo funcionan éstos ordenadores y sé identificar los símbolos más básicos. Ataque. Defensa. Protección. Una vez he conseguido lo que me proponía, me vuelvo a dirigir a ella-. Te aseguro que no tienes que preocuparte por él, Diana. Me ocuparé de reanimarlo, pero lo haré en un entorno controlado donde no pueda hacer daño a nadie. Me aseguraré de preparar una habitación donde haya una permanente radiación de sol rojo. No le hará daño, lo sabes. El sol rojo no es como la kriptonita, que le envenena. Sólo le privará de sus poderes, volviéndolo humano, y sólo le soltaré cuando me haya asegurado de que no supone ninguna amenaza. No me cabe duda de que conseguirás liberarte tarde o temprano, pero no conseguirás encontrarnos, así que te pido por favor que no lo intentes. No lo hagamos más difícil de lo que ya es.

Me dirijo al cuerpo que yace sobre la camilla de hospital. Si los informes son correctos, dispongo de doce horas antes de que salga del coma. Sólo doce horas. Tengo que darme prisa. Observo aquél rostro envejecido y pálido sabiendo que ha experimentado un castigo atroz, pero no siento compasión. Lo único que soy capaz de sentir es la presión de su bota contra las vértebras rotas de mi espalda mientras me tortura con saña para sonsacarme información. Mi rostro se endurece. No puedo permitirme sentir. Ahora no.

Y, sin más, empujo la camilla en dirección a la salida.    

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MensajeTema: Re: Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]    Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]  Icon_minitime13th Septiembre 2022, 14:17

Debía salvarle. Debían salvarle. Al fin el mundo había recuperado a Superman, y si era demasiado tarde para eso, habían recuperado a Kal-El. O eso decía el informe. Diana sintió un abrazo de alivio en su pecho, el mismo alivio que sintió cuando comprobó que Bruce había vuelto, que estaba vivo, aunque no fuese el de su mundo ni el que había en este. No había otra capa colgada, vieja y polvorienta en otro vestidor de la Atalaya. Recuperaba a sus amigos poco a poco y esa era la mejor sensación del mundo.

O lo fue, hasta que notó la presión ceñirse en torno a su cuerpo.

Primero fue la parálisis y la apnea. Tras unos segundos tragó y volvió a parpadear. Agachó la vista para comprobar lo que creía que estaba ocurriendo. Petrificada aún con la luz dorada contrapicada en torno a su pecho giró el rostro lentamente hacia el cruzado. - Bruce…? - El lazo no le permitía llamarle Batman. - ¿Qué diantres crees que estás haciendo? - ¿Le estaba traicionando? ¿Allí? ¿En ese instante?  

Sabía quién era, ya le conocía de hacía demasiado tiempo y parecía que la paranoia del gothamita cruzaba las barreras multiversales. Pero en el lecho de muerte de su mejor amigo, cuando el rayo de esperanza más potente volvía a iluminar el mundo… Él lo usó en su contra. La decepción en el rostro de Diana brilló más que la traición.

Oía sus palabras, pero no era capaz de procesarlas. Nada que dijese podía amedrentar lo que hacía. Después llegó la resistencia. Diana forcejeó, pero ni la postura ni el nudo estaban a su favor y ahora tenía una fuerza ridícula en comparación a la que acostumbraba por los efectos del lazo sobre ella.

Poco a poco según fue asimilando la situación, la decepción dejó paso a la obvia rabia y frustración que esa situación le inspiraba. - Tú eres quien me ata… ¿Y me pides confianza? - Bufó una risa involuntaria. No quería enfrentarlo así, pero los poderes de Hestia no le permitían transformar el mensaje a algo más amable - Crees que lo sabes todo y que tu manera es la única correcta de hacer las cosas, Bruce. Le salvaré. Como te salvé a ti en Bodh Gaya. Como salvaré a cualquier miembro de la Liga que demuestre haber vuelto entre los muertos. Y ni tú, ni ninguno de tus cachivaches ni compañeros podrá impedirmelo. Esa decisión no te corresponde - La amazona no lo comprendía. ¿Por qué él sí merecía su rescate y Kal-el no? ¿Qué había, aparte de cobardía y miedo, dentro del corazón de ese Bruce herido?

Intentar librarse por la fuerza era inútil, ya lo tenía más que comprobado. Sólo podía ver, inmóvil e inútil cómo su mejor amigo secuestraba el cuerpo moribundo de su otro mejor amigo. Aquel al que acababa de perder al cambiar de universo. Aquel al que pensó que nunca volvería a ver.

Diana ocultó su mirada bajo la sombra del frontal.

- Solo dime una cosa… ¿Estarás dispuesto a pagar las consecuencias de tu decisión cuando la verdad salga a la luz? - preguntó a la espalda de su amigo. Si Batman se equivocaba y Kal-el no resultaba ser más que el anciano moribundo que observaban que era, el cruzado debería responder a sus actos. Nada de eso era necesario. Ningún estúpido plan por muchas opciones que rondasen la mente del murciélago debía incluir impedirle participar en el rescate, atención y gestión de la crisis de esa situación. No sólo la había traicionado. La había menospreciado.  

Poco después sus amigos desaparecieron por el umbral.

La amazona comprobó de nuevo con la experiencia lo cruel que era ese nuevo mundo. Después de todo lo que estaba sucediendo, el comienzo de tantas guerras civiles, las invasiones, los demonios… El mundo necesitaba precisamente a Superman. Necesitaba a Kal-El… Y el retorcido destino les había entregado uno al borde de la muerte, si es que acaso podían salvarlo. Lo cierto es que a Diana poco le importaba. Después de haber visto caer uno a uno a los otros miembros de la liga frente a sus ojos, recuperar a Batman había sido una dulce oportunidad y ahora el universo le brindaba otra. No estaba dispuesta a desaprovecharla.

No iba a perderlos otra vez. Batman estaba siendo terriblemente injusto. Ella había ido a buscarle con la misma rapidez en cuanto supo de él después de haber perdido al héroe de su mundo y al que ya residía en este. Podía ser una amenaza, podía ser un impostor, una trampa… pero fue. Con la misma decisión y determinación con la que fue a la fortaleza. Con confianza y esperanza. Ahora estaba a punto de arrebatarle todo. - Siempre has creído que no sabes confiar… cuando lo que ocurre es que eres demasiado débil para hacerlo.- Sentenció con severidad a pesar de saber que no podía escucharle. La verdad de Diana brilló a la luz dorada del lazo. Observó su situación y la estalagmita - ¿Crees que a los demás nos resulta fácil?- Golpeó con fuerza la estalagmita, con un rodillazo. Sonó el impacto, saltaron esquirlas, pero no se partió.  - Eres un egoísta….- otra patada - Un cobarde… - Otra -  Un tirano que impone su norma porque no conoce lo que es el trabajo en equipo… - otra. Otra. Otra. Otra. Poco a poco la estalagmita en torno a la cual descansaba el lazo hizo que este se aflojase. Las rodillas de Diana, a pesar de los protectores, sangraban bajo el dorado acero. - ¡NUNCA HAS CONFIADO EN NOSOTROS! - Gritó antes de asestar un último cabezazo al duro hielo, provocando otro río carmesí por su sien, sintiendo cómo el lazo resbalaba a su alrededor.

Una vez consiguió quitárselo con un gesto rápido del brazo lo enrolló de nuevo, recuperándolo en el enganche de su traje y voló lo más rápido que pudo a la salida.

Casi llegó tarde.

Para cuando consiguió llegar de nuevo bajo la luz del sol observó como una tormenta de escarcha la envolvía, fruto de los motores del Batplane empezando a arrancar, con sus dos mejores amigos dentro.
-Oh…. Lo siento. Pero no. - Estaba destrozada, pero ahora que había recuperado sus poderes el dolor de las heridas era mucho más soportable. La rabia es lo que alimentaba sus energías en ese instante.

Apenas habían levantado cinco metros del suelo. Diana no se lo pensó. Voló con decisión a la parte trasera de la nave, agarrando con sus propias manos una de las alas, ofreciendo resistencia al despegue.

- Sabes, hubiese comprendido que guardases el gas o el instrumental médico… - Sabía que seguramente no le estuviese escuchando - Pero el secuestro de un miembro de la liga al borde de la muerte… - La sangre enmarcaba los ojos de la amazona, repletos de determinación. Con un último esfuerzo, rompiendo el ruido del viento con un fuerte crujido metálico arrancó el ala del batplane de cuajo. A Batman se le había olvidado que el hogar de Diana albergaba a las mejores guerreras del mundo. No pensaba rendirse aunque le costase la vida.

Jadeando y sintiendo la sangre caliente sobre su piel esperó a que el avión volviera a tocar tierra. No estaba lo suficientemente alto como para que sus amigos no sobrevivieran a ese impacto.

Batman era el hombre con más recursos del planeta, pero sin avión la necesitaba mucho más que ella a él. Esperó a que el gothamita saliese o intentase comunicarse con ella. Cuando supo que volvía a escucharla, con la respiración entrecortada por fin habló - Creo que tengo al menos un par de horas hasta que te manden otro vehículo… - Apoyó de nuevo los pies sobre la nieve - ¿Lo discutimos? - dijo apartando la sangre de su cara con el dorso de la mano.  

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MensajeTema: Re: Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]    Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]  Icon_minitime30th Septiembre 2022, 01:07

Sabía que eventualmente Diana se liberaría, por supuesto. No la habría dejado allí para morir. Pero precisamente por eso había programado el ordenador de la fortaleza para que liberara los robots de defensa para contenerla en caso de que consiguiera liberarse. No serían rival para ella, pero me darían el tiempo necesario para llegar hasta mi escondite con Clark. Por eso, lo último que esperaba era encontrar a la amazona tirando del batwing antes incluso de que lograra despegar del todo. Era imposible que hubiera conseguido liberarse y derrotar a los robots tan rápido, así que la única explicación posible era que el sistema de defensa no se había llegado a activar. Había debido producirse alguna clase de fallo, posiblemente debido al desuso. O puede que mi conocimiento de los pictogramas kriptonianos no sea tan exacto como pensaba.

Teorizar en cualquier caso no iba a servirme de nada. La situación era la que era, y tenía que centrarme en el problema inmediato: que el batwing había quedado inutilizado. Los daños en la parte baja del avión son menores; prácticamente no hay nada importante en la zona del impacto, y el batwing en general está reforzado, pero aunque hubiera podido repararlo, es imposible hacer nada respecto al ala arrancada. No podremos volar, y la actitud irreflexiva e inconsciente de Diana nos acaba de dejar atrapados aquí. Con él.

Pero es ésta misma situación la que le otorga la victoria de manera automática, pues, ¿qué sentido tendría tratar de atacarla de cualquier manera si de todos modos no voy a poder salir del continente? Sí, Diana ha vencido, y, al hacerlo, nos ha condenado a los dos. Por ello, cuando finalmente abro la cúpula, mi actitud es tranquila y en absoluto beligerante. Ahora mismo pelear no serviría de nada, así que, mal que me pese, no tengo más remedio que admitir que el diálogo es la única opción viable.

- No sabes lo que has hecho, Diana -afirmo, en un tono algo funesto mientras desciendo de vuelta a la nieve-. Parece que tus sentimientos hacia él te ciegan en todos los universos.

Activo el ordenador de mi brazo para empezar a buscar una serie de cifras en las bases de datos.

- Clark siempre fue el mejor de todos nosotros... pero tenía un punto débil, y estoy seguro de que sabes cuál es -afirmo, enfrentando mi mirada, impasible y dura, con la de ella-. En mi universo, el Joker provocó la muerte de Lois Lane y de toda Metrópolis, y eso volvió loco a Superman. Se convirtió en un tirano, un asesino que impuso el orden mundial con mano de hierro asesinando a todos los que se atrevieran a contradecirlo. No sólo mató asesinos y criminales, Diana. Con la ayuda de tu yo de mi universo dejó tullido a un joven héroe novato partiéndole la columna vertebral, asesinó a golpes a Oliver Queen, trató de asesinar a Dinah, destruyó al Detective Marciano, ordenó el asesinato de Alfred y frió el cerebro de Shazam -mi expresión se endurece aún más ante éstos dos últimos casos-. Un niño, Diana. Y le dio igual.

Le muestro finalmente los datos que se reflejan en la pantalla de mi ordenador portátil.

- 19 de abril de 2020: el demonio Belial arrasa la ciudad de Metrópolis invadiéndola con demonios alados y perros del infierno y causando una carnicería de proporciones abismales. La ciudad quedó arrasada por completo dejando miles y miles de muertos y el destino de Lois Lane permanece incierto. Su cadáver no ha sido recuperado, pero no significa nada; podría perfectamente haber sido devorada o calcinada hasta quedar irreconocible. Es exactamente lo que ocurrió en mi universo -musito, los labios tan apretados que me cuesta articular las palabras, acero fundido en la mirada-. ¿Qué crees que hará éste Superman cuando despierte y descubra lo que ha pasado, Diana? ¿Estarías dispuesta a poner la mano en el fuego por él y asegurar que no se volverá loco? Porque, créeme, ninguno de nosotros sospechábamos siquiera que algo así podría suceder allá de donde vengo. Y Oliver tuvo... una muerte larga... y dolorosa... mientras Clark lo reventaba a puñetazos por pensar éso mismo que estás pensando tú. Que no podría... que no sería capaz...

Las lágrimas pugnan por salir de mis ojos ante los brutales recuerdos acumulados, pero no las dejo salir. Soy un experto en bloquear ése tipo de emociones. Ése tipo de debilidades. Aún así, soy consciente del brillo traicionero en mi mirada, pero hay poco que pueda hacer para impedirlo.

- Ése hombre que tanto te empeñas en defender, me alzó en el aire y me partió la espalda, Diana. Después, cuando ya estaba en el suelo, completamente indefenso, me torturó para tratar de obligarme a revelar una información que deseaba conocer -avanzo hasta quedar muy cerca de ella, a apenas unos palmos de distancia, enfrentándola desafiante-. Así que no me digas... no te atrevas a decirme... que conoces mejor a éste hombre que yo. Puede que no sea el Clark de mi universo, pero tampoco es el tuyo, y, aunque lo fuera... -tomé una larga bocanada de aire entrecortado-. Ni tú ni nadie puede garantizar que no va a volverse loco como lo hizo el mío. Y cuando Superman se vuelve loco... No hay nadie... Nadie... que pueda evitar que prenda el mundo en llamas. Ni siquiera tú. Te pedí que confiaras en mí, Diana... No le deseo ningún mal a Clark. Él era... -volví a tomar aire, dispuesto a confesar lo que jamás había admitido ante nadie-, mi mejor amigo. Puede que mi único amigo de verdad. Yo iba a ser... el padrino de su hijo... Pero la única opción sensata era contenerlo en unas instalaciones donde no podría hacerle daño a nadie mientras recibía la atención médica y psicológica adecuada hasta garantizar que podría afrontar lo sucedido en Metrópolis -vuelvo a mirarla a los ojos, pero ésta vez hay esperanza en mi mirada-. Aún estamos a tiempo... si me ayudas. Te lo pido por favor, Diana... Si tienes algún interés en preservar éste universo... Ayúdame -imploro-. Ayúdame a evitar que se repita lo que ocurrió en mi mundo.

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MensajeTema: Re: Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]    Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]  Icon_minitime12th Febrero 2023, 20:53

Esperó paciente a que el americano saliese del vehículo mientras terminaba de limpiarse la sangre. Notaba el frío en su piel y en la punta de su nariz. Había resistido cosas peores, pero el entorno no ayudaba a querer sentarse a hablar en tono conciliador. Como esperaba, Bruce salió a la defensiva. - No sabes lo que has hecho, Diana - ¿Y por qué no me lo explicas? - Esa condescendencia le sacaba de quicio. Siempre parecía saber algo que los demás no, y lo peor de todo es que su miedo hacía que nunca lo compartiese. - Parece que tus sentimientos hacia él te ciegan en todos los universos - Abrió los brazos a los lados de su cuerpo, como gesto de transparencia mientras se encogía de hombros. - No parecían molestarte tanto mis sentimientos cuando eras tú el que estaba al borde de la muerte - Al fin y al cabo ella había reaccionado con Clark como había reaccionado con él en Bod Gaya. Acudiendo a su rescate, haciendo lo necesario para prestarle ayuda. Sin embargo él… ¿Qué demonios había pasado para que reaccionase así? El Batman que ella conocía era la persona más calculadora del planeta, pero nunca hubiese secuestrado a su mejor amigo por una posibilidad catastrófica entre un millón.

Bruce empezó a hablar, y los cuatro ojos azules cruzaron una intensa mirada en la que ninguno estaba dispuesto a retroceder. Pensar que era un humano capaz de enfrentarse cara a cara a los dioses hacía sentir a Diana particularmente orgullosa de él. Se le escapó una sonrisa muy superficial. Pero duró poco en cuanto escuchó la historia salir de los labios del cruzado de la capa. Poco a poco el gesto pasó de seriedad a alarma y de alarma a incomprensión. No dudaba del testimonio de Batman, de hecho ofrecía una explicación lo suficientemente racional como para que estuviese actuando así. Pero conociendo a Clark resultaba difícil de explicar. Sólo la existencia de los diferentes universos salvaba la opción de que su amigo kryptoniano tuviese una reacción tan desequilibrada.

Escuchaba una tras una las atrocidades que relataba sobre Kal-el y poco a poco notó cómo se le secaba la boca. Habían salido a la luz nombres de amigos, niños, Shazam… Ahora que conocía su secreto los ataques contra él le parecían imperdonables. Por primera vez tenía ante ella a un Bruce que estaba abriendo su corazón. Sólo mencionaba un hecho tras otro, cualquier otra persona no hubiese reconocido las emociones detrás de aquellas palabras. Él hizo sus mejores esfuerzos por ocultarlas pero si se parecía al de su universo la justificación de sus actos sólo estaban escudadas por una emoción principal: Miedo.
Cada evento mencionado en voz alta era un futuro posible que hacía que descansase un poco peor por las noches. Tal vez pesadillas o imágenes que lo atormentaban.

Eso ella podía comprenderlo.

Respiró hondo antes de hablar. Una densa nube de condensación salió de su boca - Siempre esperas al último momento para darnos a conocer tu realidad… - Fue casi un susurro, un lamento al viento. - [color=crimson]No me habías contado… nada de tu mundo. Nada de esto. Lo lamento.. jamás hubiese podido imaginarlo. De hecho no creo que pueda imaginar un solo cuarto del dolor por el que has pasado.-


No separó la mirada de la de su amigo en un solo momento. Escuchó cómo la rabia, la venganza y la incertidumbre cubrían sus palabras. Sabría que abordarlo por la parte sentimental era inútil y en esa situación seguramente sólo le hiciese ponerse a la defensiva. Él era incapaz de ver que eran sus emociones las que le nublaban el juicio, como le había replicado a ella. Vivía prisionero de sus miedos con la justificación de la lógica.

Sólo había un modo de atajar a Batman y hacerle escuchar. La estrategia.

- Sólo pedía formar parte de este plan desde el principio. Pero este movimiento traicionero por tu parte hace que no pueda dejarte a solas con él. Creo que eso lo comprendes. Nunca te hubiese pedido que confíases en un Kal-el de otro universo. No hubiese pronunciado palabra si te hubieses armado con kryptonita. Si te hubieses llevado muestras de ese gas o del instrumental, ya te lo he dicho antes… No tengo derecho a decirte que no te defiendas de quien destruyó tu mundo- Con un paso corto terminó de reducir distancia con él. Su actitud no era desafiante sino calmada, parecía incluso decepcionada.

- Este Kal-el está necesitado, impedido, casi muerto… No supone una amenaza en este instante- Hizo énfasis en esas últimas tres palabras -  No huyes con él por no fiarte de él… huyes con él por no fiarte de mí

Clavó una mirada dolida y sincera sobre él.

- Estoy sola, Bruce. Este mundo me lo ha arrebatado todo. Ni siquiera puedo volver a Themyscira porque hay una impostora en mi lugar. Estoy armando una revuelta para recuperar el control de la isla y acabar con ella, pero la revolución avanza despacio porque debo pasar desapercibida. Procurar que piensen que, si he vuelto, no ha sido para interferir en sus planes. Salvo un puñado de amazonas con las que he conseguido contactar, mis hermanas desconfían de mí. Mi madre cree que he perdido el juicio. En la embajada empiezan a sospechar de mis movimientos erráticos… Fallé a la liga tanto como estoy fallando a la isla y al mundo humano. Estoy en el punto de mira.. - Le necesitaba - Necesito que tú confíes en mí, Bruce… tanto como yo confío en ti. Protégete, haz lo que creas preciso sin maltratarle… Podemos buscar alternativas, llevarle a un punto neutral, a la Atalaya… Así podré relevarte en turnos de vigilancia si es preciso, implicarme yo también… Y en el instante en el que tengas la mínima prueba y sospecha de su descontrol, yo estaré de tu lado. Esta vez si- Los ojos de Diana rogaban por un poco de comprensión.

Apoyó una mano sobre la mejilla del gothamita, tratando de proporcionarle calor - Se te está olvidando algo importante… Tú has perdido mucho por Kal-el… pero yo he perdido dos veces a Bruce y no voy a permitir que se repita - Todas las emociones de Diana se disiparon tras esas palabras y pasaron a un gesto determinado y decidido de pura convicción. - Aunque no estemos de acuerdo-

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MensajeTema: Re: Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]    Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]  Icon_minitime2nd Marzo 2023, 00:43

Mal que me pese, toda ésta situación está sacando lo peor de mí. Estoy permitiendo que las emociones me dominen, y no puedo evitar que la furia riegue mi tono ante su intento de chantaje emocional.

- Los sentimientos que la Diana de mi mundo albergaba hacia mí no le molestaron en lo más mínimo a la hora de permitir que Clark me rompiese la espalda, o me torturase.

Mal. Fuera de lugar. No es la misma persona, pero precisamente por eso debe comprender que las circunstancias no son las mismas.

Mal de todos modos. Mal. No puedo permitir que las emociones me nublen la razón. Tengo que serenarme, así que me obligo a mí mismo a escuchar el resto de su mensaje sin volver a interrumpirla. Se merece al menos ese respeto, considerando que podría haberme derrotado con facilidad y ha escogido la vía del diálogo en su lugar.

Y, en el transcurso del mismo, me fui dando cuenta, poco a poco, de lo mucho que me había equivocado con ella. Hasta el punto en el que ya ni siquiera pensaba en responder, porque no habría sabido cómo hacerlo. Lo único que pude hacer fue apartar la mirada de la suya, experimentando el peso de mis equivocaciones, un peso amargo que servía como recordatorio de la pesadilla en la que llevaba años inmerso, una pesadilla que me había pasado factura a todos los niveles, tanto física como emocional y psicológicamente. No podía pretender que era el mismo Bruce de aquél universo, el mismo que ella había perdido, porque no lo era, y cualquier otra asunción sería falsa. Ningún hombre o mujer podría haber pasado por lo que yo pasé y salir indemne.

Finalmente, opté por la única acción que podría, quizás, arreglar el agravio cometido. Me despojé de la máscara, del murciélago. Diana se merecía aquella deferencia, pero no era el único motivo. El murciélago... el murciélago no podía ser vulnerable. Bruce Wayne, sí.

- Ha pasado tanto tiempo... -musité, avergonzado, apretándome el puente de la nariz como una manera de recordarme mi propia humanidad-. Había olvidado ésta faceta tuya... -alcé la mirada para encontrar la suya, tan vulnerable como la mía... azul contra azul-. La mujer que, aún siendo la mejor guerrera que he conocido... siempre busca fomentar la paz...

Era cierto. La Diana de los últimos tiempos que yo había conocido habría destrozado el avión hasta la última tuerca y no habría parado hasta someterme, pero esa no era la auténtica Diana... La increíble mujer que tenía ante mí.

Apoyó la mano en mi mejilla, ahora descubierta, y yo reafirmé el contacto al colocar mi mano enguantada sobre la suya, sintiendo su calor.

- He olvidado muchas cosas... -asentí, cerrando los ojos-. Perdí a tanta gente en mi mundo, víctimas de una guerra sin sentido, que olvidé... que también te perdí a ti...

Suficiente. Merecía que tuviera éste gesto con ella, pero no puedo permitir que se extienda demasiado. Me siento incómodo. La sensación de pérdida de control, de vulnerabilidad, es... desagradable. Casi puedo notar cómo todas mis defensas se levantan de nuevo. Mi mano se demora sobre la suya un segundo más del tiempo necesario, pero termino separándola de mi rostro con suavidad para volver a ponerme el casco. El azul desaparece tras la implacable e inexpresiva mirada del murciélago.

- Tienes razón -digo únicamente, con sequedad-. Debería haber planteado todo ésto de un modo muy diferente. Me he dejado llevar por mis emociones. Ha sido un error que no suelo cometer. Me temo que ver a... ver a Clark... me ha hecho revivir demasiadas cosas.

No añado más. Quienes me conocen saben que no soy dado a los grandes discursos, pero saben también que tampoco suelo admitir mis errores. Seguramente Diana sabrá reconocer ésto por lo que realmente es.

- Está bien, lo haremos a tu modo. Lo llevaremos a la Atalaya y cuando hayamos resuelto éste problema nos ocuparemos de resolver lo que está ocurriendo en Themyscira.

Un problema cada vez. Orden. Control. Ésto sí me hace sentir confortable.

Me alejo unos metros para usar el intercomunicador con J'onn J'onzz, pero me giro levemente para añadir algo más...

- Y Diana... Gracias... -digo antes de darle la espalda.

...por hacerme recordar.

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MensajeTema: Re: Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]    Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]  Icon_minitime24th Abril 2023, 01:29

El eco de una desagradable voz conocida se esparcía como una enfermedad por cada resquicio de su mente comatosa. Luthor le hablaba sin cesar durante su estancia en el hospital y su discurso se había enquistado en su subconsciente hasta convertirse en un constante ruido blanco que lo atormentaba sin descanso. Su diálogo repetitivo siempre trataba de lo mismo: El triunfo que le suponía la destrucción del mundo que él amaba, su victoria contra Superman, todo el daño que planeaba causar de manera desmedida e injustificada, pero satisfactoria, ahora que había solventado el último de los obstáculos que le había impedido el vertiginoso ascenso sobre lo divino y lo humano.

La imaginación es poderosa cuando los sentidos dejan de estar sobresaturados por los estímulos.

Hacía ya mucho que sus sentidos permanecían atenuados de un modo que al principio le había resultado insoportable, hasta que a fuerza de experimentarlo se convirtió en obligación. Cosas sutiles, al principio, como olores, y sonidos muy tenues. Sus ojos veían cada vez menos lejos, como si el mundo se alejara poco a poco, hasta emborronarse. El día más espantoso de todos, se hizo el silencio.

Ese día, Kal´El comprendió por primera vez la trágica experiencia que suponía quedarse sordo. También ciego. Lo que significaba para la gente la experiencia de envecejer, deteriorarse, degenerar.

En aquel vórtice de pesadilla que era su inconsciente enturbiado por los sedantes, esos sueños comenzaron a cambiar. Su respiración se volvió entrecortada, a medida que los efectos de los fármacos desaparecían de su organismo. El peso de las pesadillas se desvaneció y su subconsciente se llenó de voces conocidas. Voces que escuchara en el pasado, tan presentes en su día a día que le resultaba imposible no responder a su llamada. Trataba de seguirlas, pero reverberaban, y él ya no sabía de dónde provenía ese sonido que lo atraía como un canto de sirena.

Deseaba con tanta fuerza que fuera verdad, que en el fondo de la oscuridad se hallaran esas caras conocidas, que sintió que su cuerpo temblaba de emoción. Y revitalizado por esa esperanza, se vió a sí mismo avanzar en la negrura dejando atrás el miedo que había experimentado y que temía que le siguiera al despertar.

[---]

En el tiempo de Superman, pocas eran las preocupaciones que asaltaban a sus compañeros respecto al hombre de acero. Era invulnerable a la mayoría de las cosas que a ellos les habrían supuesto un problema. Estaba la Kryptonita, desde luego, pero mas allá de ese venenoso material, nunca habían tenido qué temer. Cosas como el vacío del espacio, la falta de oxígeno o el clima no suponían ningún impedimento.

Pero eso era en el tiempo de Superman.

El hombre que estaba ahora postrado en la camilla estaba muy lejos de poder ostentar el nombre que la humanidad le había concedido. Así que mientras sus otrora compañeros tenían ese accidentado encuentro marcado por viejas emociones y nuevas heridas, no fueron conscientes de que el anciano había comenzado a tiritar, presa del mortal frío antártico. Su aliento dibujaba densas estelas blancas en el viento helado, sus labios y dedos comenzaron a mostrar una suave coloración azulada.

El signo más notable de la evidencia se sucedió cuando su mandíbula comenzó a castañetear sin control, provocando los chasquidos del entrechocar de dientes.

Su tiempo para decidir se acababa... y también el de Kal´El.
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MensajeTema: Re: Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]    Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]  Icon_minitime1st Junio 2023, 01:20

Diana trataba de organizar los pensamientos caóticos que se arremolinaban en su conciencia para permanecer estoica ante la terrible mala decisión que su amigo estaba a punto de cometer. Le observaba con frialdad responder con un golpe injusto,  tratando de defenderse y justificar sus actos como un crío al que pretendían arrebatar su juguete favorito. Debió sufrir mucho más de lo que le contó y de lo que nunca sería capaz de reconocer en voz alta, pero no había cuantía de dolor que justificase la aberración que había intentado. Ni respondió a esa bajeza. Como única réplica frunció el ceño.

La amazona tomó aire antes de hablar y luego dejó escapar todos sus pensamientos. Si esa declaración no era suficiente para conseguir un atisbo de humanidad en aquel Batman, tendría otro problema más que resolver.

Contuvo el aliento mientras las manos de su amigo se dirigían al casco y en cuatro se encontró con aquel hermoso y dolido rostro humano liberó una bocanada de aire, con la que se escapó todo el alivio. Sus hombros se relajaron, su sonrisa y su mirada también. Observaba esos potentes ojos azules con todo el cariño que le profesaba, sintiéndose recogida y respaldada. Sintió una conexión que pensó que había tenido que enterrar, dos veces. Le acarició con el pulgar justo antes de que retirase su mano y volviese lo más frío que había en ese gigantesco trozo de hielo: el murciélago.

Siempre le pareció que esa habilidad de dividirse y despersonalizarse debía ser algún rasgo psicológico que rozase lo patológico, pero hacía enormes esfuerzos por ponerse en su lugar. Al fin y al cabo él estaba sometido a la misma presión que Kal-el o que ella, con la única diferencia de que era el único que no representaba un poder divino en un plano terrenal. Resultaría terriblemente cómodo hablar de las carencias de Batman sentados en nuestros inmensos tronos de inmunidad.

Así que simplemente lo agradeció con una reverencia desde el cuello acompañada de la mayor sonrisa honesta que se había permitido desde hacía mucho tiempo. Esos segundos, aunque breves, representaban lo que en el fondo de su corazón Bruce más atesoraba, su identidad y su humanidad, en conjunto. Y había reunido el coraje para hacerlo en lo que seguramente sería el momento más decisivo de su vida, teniendo en cuenta su pasado con Kal-el.

Se había permitido un momento de humanidad, había reflexionado sobre las palabras que la princesa había derramado sobre él, había flexibilizado su opinión, reconocido sus errores y accedido a llevar el plan a cabo acorde a su propuesta.

- Y Diana... Gracias... -

Definitivamente no podía hacer más. Ese Bruce le recordaba mucho al de su mundo, pero con cicatrices mucho más profundas. Por lo que había podido comprobar, este también se sentía lo suficientemente incómodo con sus emociones como para no querer quedarse más de dos respiraciones en cualquiera de ellas. La amazona abrió la boca, quiso explicarle que sus emociones no eran el problema. Que su humanidad era maravillosa y jamás podía ser el centro de sus problemas… Pero aunque no fuese él del todo, le conocía. Sabía que eso caería en saco roto. Un hombre no llega tan lejos como Batman basándose en convicciones tan simples que pudieran estallarse con un discurso. Así que asintió un par de veces en la cabeza y en vez de explicar su punto se limitó a decir con sencillez - Siempre que lo necesites -

Una vez se dio la vuelta, hizo lo propio buscando el cuerpo envejecido del kryptoniano. La camilla había descendido por la rampa de abordaje de la nave hasta que la nieve frenó las ruedas, reteniéndole junto a la puerta del batplane. Batman se alejó para usar el comunicador y la amazona se acercó con pasos lentos que la hundían en el blanco suelo. De camino hizo un par de amagos más de retirarse la sangre del rostro mientras pensaba en todo lo ocurrido. Ahora que la situación estaba tranquila el dolor era más intenso.

Tranquila, o eso parecía hasta que escuchó el castañeo de dientes y vio cómo la blanca barba a juego con el entorno temblaba, así como todo su cuerpo. Los ojos de la guerrera se abrieron más de la cuenta, incrédulos. - ¡BRUCE! - Reaccionó con un grito mientras acortó distancias de golpe de un solo salto hasta ponerse junto al alien.

Le analizó de arriba a abajo, tocó su rostro, miró sus dedos azules.

Superman estaba… temblando.

Tragó saliva y agarró la camilla de su estructura, subiendo la rampa hasta llegar a una zona más abrigada, donde aún pudiese darle la luz del sol. El ruido pesado metálico invadió la cabina de control de la nave. - ¿Kal-el, me oyes? ¿Clark? - La griega reaccionó rápido, abriendo cada compartimento que encontraba buscando cualquier cosa que pudiese ayudarle a mantener el control de su amigo, ahora despierto. Estar cerca de Batman era tener la certeza de que una uvi móvil te acompañaba.

Estaba convencida de que el murciélago tenía algún invento mejor en algún sitio, pero se conformó con lo que pudo encontrar dentro de lo que ella ya sabía usar. Tras desvalijar los compartimentos se hizo con una manta térmica y sacos de calor instantáneo. Soltó todos los paquetes sobre la silla del piloto y colocó al héroe bajo la luz directa del sol, acto seguido lo primero que hizo fue retirar la sábana y sacudirla un par de veces con la suficiente fuerza como para que quedase casi seca por completo. Volvió a envolver a su amigo con ella y rápidamente empezó a abrir los paquetes de calor, doblando la chapa metálica que los activaba. Depositó uno sobre cada ingle y varios repartidos por su torso. Era consciente de que la hipotermia se llevaba a cabo cuando el cerebro consideraba que los órganos vitales más esenciales no tenían suficiente calor, así que se centró en esa parte sobre todo. Cuando terminó abrió el plástico que contenía la manta térmica con los dientes y empezó a desdoblar los ridículos cuadraditos que la formaban. Extendió sobre la figura de su amigo la gran tela metálica, dejando el lado dorado hacia fuera y el plateado hacia dentro para que le resguardase del frío y le ayudase a mantener y aumentar el poco calor que le quedase en el cuerpo. Buscó una de sus manos y la envolvió con las suyas, haciendo movimientos suaves que favoreciesen la circulación, dejándose acuchillar la piel por lo fríos que estaban sus dedos.

Su propio corazón galopaba desmadrado y una extraña sensación de urgencia invadió sus emociones cuando le vio tan afectado por un clima del que antes ni siquiera hubiese llegado a percatarse.

Respiró hondo de nuevo, debía mantener el corazón bajo control si quería ser de utilidad.

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MensajeTema: Re: Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]    Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]  Icon_minitime14th Junio 2023, 00:40

Y, entonces, sucedió algo fascinante que ayudó a clarificar las mil hipótesis y teorías que venían circulando por mi cerebro desde que habíamos encontrado a Clark: el frío le estaba afectando.

A aquellas alturas había transcurrido el tiempo suficiente como para que la kriptonita no fuera un problema. Ya debería haber iniciado al menos el proceso de recuperación, incluso en su debilitado estado.

Aquello sólo podía significar una cosa: no se trataba simplemente de un kriptoniano envejecido, ni podíamos achacar su apariencia únicamente a la kriptonita. O quizá sí, pero si así era, debía de llevar expuesto a ella durante un período de tiempo considerable. He visto cómo le afecta la kriptonita, y desde luego no es así, pero quién sabe qué podría resultar de una exposición de meses, o incluso años... La conclusión más plausible que podía sacar era que, por la razón que fuera (no podría estar completamente seguro hasta un análisis exhaustivo), Kal-el había perdido sus poderes. Ahora era humano. Y eso simplificaba las cosas.

El kriptoniano ya estaba en la cabina del avión donde le había colocado para llevármelo. Bastaría con cerrar la escotilla y encender la calefacción, pero, aunque sería rápido, podría llevar un tiempo crítico en el estado en el que se encontraba Clark. No había podido anticipar aquello, por lo que se había llevado demasiado tiempo expuesto a las inclemencias del tiempo. Pero había algo que podía hacer para acelerar el proceso: encender la calefacción antes de bajar la escotilla.

El contacto del gélido aire frío con el intenso calor que emanaba del dispositivo generó una vaharada de vapor caliente que permaneció dentro de la cabina cuando sellé la escotilla, caldeando rápidamente el interior como si de una sauna se tratase. Anticipando que el calor se volvería pronto insoportable, comencé a despojarme de las piezas de la armadura y comprobé las constantes vitales del anciano. El improvisado remedio junto con la rápida reacción de Diana habían salvado la vida del kriptoniano.

Cuando Kal-el finalmente despertó, se encontraba instalado en una cómoda cama de hospital en la Atalaya, con todas las atenciones necesarias. Me había dado tiempo incluso a realizar los análisis preliminares que confirmaban mi teoría acerca de la inocuidad del kriptoniano, por lo que mis temores se habían calmado. Además, a diferencia de lo que había sucedido en mi universo, tenía a Diana de mi lado.

- ¿Cómo te encuentras? -inquirí, con la garganta reseca.

Aún me resultaba difícil de creer, y sobretodo asimilar, que me encontrara hablando con él después de todo lo que había sufrido a sus manos en mi lugar de origen. Podía hacerme una idea de lo mucho que debía de haber sufrido aquél Superman, pero fui absolutamente incapaz de formular nada más. Simplemente me quedé allí, mirándolo con expresión neutra bajo la máscara del uniforme que me había vuelto a poner, esperando a que Diana, como siempre, se encargara de la parte más difícil.

Kal-el y ella siempre fueron mucho mejores que yo.

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MensajeTema: Re: Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]    Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]  Icon_minitime27th Junio 2023, 18:46

En aquella turbia niebla negra, sintió el aguijón helado en la carne. Se dejó abrazar por la densa y apaciguante sensación. Parecía flotar, cada vez más poco a poco. O puede que hiciera tanto que no podía volar, que deseaba pensar que era algo similar. Su cuerpo temblaba con violencia, pero en el interior de su conciencia, parecía a punto de encontrar alivio a los pesares que habían sacudido al Kryptoniano en su última época. Una época llena de desdichas, impotencia y dolor. Llena de Lex Luthor.

Pero también, llena de algo que nunca se arrepentiría de haber experimentado. La valiosa sensación de perdonarse sus propias imperfecciones.

Por un instante, creyó cobrar conciencia. Tal vez fuera eso de lo que la gente hablaba cuando los profesionales de la salud mencionaban “Las últimas fuerzas”. Un hecho relacionado con el trascendente momento en que el hombre por fin dejaba escapar su último suspiro.

En la linde de su mirada enturbiada por una inmensa película blanca, tal vez cataratas, sintió aquel firme agarre en su mano. Tan fuerte que creyó que sería capaz de arrancar su alma de su cuerpo. Escuchó una voz de mujer. Una voz que le llamaba. Tal vez, presa de un último y hermoso delirio que le trajeran sus propios recuerdos.

- Lo...¿Lois?...- susurró apenas preso de una terrible ronquera. Sus ojos que no miraban hacia ningún sitio se llenaron de lágrimas. - Te quiero, Lois...- farfulló antes de aferrarse a esa mano, con las exiguas fuerzas que le quedaban.

Y embriagado por una nueva sensación de calor que le invadió el cuerpo, sintió que por fin estaba preparado para dejarse ir.

[----]

Una noche con sueños. Era todo lo que había deseado en su última época, antes de que el reloj moviera sus manecillas y el calendario sus hojas a merced de la potente medicación a la que le sometían. A veces tenía pesadillas.

Nunca sueños.

Pero hoy si. Sumido en el mundo onírico, sintió el dulce calor del sol en su piel. La luz dorada y revitalizante era tan fuerte que le obligaba a entornar los ojos bajo la montura de las gafas de pasta que Ma le había dado para que pudiera vivir el hombre tras la leyenda.  Sujetaba la puerta de cristal de un edificio coronado con el inmenso globo terráqueo del “Daily Planet”, que giraba y giraba en una órbita hipnótica. La mujer más valiente que había conocido salió en tropel a través de la puerta, acompañada por el joven Jimmy Olsen.

Al pasar al otro lado de la puerta, se encontró en la inmensa sala de la Atalaya. Todos sus amigos sentados en torno a la mesa. Les escuchaba charlar. Reír. Se asomó a través de la ventana y pudo ver el universo entero en aquella pequeña cristalera. Todos los planetas que alguna vez había visitado, parecían saludarle en la lejanía. Pero en la parte mas próxima, se alzaba espectacular la tierra, a la que tanto había amado.

Dejó escapar un pacífico suspiro, como no recordaba haber dado jamás.

Y le invadió la mejor sensación de todas, al tener la certeza de que había vuelto al hogar.

[----]

- ¿Lois?

Vió sus poderosas facciones por separado. Su mirada estaba llena de preocupación. Sus labios estaban curvados por la urgencia de sus palabras. Las cataratas de sus ojos se  despejaron poco a poco y le permitieron por fin contemplar con nitidez un rostro que creyó que no volvería a ver.

- ¿Diana? - preguntó sin poder creerlo, dejando que la revelación le impactara por completo.- Diana...- Era ella. Su mirada limpia. Sus bellas facciones. El atemperado timbre de su voz. - ¡DIANA! - exclamó, y de algún modo, las fuerzas parecieron regresarle, cuando la envolvió con sus brazos, en un abrazo débil, pero sincero, incapaz de creerlo.

La parte inmediata de él, que habría estado en guardia tras sucumbir a varios engaños de sus enemigos no respondía. Puede que, incluso si se trataba de más sueños, los necesitara.

- Diana... pero... ¿¡Como?! - incluso bajo su desaliñada barba se adivinaba su sonrisa honesta. Una voz contenida y seca le llamó la atención hacia el otro lado de la sala. El murciélago le miraba, distante, a través de su negra capa. Pestañeó varias veces, para convencerse a sí mismo de que sin duda era a Batman a quien veía. - ¿Thomas? - preguntó de nuevo, sin poder creerlo. Aquello era tan vívido. Hasta creía ser capaz de identificar las sensaciones de su cuerpo.- Thomas, ¿Eres tú?

Y sin embargo...

¿De donde procedería esa extraña y desconocida sensación?...

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MensajeTema: Re: Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]    Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]  Icon_minitime28th Junio 2023, 00:37

Es bastante ridículo, supongo. Que después de todo lo que ha pasado, todo lo que he vivido, aún esperara... No sé lo que esperaba. Pero había en mí cierta expectación al verle abrir los ojos. Rescoldos del afecto que existió una vez. Anhelo, quizás, de volver a encontrar al amigo que perdí. ¿Cómo de loco debo estar para ser todavía capaz de experimentar algo así frente al hombre que asesinó a tantos seres queridos, que fue el responsable directo de la muerte de Alfred, que me partió la espalda y me torturó de manera implacable? Pero había algo... algo del antiguo brillo del que una vez fue mi amigo. De esa cálida y sencilla ingenuidad repleta de afecto al mirar a Diana, desprovisto de la frialdad carente de emociones de la carcasa en que se había convertido. Es gracioso... Siempre me burlé de esas emociones, cuando lo cierto es que siempre admiré ese lado tan humano suyo. Esa humanidad que parece haber muerto en mí.

Le observé manteniéndome en segundo plano mientras abrazaba a Diana, experimentando esa extraña mezcla de emociones que no supe identificar, entre las que se encontraba la continua y familiar sensación de estar fuera de lugar, de no pertenecer a aquella clase de escenarios tan felices y repletos de afectividad.

Y, entonces, me miró. Y cuando pronunció aquél nombre fue como si me hubiera golpeado de pleno. Los ojos se me agrandaron bajo la máscara, y abrí la boca sin llegar a decir nada. Me quedé allí, impactado y boquiabierto como un pez fuera del agua, hasta que, al final, me di la vuelta y abandoné la habitación cerrando la puerta tras de mí.

El corazón me latía desbocadamente en el pecho cuando me retiré la máscara para inhalar profundamente y tranquilizarme. ¿Por qué había pronunciado el nombre de mi padre? ¿Cómo había podido confundirme con él? Clark nunca había conocido a mi padre. Pero éste era un Clark distinto, envejecido. ¿Y si éste Clark...? ¿Y si la solución al asunto de su edad era mucho más sencillo que todas las hipótesis que me había estado planteando? ¿Y si éste Clark no era el mismo que había abandonado el planeta para ir a recargarse al sol? En Omega todo era posible, yo mismo era prueba de ello. ¿Y si ésta era una versión envejecida de un distinto tiempo y lugar que había llegado a conocer a mi padre? ¿Mi padre? ¿Con mi uniforme? ¿Cómo...? ¿Cómo podía ser?

Estaba lívido, pero, por fortuna, sería difícil de distinguir bajo la máscara. Me la puse de nuevo, haciendo todo lo posible por recuperar la serenidad. No podía permitirme aquello de la misma manera que no podía permitirme el arrebato de sentimentalismo de antes. No podía olvidar que siempre existía la probabilidad de que todo fuera una trampa. Que aquél fuera un señuelo enviado para atacarme en mi lado más vulnerable. Tenía que mantener la cabeza fría, y, con ésta idea en mente, regresé a la habitación y miré directamente al supuesto Clark, sin vacilar.

- ¿Por qué has mencionado el nombre de Thomas? ¿De qué conoces a mi padre? ¿Quién eres y quién te envía? -pregunté.

Y, por supuesto, la voz no me tembló en lo más mínimo.

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MensajeTema: Re: Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]    Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]  Icon_minitime24th Agosto 2023, 15:25

El nombre de Lois atravesó los tímpanos de la guerrera con calidez y algo de alivio. Si había pensado en ella, si había una mínima opción de que su último aliento fuese dedicado a la periodista, había una conclusión evidente: Lois seguía viva en su universo. No era el Superman del que Batman tanto le había advertido. Podía relajarse, aunque sabría que no lo haría. No soltó el agarre de su mano hasta que estuvo estabilizado en La Atalaya. Le acarició la mejilla y le acompañó en su sueño.

—-------

Pasó un tiempo y se negó a despegarse de él. Descansada reposada a los pies de la cama sobre sus propios brazos hasta que percibió que despertaba. La repetición del nombre de la mujer castaña hizo que alzase el rostro y le mirase de nuevo - ¿Kal-el…? - se acercó a él y cuando le tuvo más de cerca, viendo a esos ojos cansados y con cataratas, le sonrió. Los cuatro ojos azules se humedecieron cuando la reconoció. Ella no pudo evitar sonreír y permitir que su corazón se ilusionase. Deslizó los brazos bajo los del héroe y se estrechó en un abrazo delicado - Hola, Kal… - dijo entre risas cargadas de emoción. Le preguntó, por lo visto la Diana de su universo no había tenido tanta suerte como ella. - Ya habrá tiempo para ponernos al día, ahora tienes que descansar - Se separó dejando una caricia en su debilitado bíceps y se giró dejando a Batman en el foco de la visión del Kryptoniano, dejando una mano apoyada en su hombro.

Sin embargo, otro nombre llegó a sus oídos para causar más revuelo que el anterior. Resonó por la sala como unas trompetas de guerra, incluso Diana pudo sentir que Batman lo había percibido como una amenaza. Sus ojos se congelaron en un gesto desencajado, su mandíbula entreabierta volcó una bocanada de sorpresa hacia la nada. Escuchó la puerta abrirse y vio desde la periferia de su visión que el murciélago abandonaba la sala. Y de nuevo, la puerta se cerró.

Eso es lo que la Liga había sido desde su aterrizaje en este mundo, un conjunto de puertas cerradas, complicaciones, pérdidas y dolor que no parecía que fuese a cesar nunca.

Giró el gesto desencajado y con sorpresa hacia el anciano - En tu mundo… ¿Thomas era…? - Se llevó una mano a la boca tratando de contener la sorpresa. La situación se había complicado todavía más. Las premisas del universo de origen de Bruce asentaban unas bases muy dolorosas como para que permitiese la cooperación con otro Superman. Y por si fuera poco, este nuevo kryptoniano había mencionado una de las cosas que más le importaban. Tal vez lo que más. Su razón de ser. - Sé que es injusto… tengo que pedirte especial paciencia con él. En su mundo, tú…- Y la puerta volvió a abrirse. Tragó saliva y cerró los ojos con dolor cuando escuchó las preguntas acusadoras del estadounidense.

Suspiró, buscando la decisión más sabia.

Una vez más se veía obligada a templar las aguas entre ellos dos. Por lo visto hay cosas que no cambian ni entre viajes multiversales. Una parte de ella se sentía cansada, pero otra se encontraba cómoda en esa función mediadora que siempre debía ejercer dentro de la trinidad. Se ausentó por un instante del momento presente pensando en cuál sería el movimiento más inteligente. En cómo podría hacerles entender que debían hablar con el corazón. ¿Cómo hacer que Bruce confiase en las palabras de Kal-el? ¿Cómo hacerle entender al kryptoniano que estaba a salvo a pesar del comportamiento del murciélago?

Y entonces lo vio, descansando sobre el cinturón de su cadera.

Con un movimiento lento, lo desprendió y dio dos vueltas en torno a su mano. No abrió la boca para pedir permiso, pero la lentitud con la que se movía era suficiente petición de consentimiento y dio tiempo suficiente para que interrumpiesen la acción si no se sentían bien con ello. Tendió un par de vueltas en torno a los nudillos cansados del anciano alien. Luego alargó un par de pasos hasta estar frente al murciélago. Dijo que estaría de su lado y así lo estaba demostrando. Rezó para que comprendiese que ese gesto era beneficioso para todos. Para la trinidad. Para el mundo.

Como pequeño gesto de confianza, a Bruce le tendió el lazo para que lo cogiese él mismo. Un detalle, algo insignificante, pero que esperaba que fuese detalle suficiente para que el mejor detective del mundo comprendiese la situación. El lazo de la verdad comenzó a brillar y su fulgor recalcó las lágrimas que se arremolinaban en los ojos azules de la princesa - Este trío ya ha sufrido suficiente por el orgullo - dijo mirando a Batman - la corrupción… - dijo mirando a los pies bajo la sábana, pensando en el Superman descontrolado y malvado - y la suerte… - dijo conectando la mirada con la de su viejo amigo recién llegado. - La suerte ya está echada, pero podemos hacernos el favor de ser sinceros y, si vamos a tener problemas entre nosotros, que al menos sea por lo que verdaderamente dicta nuestro corazón…- Suspiró.

Y allí esperó paciente, de pie entre sus amigos como tantas veces había estado, sintiendo la conexión del lazo de Hestia entre los tres, unidos por algo más que la fe o la amistad, dispuesta a desnudar su verdad y su realidad con tal de recuperar la confianza que siempre les había mantenido unidos.

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MensajeTema: Re: Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]    Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]  Icon_minitime18th Septiembre 2023, 02:46

La difusa neblina se aclaró permitiéndole observar con mas nitidez de lo que había podido en los últimos meses. El reconfortante rostro de Diana, límpido y lleno de esa templanza incomparable que había permitido su colaboración en el pasado, hasta que...

Devolvió la mirada hacia el cruzado de la capa tratando de encontrar los resquicios del hombre que un día le salvó la vida. Batman mostró una expresión que no recordaba haberle visto  jamás. No era sorpresa lo que reflejaba. Ni incredulidad. Era shock. La confusión no dejó de aumentar, cuando salió de la habitación y Clark retomó la conversación con la amazona.

Su expresión también parecía desencajada. Sintió un vértigo extraño y una palpitante sensación en las entrañas. La culpabilidad le atenazó durante un instante, sin estar seguro de dónde provenía. ¿Acaso había cometido algún error? ¿Cómo podía tener una impresión tan clara de que había hecho algo malo, si ni siquiera tenía idea de qué es lo que sucedía? y a pesar de todo, ahí estaba. Algo en cada una de las fibras de su ser le transmitía una sensación de alerta. Algo no estaba bien, pero era incapaz de comprender qué.

-En tu mundo… ¿Thomas era…?

- Diana...no... no lo entiendo.- una violenta tos le obligó a cubrirse los labios con la mano. Los últimos rastros del Kryptohelium aún cosquilleaban sus pulmones desde dentro.  - ¿Mi mundo? - Cuando consiguió aclarar la voz de nuevo, miró hacia la puerta y de nuevo a Diana. - Si... Si ese no es Thomas. ¿Quién es? - incluso en ese estado de lentitud perpetua, sintió bullir la cabeza. Las posibilidades le asaltaron como si se librara una batalla campal sin cuartel en sus pensamientos. La amazona pudo ver entonces que en aquellos ojos hundidos se dibujaba una expresión tan atípica de él, como la que Batman había tenido unos segundos atrás. En los ojos del Kryptoniano había miedo. - Diana... ¿Quién es?

Las viejas herramientas que en su día le ayudaran a comprender a todos los que le rodeaban se habían ido apagando. Pequeños microgestos en sus narinas o sus pupilas, sus lenguajes corporales más sutiles, el cambio en sus aromas, temperaturas, y latidos del corazón. Tal vez si aún conservara todo eso se habría dado cuenta de lo que descubriría, con horror, unos momentos después, cuando Batman volvió a entrar en la sala. Porque cualquier persona, incluso en su actual estado de decrepitud, sabría distinguir la voz de un amigo.

La de aquel hombre no lo era...

Aunque sí compartía con Thomas su severidad, su obstinación y su carácter inquisitivo.


Cuando sus peores sospechas se confirmaron, aquella nota disonante encajó y se dió cuenta de porqué tenía esa inagotable sensación de que algo no estaba bien.

Era él.

Era Kal´El quien estaba fuera de lugar.

En un mundo que no era suyo, junto a unos amigos que tampoco lo eran.

El peso de esa revelación le dejo sin palabras, ni fuerzas. El sutil halo de esperanza que había prendido en su interior titilaba, incapaz de saber si podría resistir el impacto tempestuoso de esa realidad. Sus manos se deslizaron sobre su regazo y su espalda se desplomó de nuevo en la montaña de almohadas que lo mantenían ligeramente erguido. Su respiración se volvió profunda y pesada. No encontraba la manera de empezar a articular palabra.

Quería preguntar y entender. Quería comprender qué perverso giro de los acontecimientos le había arrebatado de un miserable final que había aceptado para encararle con esas nuevas versiones de unos amigos por los que habría dado la vida y a los que ni siquiera podía reconocer. Toda la circunstancia le pareció de una crueldad inimaginable. Sin poder evitarlo, sus pensamientos se dirigieron a la fuente primaria de sus desdichas, en lo que creyó de verdad que sería su final.

"Lex, si eres tú quien está haciendo esto... A mis ojos dejaste de ser humano hace mucho, pero debes saber que no creí jamás que tu crueldad llegara a superar a tu ambición."

Sólo el estímulo de un tacto peculiar, pero conocido, le sacó de su espiral descendente. Sobre su ajada mano, dos vueltas del firme trenzado del lazo de la verdad se acomodaron en torno a sus nudillos. Levantó la vista, dejando que la amazona le trajera de nuevo a ese presente. Tanto si era suyo, como si no. Se reafirmó en las palabras que Diana compartió. Incluso si ella no era la mujer que conocía, creía ser capaz de entender el motivo de su gesto. No sólo les exponía de la manera mas honesta posible, si no que de algún modo, les conectaba. Ella siempre había tenido ese efecto sobre ellos. Siempre parecía saber lo que era necesario hacer, para evitar el desastre.

Fijó sus agotados ojos azules en la inerte expresión del cruzado de la capa, antes de entreabrir los labios, y permitir que el cálido fulgor del lazo delatara que todo cuanto se disponía a contar era verdad.

O al menos, su verdad.

- Yo... lo siento mucho. Es que creí...- le interrumpió una tos mas ligera, que prolongó para que le permitiera relegar el cosquilleo durante el tiempo que durara su intervención. -Creí que eras Thomas. - no pudo evitar que el dolor se transmitiera a través de sus ojos azules. Siempre había querido creer que, aunque sólo fuera un poco, había sido capaz de conocer al hombre tras el manto de la noche. Si era así, dudaba mucho que Thomas Wayne le hubiera permitido en modo alguno heredar su cometido. Mucho menos portar su manto. Batman se había convertido en Batman llevado por el terrible dolor de una pérdida, y el Kryptoniano dudaba mucho que el que tenía frente a sí se hubiera originado de otro modo. Tal vez en el pasado, cuando había sido más inmaduro e inocente, habría albergado esperanza de que así fuera. -Conocí a Batman el día en que me salvó la vida. El gobierno no estaba nada seguro de mis intenciones por entonces, y aunque por mi parte no iban mas allá de ayudar en todo cuanto pudiera, supongo que el miedo siempre se impone. Así que decidieron capturarme, con fines de investigación. No debían ser los únicos que habían pensado en ello. Por entonces no conocía a Flash, ni a Diana, ni a Cyborg, ni a ninguno de los otros miembros de la Liga de la Justicia, pero ellos me conocían a mi, porque se presentaron en mi ayuda. Me liberaron. Después de ayudarme a escapar, me ofrecieron unirme a ellos. Fueron los primeros en comprender que nuestro mundo...- carraspeó, sintiendo la boca seca. - Mi... mundo... - decir eso en voz alta le resultaba tan extraño que no pudo evitar fruncir el ceño. Una ligera película acuosa se acumuló en sus ojos haciendo que el brillo del lazo se reflejara en ellos, mientras continuaba su historia. - y otros tantos derivados no habían sido si no resultado de un terrible accidente, causado por uno de los miembros de la liga. Barry Allen...cometió un error. - la comprensión llenó su rostro. Podía entender lo que había llevado a Flash a hacer una temeridad como aquella. Tal vez Batman sería capaz de entenderlo, incluso mejor que él. - Si esto no es una pesadilla, ni un delirio comatoso, o alguna manipulación... Nadie me ha enviado. No que yo sepa. Pero yo y mi mundo existimos a causa del fenómeno al que llamamos "Flashpoint". Allí mi nombre era Kal´El. Creo que al menos eso sí lo compartimos. - dejó escapar una breve y nostálgica sonrisa. Tal vez eso pudiera suponer un comienzo. - En ese mundo, yo fuí superman. - pronunciar aquellas palabras le supusieron un dolor sordo y su rostro se deformó durante un instante en una mueca que acompañó el sentimiento, que poco a poco de desvaneció. - Supongo que eso lo explica todo... Porqué tu no eres él...- desvió la vista hacia Diana y esta vez, no pudo evitar que sus ojos azules dejaran escapar un par de lágrimas. - y por qué tu aún sigues viva. - dejó caer de nuevo el rostro, sintiendo que el agarre en torno al lazo se hacía mas firme. La presión en el pecho aumentaba  y ya no quería, ni podía, postergarlo más. - Por favor. Necesito saberlo. ¿Qué tierra es esta?¿Qué le ha pasado a mi mundo?

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Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]  Empty
MensajeTema: Re: Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]    Rompiendo el Hielo. [Batman, Wonder Woman]  Icon_minitime23rd Septiembre 2023, 01:35

Una miríada de emociones tumultuosas se agitan en mi interior. La gente siempre presupone que no las tengo sólo porque no las muestro, pero no tienen ni idea de las tormentas que a menudo se revuelven en mis entrañas. Casi había llegado a reconciliarme con la idea de un Superman pacífico, y ahora...

Mi padre... ¿Batman?

Pero no podía ser... Batman... Batman nació como resultado de... de...

Reúno todos los conocimientos que he conseguido reúnir sobre las dos versiones de mí mismo que he llegado a conocer procedentes de distintos universos. Salvo ligerísimas variaciones, los tres habíamos pasado por experiencias similares que parecían irrevocablemente abocadas a suceder. La muerte de mis padres... Dick... Jason... La parálisis de Bárbara... Damian... Selina... Como si estuviéramos destinados a tomar los mismos caminos en nuestras diferentes vidas.

No es descabellado presuponer que ése Batman del que ha hablado éste Kal'El también tuvo un encontronazo violento con un criminal... Y puede que quienes muriéramos en esa realidad fuéramos mi madre y yo... Nunca había llegado a considerar que algo así podría suceder, pero tiene bastante sentido...

Mi mente está tan ocupada dándole vueltas a todas las posibles hipótesis, tan desesperada por saber... que no me doy cuenta de lo que está haciendo Diana hasta que la veo envolver los nudillos del supuesto Superman con el lazo de la verdad. Me quedo mirándola sin hacer nada. Hubo una vez, hace mucho, en que habría confiado ciegamente en su sabiduría ancestral. En que siempre parecía saber hacer lo correcto en cada momento. Pero eso fue antes de verla correr ciegamente a los brazos del Superman de mi mundo, abandonando cualquier asomo de sentido común, conciencia, dignidad o razón.

En cada uno de nosotros existe la potencialidad para hacer el bien y para hacer el mal. Si algo me ha enseñado mi experiencia es que ninguno de nosotros es infalible, y que ni siquiera las semi diosas son inmunes a las debilidades más terrenales.

Pero... si dejamos de confiar... Si dejamos de creer en las personas, entonces... ¿qué sentido tiene?

Ésta... no es mi Diana. Me salvo la vida en la India.

Aún así, es evidente la vacilación en mis ojos cuando se detiene ante mí interrogándome con la mirada.

Hasta que veo las lágrimas en los suyos y algo se agita dentro de mí.

Recuerdos de todas las veces en las que Diana estuvo ahí para mí... y yo para ella.

Antes de... Antes de todo...

Extiendo la mano con lentitud, recogiendo el extremo que la semidiosa me brinda. Al momento, un fulgor dorado recorre la nívea extensión, uniéndonos en un triángulo casi perfecto de tres vértices. Una extraña calidez se aloja en mi pecho ante la familiar escena, una que tantas y tantas veces se repitió en mi mundo y que ahora parece tan lejana...

Tres vértices de un mismo triángulo.

Tres amigos.

Nos gustaría que fueras el padrino.

¡Hey, mira eso! ¡El mejor detective del mundo está sorprendido!.

Ecos de alegrías y promesas lejanas. Mi puño se cierra con tanta fuerza en torno al lazo que el cuero de mis guantes cruje al contacto.

- Yo... lo siento mucho. Es que creí... Creí que eras Thomas-dice Superman, malinterpretando posiblemente mi reacción.

No digo nada, limitándome a escuchar con atención, el Lazo de Hestia sirviendo como garante de que todo cuanto dice es la total y absoluta verdad. Veo el dolor en sus ojos. Capto las vacilaciones en su voz. Entiendo su dolor.

Ha sufrido un gran pesar. Ha sido torturado. Ha visto morir a sus seres queridos y ha terminado en un universo que no es el suyo.

Exactamente igual que yo.

Agacho la mirada.

Kal'el ha planteado una pregunta, y sé que Diana me está observando, esperando que yo la responda. Levanto la cabeza.

- Supongo que estás al tanto de la existencia del multiverso, el conjunto infinito de universos que conviven entre sí -comienzo a explicar en mi característico tono neutro-. Dentro de la infinidad de posibilidades existentes, tenemos constancia científica de la existencia de 52 de éstas dimensiones. Los multiversos se forman cuando se altera o se viaja en el tiempo, o cuando se cambia la realidad, pues se crea una nueva línea temporal donde las cosas suceden de diferente manera. De esta forma, surgen diferentes ramificaciones de un mismo acontecimiento que no pueden ser destruidas, como sucedió en tu universo.

>>El 10 de marzo de 2018, los ordenadores de S.T.A.R. Labs detectaron un descenso brusco en el número de multiversos, junto con una huella de energía que sugería que, de alguna manera, las "paredes" metafóricas que limitaban los diferentes universos habían desaparecido, provocando que éstos colisionaran o se fusionaran entre sí, y generando una especie de onda expansiva que alcanzó a todos los demás. Es lo que ha terminado conociéndose como el fenómeno "Omega".

- Dicho fenómeno, en resumen, provocó una especie de colisión de universos que resultó en la fusión de los mismos, haciendo aparecer y desaparecer ciudades enteras, personas y civilizaciones.

Mi mente termina derivando, como tantas veces, hacia Selina...

- No tengo muy claro lo que ocurrió con las personas que coexistían en las diferentes dimensiones al fusionarse las mismas... Sé que sólo quedó una versión de cada uno de ellos, pero no sé qué ocurrió con las demás, si se desintegraron, desaparecieron o quedaron de alguna manera enterradas dentro de la personalidad dominante. Ignoro si los recuerdos de las otras vidas podrían terminar aflorando a la superficie... Por desgracia no he tenido demasiado tiempo para investigarlo desde mi llegada.

>>Ahora bien... No todos los universos se han fusionado en Omega. El mío tan sólo resultó afectado de manera tangencial por la onda expansiva.

- Mi nombre es Bruce Thomas Wayne -continúo, despojándome del casco con lentitud-. Hijo de Thomas y Martha Wayne. Cuando era pequeño, los vi morir tiroteados a la salida del cine, en el Callejón del Crimen, y en todos los universos que he conocido... soy Batman.

Mis ojos azules por fin se elevan para confrontar la mirada del anciano, ya sin asomo de ira o desconfianza.

- A la Tierra de la que procedo se la denomina Tierra 1. Ésta dimensión, antes de convertirse en el foco de la Colisión de Universos, estaba catalogada como Tierra Prima, o Tierra 0.


Mi mirada se demora durante más tiempo del necesario en la de aquella versión envejecida del hombre que tanto daño me hizo. Su mirada no es la misma. Ésta es la mirada de un hombre esencialmente bueno, que ha sufrido demasiado en la vida.

Conozco esa mirada. Una vez le perteneció a mi mejor amigo.

Nos gustaría que fueras el padrino.

El hombre que estuvo dispuesto a absorber en sí mismo la carga y el peso del recuerdo de las atrocidades que Joker me hizo cuando gozaba del poder de Mister Mxyzptlk para que yo pudiera salir adelante. Ni siquiera me lo dijo, y, durante mucho tiempo, no supe nada, aunque al final terminé descubriéndolo, y, aunque inicialmente me molestó que hubiera hecho algo así sin consultármelo primero, no tardé en registrarlo como lo que en realidad era: El mayor gesto de amor y sacrificio que nadie podría llegar a hacer por un amigo.

Sólo para... después...

Independientemente de lo que te digas a ti mismo en el futuro, quiero que recuerdes éste momento... en el que recurriste a la tortura por el bien mayor

No tiene sentido contarle eso. La clase de monstruo en la que se llegó a transformar en mi dimensión. A Diana sí se lo conté todo cuando estábamos en la Atalaya. La manera en la que su álter ego había traicionado todos sus principios y valores. Pero salta a la vista que éste hombre ya ha sufrido demasiado. Es un anciano, y aunque desconocemos el proceso exacto de envejecimiento kriptoniano en la Tierra y aún así es posible que me sobreviva... No merece sufrir más.

- En mi universo te hacías llamar Clark Kent. Eras... Siempre fuiste... mi mejor amigo.

Dirijo la mirada a Diana para hacerle entender que no debe decir nada más. Mi mano enguantada se aproxima para tomar la del debilitado hombre de la cama.

- Me gustaría... recuperar a mi amigo -musito, agachando nuevamente la mirada, sin darme cuenta de que el lazo de la verdad aún sigue enrollado en mi otra mano.

Le suelto, para coger una silla y acercarla a la cama.

- Háblame de mis padres, por favor... Has hablado de Thomas, pero no has mencionado a mi madre... Ella estaba... ¿estaba...? -a pesar de toda mi fuerza de voluntad, no consigo completar la pregunta-. ¿Cómo... cómo era mi padre?

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